
El periodismo de viajes es una especialidad informativa que está teniendo un gran éxito, tanto de público, de práctica profesional como de estudiantado de cara a su aprendizaje. Nada que ver con la redacción de guías turísticas o las recomendaciones puntuales de los conocedores de lugares interesantes (por otra parte dignísimas actividades); el periodismo de viajes es periodismo de verdad, fruto de la popularización del acceso a los desplazamientos de larga distancia como forma de ocio y de una mentalidad en aumento que reclama el acceso personal de lugares hasta el momento conocidos únicamente mediante la comunicación globalizada. El periodismo de viajes responde tanto a una demanda del público como a la intención de los profesionales de facilitar a este una información fehaciente de lugares geográficos como de realidades humanas que satisfagan la correspondiente necesidad de conocimiento.
Siempre ha sido así: la inclinación de los medios a la cobertura del acontecer de los fenómenos culturales de masas ha hecho surgir nuevas especializaciones: el periodismo deportivo o la crítica cinematográfica. Pero no siempre los nuevos abordajes periodísticos se convierten en formas excelentes de comunicación cultural o encuentran un público que comprenda su potencial como tales y les ayude a desarrollarse. El periodismo de viajes, en cambio, ha llegado rápidamente a revelarse como una expresión de algo que suele pasar inadvertido: el periodismo no sólo es una técnica informativa sino parte de lo que llamamos literatura.
El libro que aquí comentamos pone de relieve la complejidad de este asunto. Comenzando por el título: la portada reza “Periodismo y viajes” en lugar de “periodismo de viajes” para que el lector no caiga víctima del reduccionismo, puesto que la obra se presenta como un manual. La prevención es comprensible pero el texto es elocuente: lo que el autor, profesor de periodismo, investigador y pionero en la docencia del periodismo de viajes, nos muestra es, precisamente, la manera de poder estar a la altura de la dificultad que conlleva practicar un periodismo de viajes de calidad.
Santiago Tejedor es un docente empeñado en la innovación de la didáctica del periodismo. Director del departamento de Periodismo y Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Barcelona, lleva años introduciendo en el currículum materias como el uso periodístico de la web 2.0, la gamificación o el ciberperiodismo, y fundó el primer máster universitario en periodismo de viajes. Lo hizo en 2012 en la UAB, cuando sólo la Universidad de Sevilla ofrecía créditos en tal materia, gracias al espíritu pionero de Mariano Belenguer: los enterados le auguraron un curso de vida y ya va para los diez. Tejedor es a su vez un viajero empedernido que ha publicado obras sobre pueblos indígenas de América latina y lleva muchos años animando y guiando grupos de alumnos en periplos por lugares muy diversos del mundo, organizados en expediciones estructuradas como viajes didácticos y prácticos. Su visión y misión docente le ha hecho culminar toda esa experiencia en esta obra meritoria y singular.
“Periodismo y viajes” es un manual digno de tal nombre en el sentido que se aplica a la guía metódica para asimilar un conocimiento solvente. A un primer nivel, el lector hallará unos consejos basados en las experiencias más diversas de una multitud de especialistas, pero en realidad asistirá a un diálogo entre el autor y unos destacados conocedores del asunto que comparten generosamente sus experiencias. Son 38 escritores y periodistas cuyas declaraciones han sido procesadas por el autor en una combinación didáctica que permite mucho más que percibir impresiones personales: leer esta obra es sumergirse en un tapiz vivo que, siguiendo el ejemplo del liber mundi, transforma el signo en sentido y el símbolo en vida.
El diálogo es articulado por Tejedor –que aquí hace honor simbólico a su apellido—en esa trama de la que advertimos. No se limita a transmitir consejos útiles o experiencias provechosas sino que desarrolla un diálogo con todos los escritores y periodistas a los que lleva a las páginas del que brota el verdadero espíritu periodístico que se trata de comunicar. Y arrastra tras de sí al lector, quien no sólo se hará con una colección única de consejos, recomendaciones o incluso lecciones. Porque el diálogo simbólico aquí tejido tiene vocación didáctica y no se limita a empapuzar al lector como en los malos libros de autoayuda –que los hay buenos—sino que orienta su mirada hacia la cuestión fundamental: que el periodismo forma parte de la literatura y que, en tanto pertenece a este arte, es una rama de las humanidades que pretende revelar el potencial más noble de la condición humana.
El lector motivado por el periodismo de viajes hallará en este libro la mejor guía para afrontar ese impulso vocacional. Y verá que este manual no sólo resulta útil para los periodistas, sino para los antropólogos, los etnólogos, los geógrafos y los estudiosos de las más diversas disciplinas que abordan el ser humano. Es, en suma, un manual de humanismo práctico en acción al que el periodismo aporta la perspectiva y el arte de la pregunta pertinente. Si se desplaza el propósito metodológico se puede comprobar que la obra resulta ser mucho más que un prontuario de habilidades; es, en realidad, una introducción eficaz al arte de interrogar a la realidad y al interior de uno mismo. Porque viajar es ir al encuentro del ser humano bajo la aspiración de vivir un mundo más humano.
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¿Lo conocen? ¿Qué diferencia hay entre este y el de la autónoma?