Era un ataque planeado. A las tres de la madrugada, en una comparecencia televisiva que había sido grabada con anterioridad, comparecía Vladímir Putin y anunciaba lo que nadie quería escuchar: “He tomado la decisión de iniciar una operación militar especial”.
Minutos después, el cielo de Ucrania se iluminaba de misiles y morteros rusos. El primer objetivo, inutilizar las bases aéreas de Kiev, Jarkov, Odesa, Kramatorsk y Ivano Frankvist se conseguía en cuestión de horas, y la infantería rusa empezaba a penetrar dentro del territorio. Según el asesor del ministerio de interior ucraniano, Antón Gueraschenko, los primeros ataques se habrían llevado la vida de al menos ocho personas y habría provocado heridas en una decena durante las primeras horas de invasión. Al otro lado, Volodímir Zelenski, presidente ucraniano, declaraba la ley marcial en todo el país e intentaba animar a sus conciudadanos: “Les derrotaremos a todos”.
A estas alturas es difícil saber con exactitud qué está pasando exactamente sobre el territorio, pero parece haber una cierta unanimidad entre los especialistas en temas de seguridad y geopolítica que Putin ha atravesado una línea difícil de deshacer. Una línea que, en parte, ya se había cruzado tres días antes con el reconocimiento por parte de la Duma rusa de las provincias de Lugansk y Donetsk (uno de los principales centros metalúrgicos de Ucrania).
Lo que parece evidente es que la fina línea diplomática que sostenía el llamado “Protocolo de Minsk”, el acuerdo firmado por la Federación de Rusia, los representantes ucranianos, la República Popular de Donetsk y la República Popular de Lugansk bajo el auspicio de la Organización por la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), ha volado por los aires.
Al conocer los hechos, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se pronunciaba un comunicado donde afirmaba que “El presidente Putin ha elegido una guerra premeditada que traerá una pérdida catastrófica de vidas humanas y sufrimiento. Rusia es responsable de la muerte y destrucción que lleve este ataque, y Estados Unidos y sus aliados responderán de forma decisiva y unida. El mundo hará que Rusia sea responsable de sus actos”.
Quien intenta mantenerse neutral es China. En una tensa rueda de prensa, Hua Chunying, ministra de asuntos exteriores china, afirmaba que “no deseaba ver lo ocurrido en Ucrania”, mientras señalaba la responsabilidad de Estados Unidos en el conflicto: “Hemos afirmado muchas veces que los Estados Unidos ha aumentado la tensión y las posibilidades de la guerra”.
Por su parte, el presidente del Gobierno del Estado, Pedro Sánchez, cancelaba a primera hora de la mañana la Conferencia de Presidentes que debía celebrarse en la Palma, y ponía rumbo a Bruselas para atender la reunión de urgencia del Consejo de Europa.
El Gobierno de España condena la agresión de Rusia a Ucrania y se solidariza con el Gobierno y el pueblo ucraniano.
Permanezco en estrecho contacto con nuestros socios y aliados de la Unión Europea y @NATO para coordinar nuestra respuesta.— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) February 24, 2022
También se movilizaba a primera hora de la mañana en un comunicado a Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, que tras una reunión de urgencia con la presidenta de la Comisión Europea Úrsula Von der Leyen comparecía ante las cámaras: “Condenamos en los términos más firmes posibles el horrible ataque de Rusia a Ucrania, que es totalmente injustificado y no provocado. Nuestros pensamientos están con todos los muertos y heridos, y con el pueblo de Ucrania. También condenamos a Bielorrusia por permitir este ataque (. ..) Las acciones de Rusia suponen una grave amenaza para la seguridad euroatlántica y tendrán consecuencias geoestratégicas. La OTAN seguirá tomando todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad y la defensa de todos los aliados. Estamos desplegando fuerzas aéreas y terrestres defensivas adicionales en la parte oriental de la Alianza, así como activos marítimos adicionales, y hemos aumentado la disponibilidad de nuestras fuerzas para responder a todas las contingencias.