Srujana Katta es investigadora del FairWork Project del Oxford Internet Institute, donde se dedican a estudiar la economía de las plataformas digitales, las buenas y malas prácticas, y el desarrollo de planes para incentivar mejores oportunidades y condiciones más justas en este modelo de trabajo.

La joven investigadora ha venido a Barcelona para presentar el debate “El trabajo en las plataformas digitales: ¿un futuro justo?” en el marco del ciclo “¿En el futuro tecnológico, ¿hay vida alternativa al metaverso?” organizado por el Observatorio Social de Fundación “la Caixa”, y se centra en la presentación de alternativas, así como de los retos principales del mundo laboral en el mundo digital.

¿Qué es la economía de plataformas?

La esfera de la actividad económica donde el trabajo es mediado a través de plataformas digitales. En primer lugar, tenemos las plataformas basadas en la ubicación -como Uber y Glovo- donde todo el trabajo se lleva a cabo en un solo lugar. Tanto los clientes de ese servicio como los trabajadores que lo brindan, están ubicados en el mismo contexto geográfico. En ese caso, la plataforma es una mediadora de las transacciones entre ellos.

Por otro lado, está lo que llamamos plataforma de trabajo en la nube, donde básicamente no hay ubicación concreta, el trabajo se puede hacer de forma remota a través de Internet. Serían ejemplos Upwork o Amazon Mechanical Turk… La empresa puede estar en un país y los trabajadores en todo el mundo. Imagina que quieres transcribir y traducir esta entrevista, podrías fácilmente localizar una empresa donde tú subes el audio y eliges a un trabajador para que haga la tarea. Tú pagas y te envían el archivo con todo lo solicitado. Es un trabajo remoto. Como he dicho, las plataformas digitales funcionan en muchos casos como mediadoras.

“La economía de las plataformas la esfera de la actividad económica donde el trabajo es mediado a través de plataformas digitales” | Laura Casamitjana

Se habla de futuro tecnológico, de revolución digital laboral… ¿Qué hay del presente? ¿No estamos ya en ese hipotético futuro?

Es cierto que quizás lo de “futuro del trabajo” es poco apropiado. El futuro siempre ha estado aquí. De hecho, muchas de las cosas de las que hablamos cuando se trata de la economía de plataformas no son nuevas. La subcontratación precaria ha existido durante muchas, muchas décadas, siglos.

La externalización es algo que hemos visto sobre todo desde los años noventa, esta tendencia es precursora de lo que tenemos ahora: la economía de plataformas se apoya en muchos procesos históricos.

Muchas de las cosas de las que hablamos cuando se trata de la economía de plataformas no son nuevas

Así que sí, no es es necesariamente el futuro del trabajo, es el presente del trabajo, incluso el pasado. Y en términos de lo que depara, creo que hay muchas voces diferentes debatiéndose en distintas visiones. Las plataformas como Uber y Glovo tienen un imaginario propio y las organizaciones de trabajadores se oponen cada vez más a eso. Así que estamos tratando de restablecer algunos estándares laborales mínimos básicos que hemos desarrollado en otros sectores laborales, aplicados a esta nueva forma de organizar el trabajo.

Si hablamos de revolución laboral digital como una oportunidad, ¿es una oportunidad para quién?

A las compañías de plataformas les gusta decir que es para cualquiera y que todo el mundo puede hacerlo. Pero obviamente, como con cualquier otra cosa, hay barreras de entrada.

En comparación con el empleo asalariado tradicional, podría ser más fácil el acceso: simplemente descargas una aplicación y te registras en ella. Eso implica tener acceso a Internet y un capital financiero mínimo para obtener las herramientas que se necesitan para emprender dicho trabajo, ya sea un vehículo para repartir productos o un ordenador para dar el servicio.

En este aspecto, se privilegia a las personas que pueden circular por los espacios públicos con seguridad, a las personas que no tienen discapacidades… es decir, el trabajo en plataformas también es excluyente. Al mismo tiempo, en comparación al empleo asalariado tradicional, las barreras de entrada son mucho menores, por lo que se da un fenómeno concreto: vemos que las personas que aceptan el trabajo en plataformas tienden a ser de minorías racializadas o trabajadores inmigrantes a los que les resulta más difícil entrar en otras formas de empleo.

Se privilegia a las personas que pueden circular por los espacios públicos con seguridad, a las personas que no tienen discapacidades… es decir, el trabajo en plataformas también es excluyente

Más accesible, y a la vez más precaria. ¿Puede así reforzarse esa narrativa de “al menos tienen trabajo”?

Sí, exacto. De alguna manera es una especie de nueva frontera de experimentación para el capitalismo. En ese sentido, está operando sobre trabajadores ya marginados, precarios. Y lo está haciendo de una manera que no permite que reciban el tipo de protecciones laborales tradicionales, porque la forma en que las plataformas involucran a estos trabajadores es llamándolos “contratistas independientes”. Este hecho conlleva que no reciban el salario mínimo, ni tengan la protección de la Seguridad Social, bajas pagadas, ni por enfermedad…

Las plataformas involucran a estos trabajadores llamándolos “contratistas independientes”

Se están librando batallas en los tribunales y debates en los medios sobre si estas personas son realmente empleados y si tienen una relación de dependencia con la plataforma o no. En este momento en España, eso podría estar cambiando porque tenemos la ley de riders, y eso ha introducido algunas garantías para los trabajadores. Pero, por supuesto, las plataformas están encontrando muchas formas de esquivar la legislación.

Nos encontramos ante desigualdades globales, países altamente tecnologizados contra otros que no lo están, ¿Puede la digitalización laboral incrementar la brecha entre el sur y el norte global?

No hay una respuesta fácil o directa a eso. Hablemos a partir del ejemplo de Amazon Mechanical Turk [es un mercado que se basa en la colaboración colectiva. Los interesados publican tareas simples de bajo precio unitario y los registrados que lo deseen pueden completarlas. Las labores son simples pero requieren de inteligencia humana]. Hay investigaciones sobre cómo funcionan estas plataformas que operan en un mercado laboral planterario. Con esto quiero decir que, si la plataforma en sí es propiedad de alguien en Estados Unidos, los trabajadores actúan en remoto desde todas las partes del mundo.

Srujana Katta en la intervención sobre el futuro en las plataformas digitales | Laura Casamitjana

Eso significa que la gente tiene que competir con trabajadores de diferentes países, entonces, si alguien de España compite por el mismo trabajo con alguien de India… La persona en India vive en un panorama socioeconómico muy diferente que aquí, tiene un salario mínimo establecido mucho más bajo. Por ese motivo, están dispuestos trabajar por menos, porque la misma cantidad de dinero les supone más poder adquisitivo. De alguna manera, se podría decir que en realidad este hecho está reduciendo los salarios en todo el mundo.

Es difícil decir si el fenómeno del trabajo digital está ampliando la brecha entre el norte y el sur global, lo que sé es que está creando dependencias interesantes de analizar. Los generadores de estas tareas o empleos, a menudo se encuentran en el norte global, pero gran parte de la mano de obra final proviene del sur global. Es como un fenómeno migratorio, pero no de las personas, sino de su fuerza de trabajo.

Es como un fenómeno migratorio, pero no de las personas, sino de su fuerza de trabajo

Cada vez hay más repartidores en las calles, más móviles, ordenadores… los dispositivos tecnológicos y las acciones que se toman en ellos generan residuos -físicos y digitales-. En un contexto de crisis climática y de teorías que apuntan al decrecimiento como elemento clave para frenar la emergencia, ¿qué papel juegan las formas de trabajo de las que estamos hablando?

Subestimamos la cantidad y tipo de impacto ambiental del uso masivo de la tecnología, puesto que los concebimos en clave efímera. Además, lo digital es algo que está en algún lugar en el aire, algo abstracto e invisible, sin embargo en realidad tiene vínculos materiales con el medio ambiente y gasta recursos, como podrían ser depósitos de litio. materiales con el medio ambiente y los recursos que agotan los recursos como los depósitos de litio.

Kate Crawford ha realizado un excelente estudio sobre la Inteligencia Artificial, las cadenas de subministro globales de la misma y como cuando pensamos en ello, es en términos de una especie de red invisible. En realidad, todo este entramado, está conectado a través de la minería en distintos países de América Latina. Parece que opere en un vacío, pero no es así.

“Subestimamos la cantidad y tipo de impacto ambiental del uso masivo de la tecnología” | Laura Casamitjana

Esa es una parte de la respuesta. Por otro lado, las compañías como Uber dicen que para tal fecha sus emisiones de carbono serán X, pero responde todo a un patrón de ofuscación política. Promesas ecológicas que juegan con la ética. Es un juego de relaciones públicas y publicidad: con gran probabilidad el costo de esas promesas recaiga en los trabajadores, a menos que Uber invierta para que sus “contratistas independientes” puedan adquirir por ejemplo vehículos eléctricos, cosa que no van a hacer. Cuando Uber dice que será completamente ecofriendly, ¿qué quiere decir realmente eso? Pues que va a desactivar a los trabajadores cuyas herramientas (vehículo en este caso) no cumpla los requisitos, así que estos van a tener que apañarse para adaptarse a las condiciones sin que nadie les de un euro para asumirlo.

Promesas ecológicas que juegan con la ética

Debemos tener cuidado a la hora de valorar estas políticas que tras una buena intención, recaen en un coste para el trabajador. No solo se queda el problema aquí, por ejemplo, el trabajo en línea también supone impacto ambiental, puesto que todo lo que circula en la red se aloja en granjas de datos que para mantenerse en constante funcionamiento, necesitan muchos recursos. Estos lugares requieren temperaturas bajas, gran altitud, y todo ello afecta en los ecosistemas locales de donde se ubican e incluso impacta en los ecosistemas marítimos. Un investigador de mi departamento está estudiando acerca de la idea de algunas empresas de ubicar estas granjas de datos en la luna. Él se centra en entender el impacto de ello, ¿qué recursos vas a utilizar para llevar algo a la luna? ¿Para posteriormente mantenerlo allí? Cada uno de estos conlleva un millón de consecuencias que no parecen obvias, y también costos ocultos, que no se ven a simple vista.

¿Qué dirías a aquellos que, con la revolución digital, temen que se pierdan trabajos?

Les diría que tienen razón en estar preocupados. No va a desaparecer el trabajo, van a desaparecer algunos trabajos que quizás se transformen en otros. Nadie sabe lo que nos viene por delante. A la gente le gusta predecir cosas catastróficas basándose en titulares escandalosos. Por ejemplo, un estudio de la Universidad de Oxford en 2017 decía que el 47% de los trabajos se automatizarán. Y es un titular que hasta el día de hoy sigue siendo citado por todo el mundo. Pero si profundizamos en la metodología de ese informe, fue objeto de muchas críticas, porque se hicieron muchas suposiciones sobre el modelo que predijo ese número.

“No va a desaparecer el trabajo, van a desaparecer algunos trabajos que quizás se transformen en otros” | Laura Casamitjana

El trabajo se transforma, los sectores se transforman. Es importante que la gente sea consciente de los peligros que las plataformas representan para su bienestar y sustento, pero tampoco alarmarse en exceso por la pérdida de trabajos. Quizás acabe más en modificaciones de condiciones, distintas formas de hacer. El problema es que hay una tendencia a la monopolización, y con ello también de las oportunidades en el ámbito digital. A esto es a lo que hay que prestar atención y si es posible, prevenirlo.

La clave está en la organización en colectivos a nivel local, para descentralizar la fuerza de la empresa y evitar que puedan establecer los términos sobre los cuales se organiza toda la vida y futuro digital. Hay tendencias de pensamiento muy distintas entorno a este tema, incluso entre la izquierda, hay una especie de paisaje dividido.

La clave está en la organización en colectivos a nivel local, para descentralizar la fuerza de la empresa y evitar que puedan establecer los términos sobre los cuales se organiza toda la vida y futuro digital

Después tenemos a los que dicen: “pues los ludistas tenían razón”. También Gavin Mueller, quien escribió un libro llamado Breaking Things at Work, que habla sobre los miedos muy reales y las consecuencias materiales que la tecnología trae a la vida de las personas sin una intervención gubernamental adecuada en términos de formas de crear oportunidades y medios de subsistencia. La gente pierde el trabajo como la economía se contrae, se altera.

No hay que ignorar todo esto o evitarlo, debemos tener conciencia de quién es el propietario de los medios de producción y como podemos recuperar cierto control. El poder de los trabajadores ha estado en declive durante muchas décadas, igual que el poder sindical. Las tasas de sindicalización son en general más bajas en las principales economías del mundo.

Puede que presenciemos un fenómeno, otro tipo de brecha, más que entre el sur y el norte global, en todo el mundo general. Esa brecha es la de cada vez menos ricos y más ricos, y más pobres aún más pobres.

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