Según la FAO, en 2020 había en el mundo 800 millones de habitantes que sufrían desnutrición crónica, 159 millones de niños menores de cinco años afectados por una altura menor a la edad, y 50 millones de niños con menor peso en la correspondiente a edad. Se considera que uno de cada tres habitantes del mundo sufre alguna o múltiples formas de desnutrición crónica. Casi la totalidad están concentrados en Asia, África y Latinoamérica, aunque no es un problema exclusivo de estos continentes.

Según datos del gobierno de España, la pobreza infantil moderada alcanzó el 27,4% de los niños, es decir, casi uno de cada tres niños en España sufre pobreza. Cuando se observan las tendencias se comprueba que la prevalencia de desnutrición cónica se mantuvo relativamente estable de 2010 a 2019, pero ha crecido fuertemente, en más de 100 millones en el último año, que corresponde a la difusión de la pandemia de la Covid -19. Simultáneamente, se reconocen 1.900 millones de habitantes con obesidad o sobrepeso, lo que indica que mientras unos sufren hambre, muchos comen comida “basura” con un exceso de calorías vacías, provenientes de bebidas azucaradas y alimentos no saludables.

Hace pocos días, un informe de Oxfam Intermón y Save the Children alertaba de una nueva crisis catastrófica en África oriental y denunciaba que mueren, actualmente, 1.800 personas por día de hambre, a consecuencia de diversas condiciones entre las que se encuentran la sequía (generada por el cambio climático), el aumento de precios de los alimentos, y conflictos armados que generan migraciones masivas. Sólo en Somalia, murieron de hambre 260 mil personas en 2011. Estas dos ONGs señalan que la ONU hizo un llamamiento a recaudar 4.400 millones de dólares para hacer frente a esta emergencia y sólo se recaudó el 2% de lo necesario , lo que les llevó a reconocer el contraste entre la celeridad de la comunidad internacional para socorrer a la población de Ucrania con la pasividad frente a la población africana.

Dado que Ucrania y Rusia, hoy en guerra, son uno de los principales proveedores de cereales para la población mundial , el crecimiento del hambre en el mundo es una consecuencia obligada del conflicto armado. Recordemos que el 30% de las exportaciones de trigo al mundo en los últimos tres años han provenido de Ucrania y Rusia, y que el principal puerto de exportaciones a Odessa ha sido bombardeado por el ejército ruso o minado por el ejército ucraniano . Por otra parte, el 30% de la producción de cereales en el mundo se destina a la alimentación animal, lo que nos lleva a considerar la seria escasez de piensos, que indudablemente repercute en un aumento de los precios de los alimentos de origen animal . Naciones Unidas ha alertado sobre la grave crisis alimentaria mundial que ya está presente en el mundo.

En otro reciente informe de Oxfam Intermón (“Beneficiarse del sufrimiento”), preparado para ser presentado en la reunión de Davos, se alerta de que 263 millones de personas en el mundo podrían verse sumidas en la pobreza extrema, mientras crecen en forma escandalosa los beneficios empresariales. Las fortunas de los multimillonarios de los sectores de la alimentación han aumentado en 453 mil millones de dólares en los últimos dos años (mil millones cada dos días), las cinco principales empresas energéticas se embolsan 2.600 dólares en beneficio cada segundo. Moderna y Pfizer, gracias a su monopolio con la vacuna contra él Covid-19, desarrollada con fuerte inversión pública, tienen 1.000 dólares de beneficio cada segundo.

Este insultante crecimiento de las desigualdades sociales se agrava con el crecimiento del gasto en armamento estimulado por la guerra en Urania. En 2019 (antes de la guerra en Ucrania) el gasto militar (Alvarez Cantalapiedra. Papeles de FUHEM. Nº 157, 2022, 5-11) ascendió hasta 1.900 billones de dólares, el mayor incremento anual desde 2009. Esta gasto equivale a un PIB de entre los diez más altos del mundo, detrás de Francia y frente a Italia. De los 20 países con mayor gasto militar, la mitad son países de la OTAN, que en conjunto representa el 59% del total. Sólo el gasto militar de EE.UU. representa el 40% del gasto total mundial, que exportó el 38,7% del total armas del mundo entre 2017-2021. El porcentaje del gasto militar de EE.UU. a escala mundial duplica el peso de la misma economía estadounidense en el PIB mundial. La guerra,

La humanidad se encuentra en un cruce: o se cambia de rumbo y se elige el camino de la supervivencia sostenible para todos o se continúa el camino que beneficia a las grandes empresas multimillonarias que conduce a la profundización de las desigualdades sociales. El estímulo belicista puede acabar en una guerra nuclear y el fin de la vida humana en la tierra. Para reducir el hambre en el mundo, es necesario cambiar el gasto militar por el gasto social, ayudas al desarrollo y mayores impuestos a la riqueza multimillonaria, disminuyendo las profundas e irritantes desigualdades sociales.

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