Camil Ros, secretario general UGT de Cataluña, habla sobre los temas pendientes de la reforma laboral y los acuerdos en el marco del diálogo social. Optimista, cree que estamos en un buen momento, con una recuperación de la actividad económica y un mejor marco laboral. Se muestra crítico con la patronal, a la que acusa de enrocar las negociaciones del pacto de rentas y lamenta que “el Gobierno no ha hecho nada para que haya ninguno.”

¿Es la nueva reforma laboral una buena medida para los trabajadores?

Estamos en un momento de transición, aunque la contratación ha sido mejor de lo previsto. Está existiendo una conversión de la temporalidad hacia los contratos indefinidos. En la historia reciente no había existido una contratación indefinida así, como mucho llegábamos al 20%. Se ha demostrado que es útil y que lo que pactamos se ha cumplido. En Cataluña, la contratación de jóvenes ha estado por encima del resto, y esto es un muy buen dato. Aunque existen materias pendientes, era clave la estabilidad de la gente, con contratación indefinida; la recuperación de la negociación colectiva con una prioridad del convenio sectorial por encima del de empresa; dar estabilidad en caso de crisis, con los ERTE, que al añadirse al nuevo marco legal, ya no deberemos estar pendientes de que los apruebe el Estado.

Camil Ros destaca los buenos datos de la reforma laboral | Pol Rius

¿Qué elementos fundamentales han quedado pendientes de incorporar?

En torno al despido, hemos presentado una denuncia a instituciones europeas, puesto que España está entre los más desprotegidos. Hemos visto cómo la vicepresidenta ha anunciado que harán algún planteamiento al respecto. El debate no debe reducirse al coste del despido, porque lo importante es que no te despidan. Lo relevante son las causas objetivas. Ahora con una previsión de pérdidas, aunque no las tengas, puedes presentar un expediente de regulación de empleo. Es necesario que la gente mantenga su trabajo. Más en una situación de incertidumbre como la que vivimos por la guerra de Ucrania o las crisis energéticas. Hemos salido de la crisis del covid, pero algunas ya venían de antes y otras han llegado después.

El debate no debe reducirse al coste del despido, porque lo más importante es que no te despidan

¿Comentas que desde el Gobierno ya se quieren tomar medidas para regular el despido?

La vicepresidenta hizo unas declaraciones en las que lo afirmó, aunque en la mesa de negociación no se ha acordado nada. Fue poco después de presentar nuestra denuncia en Europa. Al menos vemos que existe un interés del Gobierno. Hay que entender, que la reforma laboral no es blanco o negro, no vale el todo o nada, nosotros escogemos el camino paulatino hacia el todo. Las patronales están teniendo una posición de excesivo enrocamiento. Si ellos trasladan el aumento de los costes a los productos, pero no suben los sueldos, llegará un momento en que no podremos comprarlos. Es una lástima no haber llegado a un acuerdo con la patronal, que quizás nos hubiera sido difícil de defender, pero entendemos que debe ser un término medio entre ambas posiciones. Están previstas movilizaciones de los sindicatos para el seis de julio en el marco del aumento de precios. Sin embargo, celebramos medidas como el sueldo mínimo de mil euros cuando en 2007 estaba sobre los 500 euros. Necesitamos poder llegar a fin de mes.

Esta legislatura hemos visto un récord de medidas aprobadas en el marco del diálogo social. ¿Cómo valoras el apoyo de la patronal a estas medidas?

Las patronales tienen un problema y es que tienen una responsabilidad discontinua. Valoramos positivamente la reforma laboral, que dará estabilidad al mercado. En términos del acuerdo de pensiones o del salario mínimo se han descolgado. El presidente de Foment del Treball sale cada dos por tres diciendo que hay que subir los salarios, pero en el momento de hacerlo se oponen. Parece que sólo dicen que sí, si sacan algo a cambio, pero carecen de responsabilidad colectiva. Falta actitud de agente social, las patronales hacen demasiado lobby de intereses económicos. Nosotros también podríamos habernos negado a medidas que no han sido del todo lo que queríamos, aunque priorizamos mejorar la vida de la gente que el rédito como organización. Esta crisis se ha gestionado con ERTE, y la anterior con ERE, donde mucha gente no recuperó su trabajo y si lo hizo fue con peores condiciones. Se ha visto que el camino es el diálogo social.

Ros critica la posición de la patronal en la negociación del pacto de rentas | Pol Rius

Respecto a los Fondos Europeos, ¿en qué deben invertirse? ¿Crees que el planteamiento que están realizando las instituciones es el adecuado?

Se habían puesto muchas esperanzas, pero existe una falta de concreción. No vemos un impacto con lo que ya se ha invertido. Sólo hemos visto el PERTE. Se ha diversificado demasiado y había que desarrollarlos en el marco del diálogo social. En los mejores casos, sencillamente hemos sido informados. Debería existir una dimensión sectorial y otra territorial, para realizar procesos necesarios de reconversión, como el del automóvil, agroalimentario o energético. También creemos que faltan ayudas para las personas y la crisis energética lo está poniendo de manifiesto. Faltan unos Fondos Europeos para las personas. No somos contrarios, es el camino de Europa, no los recortes, sino la inversión pública. Pero, sobre todo, hay que denunciar la falta de participación de los agentes sociales.

Por tanto, ¿no crees que estén planteados en la línea de la prometida reconversión?

Nos situamos mucho en las empresas, que deben participar, pero falta coordinación. Falta una planificación estratégica.

Hemos vuelto a ver un dato de inflación al alza en el mes de mayo. ¿Existe margen para llegar a algún pacto de rentas consensuado? ¿Qué medidas es necesario aprobar?

La patronal rompió la negociación y ahora no hay ninguna. Con el pacto de rentas, debe existir un debate de fiscalidad y de los beneficios empresariales. El Gobierno habló de pacto de rentas, pero no ha hecho nada para que haya ninguno. Una cosa es el acuerdo de incremento salarial y otra es un pacto de rentas, aunque no se está haciendo nada en ningún sentido. Estamos esperando si alguien controla la inflación y en algún momento comienza a descender. Si el límite al precio del gas, limitará el precio como con los carburantes no es una solución. La bonificación de los veinte céntimos quizás ha parado levemente el aumento de los precios, pero no los hace bajar. También hay que responsabilizar al Banco Central Europeo, que al igual que ha fijado los tipos de interés y ha funcionado, debe hacerse lo mismo con la energía y los carburantes, porque son un bien de primera necesidad. Esto daría más estabilidad y frenaría la inflación. Hemos visto cómo los beneficios de Repsol han aumentado, por lo tanto, debe haber un control.

Por lo tanto, ¿el Gobierno debe hacer más?

Sí, debemos ir hacia el control de precios energéticos y ver cómo evolucionan los de las materias primeras. Como parece difícil llegar a algún acuerdo con la patronal, el Gobierno debe moverse.

¿Y ves algún signo de llegar a algún acuerdo, aunque sea fuera del diálogo social?

En estos momentos no. Para llegar a un pacto de rentas se necesita la participación de la patronal y si bloquea no hay nada que hacer. En unos meses veremos.

A pesar de la recuperación de la economía y los buenos datos de paro, nos encontramos con una elevada inflación y gran incertidumbre internacional que ha derribado a muchas bolsas. ¿Podemos decir que estamos en un buen o mal momento? ¿Hacia dónde vamos?

Parece que salimos de la pandemia. El turismo se ha reactivado y la reforma laboral ha ayudado a la calidad laboral. Pero ha llegado la guerra de Ucrania, que aunque ya había un problema energético antes, lo ha agravado. No podemos vivir aislados de Europa, y por eso es importante, el paraguas europeo. Estamos yendo a niveles anteriores al  covid, con una recuperación del turismo y de la industria.

Por tanto, ¿apuestas por una gestión europea?

Sí, cada país puede tomar una decisión, pero nos afecta a todos. Es necesario encontrar elementos comunes para tomar decisiones conjuntas.

UGT de Catalunya enfrenta un proceso de renovación de delegados | Pol Rius

¿En qué momento se encuentra UGT de Catalunya para enfrentar los elevados retos que se presentan, después de la reestructuración que vivió el año pasado?

Priorizamos nuestra acción sindical, dónde entramos en renovaciones de delegados en muchos sectores. Tenemos dos reválidas democráticas: los congresos internos, donde se elige a la dirección y otro donde se elige a la representación. A nosotros a diferencia de las patronales, nos votan. Por lo tanto, queremos mantener la representación y aumentarla en las empresas, porque es nuestra fuerza. Estamos cerca del 40% de la representación y podemos intentar crecer. Al final buscamos que la gente nos vote por la acción sindical que hemos hecho, por lo que hemos conseguido y no por decisiones políticas de momentos anteriores. Nuestro objetivo, más allá de la acción sindical y la negociación colectiva, es encarar un proceso en las elecciones sindicales con un crecimiento, para ser más delegados y delegadas, ya que aproximadamente somos 20.000, pero queremos ser más.

Al final buscamos que la gente nos vote por la acción sindical que hemos hecho, por lo que hemos conseguido y no por decisiones políticas de momentos anteriores

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