“Lo hacemos desde que empezó la guerra. Es un compromiso personal y del grupo venir a la plaza de Sant Jaume. Tenemos claro que un conflicto no se acaba con las armas”, dice Vicky Moreno, una de las componentes de este grupo de feministas y antimilitaristas. Bajo el nombre de “Dones x Dones”, Vicky y sus compañeras llevan treinta años trabajando apoyando a mujeres víctimas de las guerras en varios lugares del mundo.

“DonesxDones” forma parte de un variado tejido de organizaciones e individuos que trabajan por una cultura de la paz y de la no violencia en Cataluña desde hace medio siglo. Ante la ocupación rusa de Ucrania, el movimiento pacifista ha convocado acciones para pedir que se detenga la guerra y una salida negociada del conflicto. Tienen claro que enviar armas a Ucrania no es una solución y rechazan a la OTAN tanto como al líder ruso Vladimir Putin.

La ciudadanía no ha respondido y los expertos dicen que esto es culpa de que no existe un movimiento pacifista fuerte en Catalunya, ni en España, ni tampoco en Europa. Como todos los movimientos sociales está en horas bajas, pero la ocupación rusa de Ucrania tiene unas características que hacen difícil posicionarse y explican la reacción acrítica de las autoridades y la sociedad civil.

El movimiento pacifista es como una ballena

“El movimiento por la paz es como una ballena. Hay momentos que se visibiliza, pero puede estar tiempo sin emerger” explica Rafael Grasa, profesor de relaciones internacionales en la UAB, experto en resolución de conflictos y primer presidente del Institut Català Internacional por la Paz.

El profesor Grasa recuerda que “en los años ochenta hubo un poso muy importante de movilización por la paz que se manifestó en el movimiento por la objeción de conciencia, que acabó cuando se logró el fin del servicio militar obligatorio. Después, hubo las manifestaciones contra la OTAN que forzaron el referéndum sobre la eventual salida de España de la organización. En todos estos movimientos, a veces indirectamente por los debates en los institutos, participaba gente muy joven que se hizo adulta coincidiendo con las manifestaciones contra la guerra en Irak en 2003”.

En Catalunya, el 90% de la población estaba en contra de la invasión de Irak y en Barcelona la manifestación de protesta fue la segunda mayor de todas las que se realizaron en el mundo. La Plataforma Detenemos la Guerra tuvo mucho que ver, y ahora su portavoz, Roser Palol explica que el momento era favorable al movimiento de paz, “había habido la crisis del Prestige, el gobierno de Aznar estaba muy debilitado, el PSOE empujaba para llegar al poder y todo esto contribuyó a la respuesta masiva contra la guerra”.

Roser Palol, que lleva veinte años vinculada al movimiento por la paz, recuerda que les sorprendió la activa reacción de la población contra la guerra porque habitualmente se encuentran bastante solas. Tampoco estaban acostumbradas a la gran atención que recibieron de los medios de comunicación y que contribuyó mucho a difundir las acciones del movimiento de paz.

La no violencia es heredera de las izquierdas extraparlamentarias

“El movimiento por la paz en España ha sido en gran parte heredero de las izquierdas extraparlamentarias y antimilitaristas”, reivindica Martí Oliveras que fue uno de los primeros objetores de conciencia que se negaron a realizar el servicio militar obligatorio en la España franquista.

“En la guerra de Irak era inaceptable que los americanos invadieran por petróleo el país, era inaceptable una operación imperialista de nuestro principal enemigo, y la foto de Aznar con el presidente americano en Azores también era inaceptable”, asegura este pacifista de primera hora, que forma parte de la junta directiva del Instituto Internacional para la Acción No Violenta, NOVACT. “España se había erigido en un país agresor de otro país. Y la reacción de la gente fue: yo no puedo callar ante esto”, añade Antoni Soler que lleva más de cuarenta años “picando piedra” – como dice él- en el movimiento pacifista en Cataluña, y ha estado vinculado a la organización Fundipau desde su creación en 1983. “Después de las protestas contra la invasión de Irak, la ballena está más tiempo sumergida que en la superficie”, concluye el profesor Grasa.

“Ahora -reflexiona Martí Oliveres-, los malos son los rusos, los que históricamente han sido los malos y la gente no está por manifestarse en contra”. En su opinión, es fundamental tener una posición ética, “no tengo capacidad para reaccionar, pero lo que puedo hacer es trabajar para poner las bases para que no sea la guerra la forma de arreglar las cosas, arreglarlas sin provocar más destrucción” Como las ballenas que cuando están sumergidas siguen vivas y nadando, el movimiento de paz no se detiene. Actualmente, dice Antoni Soler “los grupos pacifistas no violentos se mueven mucho. Intentan influir, pero su eco en los medios y en los poderes públicos es limitado”.

La posición belicista en Ucrania triunfa en los medios

Mar Benseny, miembro de la Junta de la Federación de Organizaciones por una Justicia Global, la FEDE, considera “que ahora el discurso belicista y de militarización ocupa todo el espacio en los medios” y que “la narrativa imperante es muy parecida a la del poder. Los conflictos son complejos, pero los medios tienden a simplificar y el discurso belicista es simple: los buenos y los malos, nosotros y vosotros.”

Antoni Soler remacha el clavo: “La información aquí no es nada neutral, es mayoritariamente pro bélica, salvo algunas columnas de opinión. Esto influye en la movilización de la gente”. “No se ofrecen alternativas a la guerra: bombas o no hacer nada que es una disyuntiva falsa y la gente no se atreve a decir no a la guerra porque le parece que es consentir la agresión rusa”.

Mar Benseny que por este artículo actúa como portavoz del Eje de Paz de la FEDE, lamenta la escalada del discurso belicista y del gasto militar “porque a más guerra, más muerte y más destrucción. Se tilda el discurso pacifista de ingenuo, pero la experiencia en lugares como Afganistán, Libia e Irak, muestra que la guerra sólo trae más violencia y más muertes y no arregla el conflicto”.

“La guerra nos hace más inseguros a todos”, dice Antoni Soler. Sin embargo, “su narrativa ha sido aceptada por los medios de comunicación y por la opinión pública. Ahora hablar contra la OTAN es ir a contracorriente. Para ampliar y reforzar la OTAN se utiliza el peligro de Rusia y la necesidad de “acorralarla cuando no era necesario. La OTAN ha crecido y Rusia lo ha leído como una amenaza, aunque nada justifica su brutal agresión”.

Mar Benseny denuncia que “no se ha apostado por la prevención de la guerra desde las instancias internacionales y los estados. La construcción de la paz exige diálogo y paciencia. Se ha dejado crecer el conflicto y se ha ido poniendo leña en el fuego. No ha habido un interés y una apuesta por la paz”.

Europa ha sido incapaz de crear su propio discurso sobre Ucrania

Según Antoni Soler, “en nuestro país la cultura pacifista es poco profunda y cuando se siente amenazado por una guerra en las fronteras de Europa parece que la seguridad sólo puede lograrse con una guerra”. Según Rafael Grasa, esto ocurre porque han triunfado las posiciones belicistas ya favor de los intereses geopolíticos estadounidenses, que son distintos a los de la Unión Europea”. Y añade: “Europa ha mostrado una imposibilidad para hacer su propio discurso. No se ha creado un discurso distinto al creado por Estados Unidos. Ni las instituciones, ni el movimiento de paz han podido crear una narrativa diferente como se hizo contra la OTAN: ¡no queremos morir, pero tampoco matar!”

El pacifista Martí Oliveras asegura que “en las negociaciones entre Rusia y Europa, la vía diplomática se ha utilizado mal y se han ido poniendo condiciones para la guerra. No se ha querido avanzar en los tratados. Existe la voluntad del núcleo de poder estadounidense de debilitar a Rusia y Europa. A Estados Unidos le sale bien porque nos vende más gas, petróleo y cereales y mantiene su única hegemonía”. “Lo terrible de esta tendencia militarista voraz, es que redoblamos las malas recetas que nos han traído hasta aquí. Es un disparate. ¿Cómo se puede pensar que las mismas recetas se llevarán a resultados diferentes?, se exclama el también veterano pacifista Antoni Soler.

Ésta es una guerra sucia, no está claros quienes son los buenos y los malos

 

Para el profesor Grasa, una de las razones de la prevalencia de la opinión pro bélica es que la guerra de Ucrania “es una de dichas guerras sucias, no es claramente un enfrentamiento entre un estado bueno y uno malo. No está claro quiénes son los buenos y los malos y las grandes movilizaciones necesitan presentar el tema como blanco y negro”. Según Grasa “es un conflicto incómodo en el que no es fácil posicionarse, una vez has dicho que hubo una agresión rusa y una legítima defensa de Ucrania que llevó a la guerra”.

Una de las razones de la complejidad del conflicto ucraniano, según el profesor Grasa, es que “la guerra de Ucrania son tres conflictos en uno. Existe el conflicto geopolítico entre Estados Unidos y China por una posición hegemónica en el mundo, el conflicto eurasiático para dirimir un orden en Europa y el conflicto por el control del espacio postsoviético. Lo que está alargando la guerra en Ucrania es el conflicto geopolítico, su uso por Estados Unidos”.

“En los años noventa se perdió el tiempo, se dejó que Rusia cayera en picado, no se atendió su deseo de una única estructura de seguridad en Europa. Durante dos décadas han pedido que la OTAN no se extendiera ninguna en el este y no se les ha hecho caso”, recuerda Vicenç Fisas, analista de conflictos y procesos de paz. “Negociar ahora es muy difícil porque dependemos mucho de la situación militar, aun así hay que reclamar que las partes se sienten en la mesa de negociación”.
Vicenç Fisas dice que “entre el agresor y el agredido, debe apoyarse al agredido, pero apoyar favoreciendo una situación en la que sea posible la negociación”.

Seguridad compartida significa que la seguridad de un país depende de que los demás también se sientan seguros.

Antoni Soler después de muchos años de trabajo por la paz y la no-violencia asegura que “debemos seguir picando piedra porque tenemos propuestas más realistas que la guerra. La industria armamentista nos lleva por derivas catastróficas. Debemos denunciarlo y también anunciar las alternativas que hay. Cuando aparece una guerra es porque algo se ha hecho muy mal. La política debería ser la convivencia, la colaboración y la seguridad compartida”.

“Seguridad compartida significa que la seguridad de un país depende de que los demás también se sientan seguros. Es el principio de su seguridad, y tu seguridad es mi seguridad”, nos explica Vicenç Fisas que fue director de la Escuela de Cultura de Paz y titular de la cátedra UNESCO sobre Paz y Derechos Humanos de la UAB. Fisas lamenta que este principio es uno de los que se ha dinamitado con esta guerra y prevé que devolverá la carrera de armamentos: “debemos tratar de frenar estas dinámicas. Tenemos que evitar el envío de armas a Ucrania”.

Las diferentes organizaciones pacifistas coinciden en que es necesaria la diplomacia para detener las armas y reflexionar sobre qué ha llevado hasta aquí. Saben que no habrá paz si no se instala la idea de la seguridad compartida y se organiza una defensa civil que haga imposible que un pueblo ocupe y en dominio a otro. También están convencidos de que es necesario apoyar el creciente movimiento pacifista ruso y ucraniano, lo que debilitaría la opción de la guerra.

¿Y qué pueden hacer los ciudadanos catalanes indignados por la guerra de Ucrania? Soler no tiene ninguna duda: “La guerra no es sólo posible para que unas personas asesinas la decidan sino también porque millones de personas no hacen nada y permiten que pasen. Miles de pequeños gestos contra la guerra pueden cambiar las cosas y eso es lo que estamos llamados a hacer. Habitamos el movimiento por la paz y así haremos que se cambie el paradigma”.

Cuando llegue septiembre, ocho mujeres pacifistas volverán cada jueves a la plaza Sant Jaume de Barcelona a hacer su pequeño gesto para cambiar las cosas.

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1 comentari

  1. José Manuel Aguilera Buenosvinos on

    Hola
    Nosotros llevamos desde Marzo del 2022 tratando de parar esta guerra, que sabemos como pararla, pero nuestro mensaje no es políticamente correcto, y nadie nos da voz.
    noenelmeunom.cat

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