La universidad parece no haber encontrado todavía la forma de poner fin a las llamadas capillas, esto es, la generación de reinos de taifas académicos por la vía de promocionar profesorado con criterios más de afinidad personal que meritocráticos. Un ejemplo se acaba de vivir, hace unas semanas, en la Universidad de Barcelona, la más importante de Cataluña y, de acuerdo con todos los rankings, la universidad española con mayor prestigio internacional. En febrero, el rectorado puso en marcha un Programa de Talento Interno para promocionar al profesorado asociado con mayor arraigo a la institución, a partir de criterios objetivos, pero a la hora de la verdad los criterios que han contado son los que han fijado las diferentes secciones de los distintos departamentos de las diferentes facultades. En uno de los casos, los criterios han sido aparentemente diseñados para evitar que el profesor mejor posicionado accediera a la plaza de profesor lector.
La convocatoria del Programa de Talento Interno reunió a un total de 121 candidaturas, todas ellas de lo que se llama profesorado asociado acreditado. Los profesores asociados son los que teóricamente tienen un trabajo principal externo a la universidad y que aportan su experiencia en el aula, si bien durante los años de la gran crisis se disparó el fenómeno de los falsos asociados , profesores que en realidad dedicaban toda su jornada laboral en la universidad con salarios tercermundistas. O aún debería escribirse que dedican, en presente, porque a pesar de que ahora el asociado debe demostrar que tiene otro empleo, en muchos casos se monta una ficción de trabajo externo para poder conservar el trabajo real de profesor asociado.
Algunos de estos asociados pasaron por un proceso de acreditación a profesorado lector por la AQU (Agencia de Calidad del Sistema Universitario de Cataluña), y éstos eran los convocados en el Programa de Talento Interno de la UB, en el que se valoraba la antigüedad en la contratación (30%); la antigüedad en la acreditación (30%); la actividad docente (20%), criterio en el que entraban cuestiones como la pertenencia a un grupo de innovación docente, formación recibida, nivel de idiomas, etc.; y las publicaciones (20%). Estos criterios sirvieron para ordenar del primero al último a los 121 candidatos. Fueron elegidos los 2 primeros de toda la lista, y los primeros de los 6 departamentos con mayor tasa de temporalidad. En total, 8 profesores.
Sin embargo, el rectorado no convoca concursos de plazas de lectores. Lo hacen las facultades, o más concretamente los departamentos en los que se dividen éstas, si bien en realidad el control lo tienen las distintas secciones que componen cada departamento. Preguntado al respecto, un portavoz del vicerrectorado de PDI (Personal Docente Investigador) de la UB explica a este diario que “se estableció una lista priorizada de todos los candidatos y se asignaron las ocho plazas a los departamentos a los que pertenecían las personas mejor puntuadas”. A su vez, precisa que “las plazas de profesorado lector son abiertas y de concurrencia pública. Por tanto, lo único que se puede hacer desde el vicerrectorado de PDI es priorizar los perfiles que se convocan”,
Docencia, investigación y “actividad reciente”
A principios de mayo se publican las plazas de profesorado lector del curso 2022-23. En total son 60 plazas divididas entre 14 facultades, de las que 8 plazas salen del esfuerzo presupuestario que nace del Programa de Talento Interno. Las candidaturas pueden presentarse hasta junio, y en julio se publica la composición de los diferentes tribunales, que habitualmente están formados por tres profesores del mismo departamento al que pertenece la plaza y dos profesores de otras universidades. Cada tribunal es soberano para fijar los criterios con los que evaluará a los candidatos, pero, según fuentes sindicales, sólo habrá tres entre sesenta donde el tribunal decida que dará muy poco valor a la actividad docente, y mucho a la investigación, y que además la limitará a la “actividad reciente”.
Estos tres tribunales son del Departamento de Empresa de la Facultad de Economía y Empresa. En ese departamento salen 4 de las 60 plazas. La única que no establece ningún criterio temporal queda desierta (por tercer año consecutivo). En los otros tres casos se establece un criterio específico según el cual se valorará más la investigación que la docencia, y no cualquier investigación, sino la realizada en los últimos años. En un caso se dice específicamente que se analizarán “los últimos cinco años” y en los otros dos que se valorará “la actividad reciente”, sin mayor concreción.
Resultado: el candidato mejor posicionado por el Programa de Talento Interno queda el último en los tres concursos, aunque lleva muchos más años de docencia, y pese a tener más artículos publicados e indexados que el resto de candidatos, si bien el último es de 2012, porque la condición de asociado, como todo el mundo sabe en la universidad, da muy poco margen de tiempo para investigar. En teoría, los tribunales fijan estos criterios antes de conocer los currículos de los diferentes candidatos, pero, como apuntan las fuentes sindicales, hoy en día los currículos son públicos (están en internet) y más aún los que trabajan en la misma casa.
“La priorización sólo sirve para perfilar”
De acuerdo con el portavoz de la UB, “el Programa de Talento Interno ha evidenciado el reconocimiento del equipo rectoral hacia un colectivo que ha estado trabajando durante años en condiciones precarias. Desde el primer momento, hemos sido conscientes de que la priorización interna sólo servía para perfilar y distribuir las plazas para departamentos con déficits de plantilla y que el resultado final debía ser resuelto por un concurso de pública concurrencia valorado con los criterios establecidos para plazas de lector”.
De las ocho plazas del programa, seis las han ganado las personas “que tuvieron el perfil priorizado”, otra ha sido ganada por otro profesor asociado del mismo departamento (que también estaba en la lista de 121 candidatos), y sólo una ha sido ganada por un profesor sin contrato previo de profesorado asociado. “Consideramos que el hecho de que siete de las ocho plazas hayan sido ganadas por profesorado asociado que se presentó a la convocatoria interna es muy buen resultado para los objetivos que se había planteado el programa de Talento Interno”, afirma el portavoz de la UB .
El Programa de Talento Interno ya no se volverá a convocar en el año 2023. Los motivos oficiales son que la Consejería de Investigación y Universidades ha anunciado la puesta en marcha de un programa con la misma finalidad para contratar a 850 profesores asociados como profesores a tiempo completo en tres años, y porque se prefiere esperar a la regulación que haga la futura LOSU (Ley Orgánica del Sistema Universitario, también conocida como Ley Castells, aunque quizás acabe siendo la Ley Subirats) sobre este tipo de iniciativas para promover la contratación del profesorado asociado.
De acuerdo con otras fuentes de la UB, algunas facultades habían pedido al rectorado que para futuras convocatorias del Programa de Talento Interno el criterio encaje más con las necesidades de perfiles de profesores de los departamentos, que no siempre coinciden con los que tienen mayor antigüedad y formación. Pero otras fuentes consideran que el verdadero motivo de la cancelación del programa ha sido constatar que en último término los departamentos tienen la sartén por el mango.


