Alba López (16 años, a punto de 17) y Angie Paola Oliva (17) terminaron la ESO el pasado curso, en un instituto de Sant Quirze del Vallès. Ni se graduaron ni pensaban seguir estudiando. Pero tuvieron una buena orientación que las redirigió hacia el PFI de Informática que se hace en el Centro de Formación Municipal de Adultos L’Olivera de la misma localidad. Son las únicas chicas de este PFI, ahora empezarán unas prácticas en una empresa de la zona, y aseguran estar motivadas para seguir estudiando (“algo que me guste”, dice Angie) cuando lo acaben. “Está mejor visto que un chico abandone antes, porque se supone que las chicas estamos más motivadas para estudiar”, comenta Alba.
Alba y Angie son el paradigma de lo que el estudio El Abandono Escolar Prematuro con perspectiva de género califica como “alumnos invisibles”, es decir, alumnos que en el instituto no destacan por ser muy aplicadas ni sacar buenas notas, pero tampoco por molestar o rebelarse, y que tienen una “baja calidad de relación con el profesorado”. Representan uno de los perfiles de chicas que deciden dejar sus estudios en la etapa postobligatoria. Esta mañana han participado en un seminario organizado por la Diputación de Barcelona en el marco del proyecto Nuevas Oportunidades Educativas 4.0 , que se puso en marcha hace un poco más de un año .
Hungría Panadero (Fundación Ferrer y Guardia) y Alba Garcia (UAB), autoras del estudio, le han presentado en la primera parte del seminario. La primera constatación es que el fenómeno del abandono educativo prematuro no suele estudiarse con perspectiva de género porque los datos de los chicos son los más alarmantes. De hecho, tampoco se estudia por qué el rendimiento escolar es mejor entre las chicas, y porqué abandonan mucho más ellos (2 de cada 10) que ellas (1 de cada 10). Pero el estudio apunta que las causas del abandono de las chicas son específicas y que por tanto el abordaje en la prevención también debe contar con estrategias específicas.
En Cataluña la tasa de AEP entre las chicas en 2021 se situaba en el 9,9%. Esto sitúa a Cataluña como una de las comunidades autónomas con más abandono femenino, sólo superada por Andalucía, Murcia, La Rioja, Islas Baleares y Castilla-La Mancha. La Comunidad Valenciana se sitúa justo después de Cataluña, con el 9,8%, y la media española en el 9,7%. El abandono de los chicos también se ha reducido más que el de las chicas en los últimos 15 años, pero también es cierto que partía muy arriba, ya que en 2007 se encontraba en el 37,2% y ahora lo está en el 19,4%. Más significativo quizá sea el dato sobre la escasa presencia femenina en los PFI. Sólo representan el 28% del alumnado, en parte por el sesgo de la oferta, con especialidades muy asociadas a la masculinidad, y encima obtienen peores resultados: le superan el 60,6% de las chicas, mientras que en el caso de chicos lo hacen el 62,8%. El estudio apunta también algunos datos que demuestran que el abandono en el caso de las chicas tiene consecuencias mucho más negativas que en los chicos, en términos de oportunidades laborales.
Así, entre las causas específicas del abandono femenino se encuentran factores familiares (bajo apoyo de la familia, obligación de contribuir al trabajo de cuidados, etc.), factores escolares (baja expectativa docente para el alumnado invisible) y factores comunitarios (influencia del grupo de iguales, relaciones amorosas conflictivas, mecanismos de control social y de reproducción de roles de género sobre todo en los modelos de familia patriarcal, oferta formativa postobligatoria escasa y con sesgo de género, etc). En sentido inverso, el estudio habla de las redes de apoyo, un clima escolar que favorezca el sentimiento de pertenencia e inclusión, las altas expectativas docentes o el desarrollo de identidades académicas y experiencias relacionales positivas o la capacidad de negociación de los jóvenes en el grupo familiar como “factores protectores” del abandono.
Entre las recomendaciones, que se han orientado mucho al trabajo que pueden realizar los municipios, el estudio hace una serie de propuestas, entre ellas la colaboración entre las áreas municipales de género y de educación en lo que se refiere a desarrollar acciones de prevención y detección, el estudio de los nuevos nichos de empleo en especialidades de FP, “potenciando una participación equilibrada entre ambos sexos”, fomentar entre las chicas jóvenes referentes formativos y ocupacionales, promover experiencias piloto formativas con el objetivo de aumentar la presencia de chicos y chicas en formaciones profesionales atípicas o contra-estereotípicas, fomentar la equidad de género en las funciones socioeducativas de los equipamientos municipales y entidades deportivas municipales, etc.
En la presentación de la jornada, el diputado de Juventud, Javier Silva, ha recordado que su objetivo era generar conocimiento “para fortalecer el compromiso de los municipios con la equidad”, a la vez que el diputado de Educación, Josep Monràs, ha vuelto a expresar la necesidad de que los municipios y el Departamento de Educación puedan intercambiar datos (“una demanda sobre la que todavía no tenemos respuesta”, ha dicho) a fin de poder realizar un acompañamiento más personalizado de cada caso.


