Silvio Falcón y Andreu Pujol son los ganadores del Premio de Ensayo Irla 2022, que promueve la fundación Josep Irla. Su ensayo, publicado con Angle Editorial, lleva por nombre “A la sobirania per l’esquerra. Una anàlisi de l’auge d’ERC, EH Bildu i BNG”, y tiene como objetivo describir la convergencia estratégica entre las principales fuerzas de las izquierdas nacionales vasca, gallega y catalana. Hablamos con ellos sobre alguna de las claves que desarrollan a lo largo de su libro.

¿Qué os motiva inicialmente a escribir este libro? ¿Qué es lo que queríais contar?

SF: La constatación de una observación que hicimos juntos, que es la siguiente: las trayectorias recientes de ERC, Bildu, y el BNG cada vez se parecen más. Esto les ha llevado a formar coaliciones, llegar a acuerdos bilaterales, o constituir grupos parlamentarios propios, como ocurre en el Senado entre ERC y Bildu. Hablando entre nosotros consideramos que sería interesante analizar estas trayectorias con mayor profundidad.

¿Cuáles son los principales aprendizajes que creéis que ERC ha podido sacar de estas aplicables a la estrategia republicana?

SF: Por ejemplo, si nos fijamos en el movimiento nacionalista gallego, han realizado un muy buen trabajo organizativo con los sindicatos. El primer sindicato de Galicia es la Confederación Sindical Galega (CFG), y gran parte de los militantes del BNG forman parte. Cuando al BNG no le han ido demasiado bien las cosas, el sindicalismo ha sido un refugio desde el que hacer oposición. Esta política de movimiento —que en Cataluña ha sido quizás más de Plataformas, como la Plataforma por el Derecho a Decidir—, puede que no tenga una tradición tan arraigada.

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Interesante…

AP: Aunque es cierto que en los últimos tiempos la vinculación de ERC con alguno de los sindicatos mayoritarios como UGT, por ejemplo, se ha ido fortaleciendo. Basta con ver los casos de Dolors Bassa, Chakir el Homrani, o Camil Ros, que todos han formado parte de la estructura del partido.

¿Por qué la estrategia republicana de tejer alianzas con otras fuerzas estatales es la adecuada y no la que puedan hacer otras fuerzas actualmente como la CUP o Junts per Catalunya — o la izquierda aberzale parlamentaria en los años 80?

AP: Hemos estado bastante atentos a la realidad escocesa, y creemos que ésta ha influido la realidad del independentismo catalán, gallego, y vasco. El independentismo escocés, antes de su reciente éxito, también estaba visto por los sectores progresistas como una extensión cómplice de la derecha británica. Yo creo que en este caso estos tres partidos independentistas llegan a una conclusión similar en la coyuntura actual en España: consideran que buena parte de su potencial electoral no entendería una oposición frontal al gobierno español si esto acaba implicando a que haya un gobierno de coalición entre VOX y el PP, por ejemplo.

Sin embargo, alguien podría argumentar que el independentismo ha acostumbrado a crecer en aquellos momentos de oposición cuando en Madrid ha habido una fuerza más claramente independentista en el gobierno.

AP: Es cierto que en los momentos que ha gobernado el PP, esta intransigencia de los populares ha ayudado a hacer crecer el independentismo, pero también es cierto que podemos hablar de otros momentos en los que el incumplimiento de la izquierda española también ha hecho crecer el independentismo. El caso de Zapatero comprometiéndose a llevar adelante el Estatut es el ejemplo paradigmático.

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Os pregunto por uno de los conceptos centrales del libro: “ensanchar la base”. De entrada, se entiende por ensanchar la base una voluntad de dirigirse a un público no independentista. Pero, ¿de qué modo?

SF: Entendemos por “ensanchar la base” una serie de cosas y valores que no son autoexcluyentes. Las fuerzas independentistas deben demostrar que proponen cosas interesantes para los independentistas, pero también para la gente que no es necesariamente independentista, al menos en un inicio. Gente que no tiene la independencia como prioridad, que entiende y le preocupa la gestión de gobierno y los recursos públicos.

A priori parece que, electoralmente, ninguna fuerza independentista rechazaría la posibilidad de obtener votos provenientes de un público que no es el suyo.

SF: Aquí es rica la experiencia gallega y la vasca, porque comparten con ERC unos liderazgos más o menos fuertes que generan una cohesión interna que permite buscar a este público. En la última década no ha habido escisiones relevantes en ERC. Cuando en otoño de 2017 el independentismo se queda sin relato, es ERC quien se ocupa de construirlo. Y esto es valiente. Mesa de diálogo, conseguir mermar la represión, pactar con el gobierno del Estado… sólo quizás hacerlo cuando en tu casa tienes una cierta unidad. Ana Pontón (BNG) y Arnaldo Otegi (Bildu) han seguido -exitosamente-, esa misma estrategia.

A veces el concepto de “ensanchar la base” se asocia con la estrategia de un partido de convertirse en un “catch all party“, es decir, un partido transversal, de mayorías, y con voluntad de gobierno. ¿Creéis que esta voluntad o estrategia implica disolver el núcleo ideológico fuerte para llegar a estos sectores más amplios? En el caso de ERC, ¿ser capaz de pactar con la izquierda y con la centroderecha?

AP: Seguramente es un riesgo que está ahí. Lo que ocurre es que estos partidos —y también hablo del Scottish Nacional Party—, llegan a la conclusión de que es imposible conseguir los objetivos políticos sin tener la mayoría electoral. Por tanto, cuanto más electores puedan apelar como partidos independentistas, más cerca estarán de la consecución de sus propósitos. ¿Que existe un riesgo de diluir los ideales? Es posible, pero donde seguro que nunca se diluyen es dentro de los grupúsculos marginales, donde todo el mundo está muy convencido y todo el mundo es muy del núcleo duro.

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SF: Si en este libro no sale la CUP es porque no tiene esa orientación. La CUP no busca en ningún momento al gobierno de la Generalitat; de hecho, ya tiene graves problemas para votar a mayorías a terceros. No tiene esta apuesta estratégica ni tiene un programa de gobierno, a diferencia de Euskal Herria Bildu, que ha sido su socio tradicional.

A colación de este comentario, cito una frase de su entrevista con Arnaldo Otegi, que dice: “el proyecto independentista de izquierdas no se puede construir sólo sobre los que hemos sido independentistas en el pasado”, un comentario que referencia implícitamente en el PSOE y sus votantes. En Cataluña parece que éste es todavía un muro a derrumbar: ¿es importante hacerlo?

AP: Yo no creo que se refiere tanto a votar con el PSOE en el País Vasco como interpelar a sus votantes. Aun así, también hace falta tener en cuenta las trayectorias del BNG y ERC que hablamos en el libro, que en unos momentos se vinieron a pactar con el PSOE y salen muy maltrechos, peleados, y con escisiones internas. Éste es un elemento a tener en cuenta.

SV: Por otra parte, es cierto que en estos casos eran socios minoritarios y no mayoritarios.

Si con Junts per Catalunya el gobierno ha terminado como ha acabado, y con el PSC los riesgos de desgaste son tan elevados, ¿qué opción viable hay para gobernar?

AP: No se sabe. Por el momento ahora mismo está gobernando ERC en solitario, y se está probando viable.

SF: Y los presupuestos, cuando parecía que todos los socios potenciales no querían votarlos, ahora están incluso compitiendo para votarlos a favor. El sistema electoral de partidos catalán seguirá fragmentado y sin mayorías claras. Debemos acostumbrarnos.

Guillem Pujol con los ganadores del Premio de Ensayo Irla 2022, Silvio Falcón y Andreu Pujol | Pol Rius
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