El 2022 ha venido cargado de inmunidad, y es que este año se ha alcanzado la cifra de 5400 millones de personas (69’5% de la población) que tienen al menos una dosis de vacunación contra el coronavirus a nivel mundial. Ahora bien, si la vacuna más trendy de los últimos años es la de la COVID, este año se ha convertido también en el azote contra el paludismo: UNICEF ha logrado la adjudicación de un contrato para el suministro de la vacuna contra la malaria de la farmacéutica GSK, lo que permitirá que 18 millones de dosis estén disponibles en los próximos tres años. En 2020, paralelamente a la explosión del coronavirus, en diversos países africanos tenían su propia pandemia que lleva décadas arrastrándose, y es que ese año casi medio millón de niños murieron de malaria en el continente. Con los 18 millones de dosis pactados, se van a salvar millones de vidas.

RTS,S/AS01, la vacuna que ha revolucionado la lucha contra la malaria

Científicos estadounidenses anunciaban hace unas semanas que habían conseguido la “ignición”, una reacción de fusión nuclear con una ganancia neta de energía. Este punto se convierte clave para un futuro, tal y como afirmaban, en el que se podría obtener una fuente de energía libre de carbono. Ahora bien, este descubrimiento no debe hacernos perder el norte, y es que como explica el investigador científico del CSIC Ferran Vallespinós, “la fusión nuclear no estará lista para la lucha urgente contra el cambio climático, que es la principal tarea que tenemos ante este siglo XXI”

No quiero aguarte la fiesta de la fusión nuclear, pero…

Incendios masivos, temperaturas infernales, temporales caóticos… la emergencia climática es una evidencia que muchas personas, instituciones y gobiernos se niegan a creer. Una venda en los ojos que permite seguir viviendo en la comodidad de la abundancia para los países más ricos. Pero por suerte, -o por sentido común-, son muchos los que entienden la magnitud del problema y toman acción para frenar los efectos irremediables a los que se puede llegar. La conciencia colectiva está ahí, y destaca el apoyo de la juventud a las manifestaciones que vienen de parte de ellos mismos, de asociaciones de estudiantes y jóvenes unidos por una causa: frenar la emergencia climática.

Emergencia climática: una guerra contra la vida

Avances en la legislación abren la puerta al reconocimiento de los migrantes LGTBIQ+ como sujetos de pleno derecho. La Ley Trans y todo el revuelo que ha llevado consigo, culminan con la aprobación de una mejora en la dignidad y calidad de vida de las personas queer, especialmente de las personas migrantes que forman parte del colectivo: la Ley Trans alcanza a paliar algunos puntos discriminatorios de la Ley de Extranjería, normativa con carencias que suele traer polémica y malas condiciones para las personas en situación administrativa no regularizada.

Migración LGTBIQ+, hacia el reconocimiento como sujetos de pleno derecho

Los avances también vienen en materia laboral. Este mes las dependientas de Inditex en A Coruña convocaban una huelga que terminaría con la aceptación por parte de la patronal de aumentar las nóminas 382 euros al mes. La huelga se ha extendido por España, donde claman también por la mejora de condiciones. Los y las trabajadoras, sobre todo de ámbitos más precarizados, han sido protagonistas este año de luchas dignificadoras, como por ejemplo la de las trabajadoras del hogar, que consiguieron el derecho al paro y la eliminación del despido sin causa. La aprobación de la Reforma Laboral se convertía en un aliciente y a la vez parapente para reducir la temporalidad y la externalización, entre otros factores inestables que afectan sobre todo a los empleos más precarizados.

La reforma laboral empieza a dar frutos con la recuperación de derechos

Hace un año que celebrábamos la noche vieja con mascarillas, test de antígenos en mano y restricciones. El 2022 ha sido el encargado de traer de vuelta la “normalidad”, aquel concepto tan utilizado y meta tan lejana durante los años duros de la pandemia. Quedaron atrás las limitaciones de reunión, la prohibición de salir en horario nocturno, el cierre del ocio. Es decir, podemos volver a disfrutar del tumulto, las quedadas con amigos y familia, la cultura en vivo, la música en directo… que es el año de resaca -pero lúcida- postpandémica queda claro también al repasar la industria: pocos artistas se habían atrevido a sacar contenido durante la época de cuarentena, y ahora, todo eso reprimido está estallando. Y si no, pregunten a Rosalía cuándo empezó a cocinar Motomami, álbum que le está llevando de gira por todo el mundo y que le ha hecho valerse de cuatro premios Grammy. En su parada del tour en casa, Barcelona, el recibimiento fue tal que tuvo que doblar fechas en el Palau Sant Jordi.

Rosalía, las pantallas, y un sarao poligonero

 

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