El 21 de abril de 1981 es una fecha histórica para la parroquia seguidora de Bruce Springsteen. Su primer concierto en Barcelona y única actuación durante su primer viaje a tierras españolas, fue el inicio de una historia de ‘’amor’’ entre el artista y la Ciudad Condal. Cuenta la leyenda que el idilio empezó cuando Bruce se sintió como en casa, debido al parecido industrial y trabajador de la capital catalana con su tierra natal, New Jersey. Ambas se levantaron y forjaron su identidad con oleadas de migraciones en busca de una tierra prometida. Mucho ha cambiado el paisaje de Barcelona en estos cuarenta y dos años, aunque siga manteniendo su oscuridad en los márgenes de la ciudad.

Era una época convulsa, la sociedad española estaba aprendiendo a vivir después de años de dictadura y para una juventud con sensación de urgencia, ante la responsabilidad de un futuro mejor, fue en el Palau d’Esports de Montjuïc donde una chispa de esperanza se prendió para un público entregado que rozaba las 7.000 personas que no llenaban el aforo. Bruce Springsteen, un joven de 31 un años que ya se había erigido estrella del rock y al que le faltaban unos pocos años para convertirse en fenómeno de masas, fue el responsable de transmitir y plasmar lo que sentían los herederos de una generación al límite, con miedo a soñar.

El promotor musical Gay Mercader, que hizo posible la llegada de Bruce, afirma que “venía a conquistar, a tomar la ciudad, y esto es lo que hizo”. Décadas después. el biógrafo del chico de Jersey Dave Marsh, sentenciaba: “Ni en Barcelona, ni en ninguna parte. Fue el mayor concierto al que yo jamás haya asistido”.

Coincidiendo con su nueva visita a la ciudad, con dos actuaciones este fin de semana en el Estadi Olímpic Lluís Companys, del 20 de abril al 14 de mayo, el jardín del Palau Robert acoge la exposición “Bruce Springsteen. Barcelona 1981”. En ella se recoge una treintena de fotografías de Frances Fàbregas del mítico concierto, acompañada de comentarios de  personalidades que lo vivieron, como el director de cine Manuel Huerga, los periodistas Jordi Bertran y Juan Cervera, Loquillo (que siempre ha rememorado esa noche llegando a homenajearla en su tema 21 de abril) o el propio Gay Mercader.

Fàbregas recuerda cómo ‘’le temblaban las piernas’’ de ser el único fotógrafo acreditado para inmortalizar la noche. En el prólogo de la exposición, el periodista Jordi Bianciotto escribe como el concierto ‘’sacudió vidas y fue mucho más que un recital’’. 

Hacía pocos meses del asesinato de Lennon, dejando huérfana a una generación de rebeldes soñadores. En España, a un mes exacto del intento de golpe de estado, Bruce Springsteen golpeó con su energía y sus historias sobre perdedores recorriendo malas tierras con esperanza por salir de ellas. De cómo largarse avanzando por una carretera de truenos para llegar donde queremos ir, caminando bajo el sol, aunque hasta entonces los vagabundos como nosotros hayamos nacido para correr. No se puede resumir mejor los sueños y aspiraciones inmortales sentidos generación tras generación.

Hola Barcelona, Ja soc aquí!

Con estas palabras desde el escenario de un repleto Camp Nou, Bruce Springsteen afianzaba su relación con el público catalán siete años después de su primera visita. El camino de regreso no fue fácil. A pesar de las buenas vibraciones en 1981, algunas tensiones con la promotora provocaron que la gira mundial emprendida en 1985, ya con Bruce erigido como ídolo de millones, no pisara tierras españolas. Un hecho, que fue crucial para el futuro. La gira para presentar el álbum Born in the USA, aterrizó en Montpellier, una ciudad del sur de Francia que se vió invadida por fans de este lado de la frontera. Tal peregrinación se vio recompensada durante su doble visita en verano de 1988, primero durante su gira del túnel del amor, después embarcado en la gira por los Derechos Humanos organizada por Amnistía Internacional. El resto es historia del rock. 

En 1999, Barcelona acogió el primer concierto a escala mundial de Bruce y la banda de calle E, tras años de proyectos por separado, durante dos noches en el Palau Sant Jordi. En 2002, fue el mismo recinto el elegido para la grabación de lo que sería el primer concierto de Bruce Springsteen publicado íntegro y retransmitido en directo, aunque no completo, por MTV para todo el mundo.

El precio que pagas

El tiempo pasa inescrutable, perdemos la juventud, la inocencia, pero seguimos siendo protagonistas de las historias narradas por el trovador de Jersey. En el contexto actual, en que la sociedad vuelve a verse sometida a la incertidumbre de una crisis que nos golpea constantemente, donde el precio a pagar por existir es demasiado alto, Springsteen vuelve a la carretera y a la ciudad donde nos cantó por primera vez, en 1999, sobre ese tren cargado con campanas de libertad para afrontar este nuevo milenio que está resultando devastador. 

Bruce ya no es ese joven que quería huir de la pobreza a golpe de guitarra, es un millonario que lo ha conseguido todo y ve el mundo, ya no lo vive, desde una posición privilegiada, eso hace que algunos se plateen la validez de sus letras y se reformulen la misma pregunta que el músico se hace en su emblemática The River “¿Es un sueño una mentira si no se hace realidad?¿O es algo mucho peor?’’. En el fondo no importa o no debería importar, pues sería poner en entredicho, ya no solo a Springsteen, también a la mayor parte de los artistas de la industria del entretenimiento. Llegada la hora de la verdad, exactamente esta noche a las 21:00hs, lo que queda es el sentimiento hacía una obra inmortal y el agradecimiento por hacerla posible.

Al final de esa noche primaveral de 1981, Bruce clamó  “Desde ahora os llevo dentro de mi corazón”. No sabemos si para él seguirá siendo así, pero para quienes escapamos de los idiotas para aprender más de la vida en una canción, seguro que si. Porque una cosa está clara, en cualquier cita con Bruce, hay magia en la noche y el mundo se detiene, durante unas tres horas, para seguir creyendo que sin rendición todo es posible. 

Hicimos una promesa que no podemos olvidar aunque nuestros rostros se hayan vuelto viejos y los corazones hambrientos frío, debemos estar listos para rejuvenecer y no olvidar que cuando se apaguen los focos y suene la última nota, sigue habiendo una ciudad conquistada donde cada vez cuesta más crear nuestro hogar y toca defenderla, nacimos para correr, si, pero también para defender nuestra casa en la colina. 

Mientras escribo estas últimas listas, en mi cabeza suena Death to my hometown y vuelvo a mi parte activista, pensando en todos esos fondos de inversión que han invadido nuestra ciudad

‘’Ni balas de cañón estallaron
Ni rifles nos abatieron
Ni bombas cayeron del cielo
Ni sangre bañó el suelo
Ni detonaciones nos cegaron los ojos
Ni mortales truenos retumbaron
Pero tan seguro como la mano de Dios
Ellos trajeron la muerte a mi ciudad

Ni metralla rasgó el cielo nocturno
Ni ciudades se incendiaron
Ni ejércitos barrieron las playas por las que morimos
Ni dictadores se coronaron
Desperté una noche silenciosa
Nunca escuché un sonido
Los merodeadores atacaron a oscuras
Y trajeron la muerte a mi ciudad

Destruyeron las fábricas de nuestras familias
Y se llevaron nuestras casas
Abandonaron nuestros cuerpos en las llanuras
Los buitres picotearon nuestros huesos

Así que, escúchame, querido
Prepárate para cuando lleguen
Porque, como el sol naciente, sin duda volverán
Consigue una canción para cantar
Y cántala hasta aprenderla
Sí, cántala fuerte y cántala bien
Envía a los tiranos sin escrúpulos directos al infierno
Los codiciosos ladrones que aparecieron
Y devoraron la carne de todo lo que hallaron
Cuyos crímenes han quedado ahora impunes
Y recorren las calles como hombres libres’’

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