Desde 1989, SOS Racisme Cataluña es una asociación que lucha por una sociedad antirracista, haciendo incidencia política y social, formaciones y campañas para concientizar sobre la situación de racismo que ocurre en el contexto catalán.
Larissa Saud, coordinadora de Comunicación de la asociación, considera que el racismo va cambiando, por lo que la lucha antirracista debe ir a la par con las prácticas modernas del problema. “El estado del racismo en Cataluña es algo que a nivel social va ganando mucha conciencia, las instituciones cada vez más intentan incorporar un discurso antirracista. Pero, igualmente tenemos toda una estructura, por eso hablamos del racismo estructural e institucional, una estructura social que se alimenta del racismo, sea manteniendo trabajos precarios, negando vivienda a una parte de la sociedad, poniendo personas, por ejemplo, migrantes extranjeras, en trabajos precarios”, añade.
Las prácticas racistas son diversas, por eso, el informe del Servicio de Atención y Denuncia (SAID) de la organización recoge varios tipos de tipología que se manifiestan comúnmente. Entre ellos, los principales son entre personas comunes, seguida de derechos sociales, que incluyen problemas con acceso a sanidad, al padrón, racismo escolar, entre otros, el racismo policial y el laboral.
La coordinadora de Comunicación valora el trabajo en redes, que hace la fuerza de la asociación. Esto hace posible que SOS Racismo tenga una serie de campañas dirigidas a atender áreas particulares donde se manifiesta el racismo.

La apariencia no es motivo
En 2017, cuando aún la perfilación racial no era tema de atención, la asociación creó la campaña “Parad de pararme”, para poner visibilidad, hacer incidencia social y política y recoger datos sobre la perfilación racial en cuerpos policiales. El informe de 2017-2018 “La apariencia no es motivo” reflejó que se paraba hasta siete veces más una persona extranjera que una persona nacional. Saud estima que “hay una sospecha discriminatoria de que estas poblaciones son probablemente delincuentes, que es lo que se llama sospecha razonable dentro de la policía”.
Uno de sus últimos informes “Invisibles. L’estat del racisme a Catalunya”, publicado en 2022, afirma que el 22% de casos nuevos asumidos son agresiones perpetradas por miembros de los cuerpos de seguridad pública, que levanta interrogantes sobre ¿seguridad para quién y hacia quién? La coordinadora cree que se tiende a negar la existencia del racismo en casos policiales, y los pocos que se admiten son adjudicados como casos aislados o “manzanas podridas”.
“La propia estructura de la polícia si no es repensada, acaba reproduciendo racismo como parte de la estructura social que da por hecho que las poblaciones migrantes o personas racializadas no blancas pueden delinquir”, juzga.
Violación de derechos a la infancia migrante
Saud apunta a que los menores migrantes, principalmente aquellos desacompañados, conocidos con el estereotipo llamado “colectivo MENA (menores extranjeros no acompañados)”, son criminalizados y desamparados. “La infancia migrante es vista como adulta, y eso es bastante preocupante”, dice. Por eso, desde SOS Racismo recogen las denuncias de centros de menores por casos de violación de sus derechos, para concientizar sobre los diferentes tipos de violencia que sufre este grupo.
#EstoesRacismo
Esto es Racismo es un grupo de activistas en el movimiento de la articulación antirracista, que gestiona diferentes campañas de concientización. Por ejemplo, el tema de “El racismo sale de fiesta” fue una campaña que crearon para visibilizar el racismo en los derechos de admisión para denegar la entrada a personas no blancas en el ocio nocturno.

Servicio gratuito para víctimas de discriminación
La organización ofrece el Servicio de Atención y Denuncia (SAID), un servicio gratuito que recibe una media de 500 personas por año y les acompañan en su proceso de restitución de derechos vulnerados. Ya sea por la vía administrativa o la judicial, SOS Racismo sirve como apoyo a personas que han sido víctimas de racismo y desean tomar acción.
Más allá de los casos particulares, la asociación tiene una labor social con la comunidad, realizando formaciones en escuelas, institutos o asociaciones, ya sea a nivel de intervenciones, parlamentar o reuniones con instituciones políticas. Además, trabajan en la elaboración o sugerencia de leyes. “Por ejemplo, con la recién aprobada Ley Catalana de Igualdad de Trata y No Discriminación y la Ley Estatal Antirracista, en las dos estuvimos mandando sugerencias, colaborando a nivel institucional y de asociación”, menciona Saud.
Lo que vemos es solo la punta del iceberg
La coordinadora de Comunicación considera que los casos que llegan a la organización “son solo la punta de toda una problemática”, ya que refleja solo la gente que llega a denunciar. Por ejemplo, antes las denuncias, en su mayoría, las hacían personas identificadas como hombres, y “este año, por primera vez, gracias al esfuerzo con otras asociaciones, no era que antes no existían mujeres que sufrían racismo, sí que existían, pero quizas no denunciaban como lo hacen ahora”.
Saud juzga que muchas de las denuncias se realizan cuando la persona ha llegado a “un límite”. De los casos que reciben, la mayoría les asegura que han sufrido racismo anteriormente, pero “lo normal, lo cotidiano”. “Quizás tenemos que rebajar lo normal del día a día, la línea de la normalidad tiene que estar más arriba, esa tolerancia a lo que es normal y lo que es anormal debe definirse mejor”, apunta.
Al final, la organización lo que busca es su propia extinción. “Ojalá un día no tengamos más que estar aquí pidiendo por cosas obvias como la igualdad racial. Pero bueno, mientras eso no sea viable pues es necesario, porque vivimos todavía una sociedad estructuralmente racista y necesitamos movilizarnos para erradicarlo”, concluye.