Si ésta fuera una cuestión estrictamente de afinidad ideológica no habría impedimentos en el pacto. ERC ha aprobado los presupuestos del Ayuntamiento de Colau y Collboni sistemáticamente, y el PSC ha aprobado a Pere Aragonès las cuentas en la Generalitat; pero ERC y el PSC son partidos políticos, y como partidos que son, su agenda ve más determinada por la expectativa electoral que por la voluntad de aplicar las políticas públicas definidas en su programa. Al menos en la ciudad de Barcelona, es posible comparar el modelo de Trias con el modelo Colau-Collboni (+Maragall) que ha gobernado la ciudad en los últimos años. Aquí van algunos datos:
Trias subió el precio de los transportes público mientras que Colau los ha mantenido o reducido, especialmente el de los tickets de uso reiterados: el de la T-Joven en 2015 (el año en que se acabó el mandato de Trias) era de 105€, mientras que en la actualidad es de 80€, y el de la T-Mes era de 52€, mientras que ahora es de 40€. En la actualidad existen 11.700 viviendas públicas en la ciudad, 4.000 de las cuales se han construido en los últimos cuatro ocho años. Trias construyó menos de mil.
O la diferencia de preferencias en la construcción de guarderías: mientras que Trias detuvo la construcción de nuevas guarderías y priorizó los conciertos con centros privados, en las dos últimas legislaturas se han construido diez guarderías nuevas. También se ha incrementado en un 120% respecto al curso 2015-2016 el número total de plazas con necesidades específicas de soporte educativo (NESE). Se puede comprar, también, la evolución de las licencias para pisos turísticos: del crecimiento exponencial durante el mandato de Trias, al estancamiento durante el período Colau.

La evidencia entre modelos es palpable. Uno representa la centroderecha liberal, el otro (el bloque conformado por el tripartito), el de la centroizquierda socialdemócrata. Ni comunistas, ni neoliberales. Pero ciertamente la Barcelona de Trias está pensada desde el distrito de Sarrià-Sant Gervasi con la connivencia del Grupo Godó, del RACC y de Agbar, mientras que el bloque progresista se debe a un discurso que prima, en mayor grado, la igualdad oportunidades entre los ciudadanos. ¿Por qué hay dudas, entonces?
La convocatoria sorpresa de elecciones anticipadas de Pedro Sánchez congeló las opciones de plantear una alternativa a Trias; si ERC tenía pocos incentivos para hacer alcalde en Collboni — decisión estéticamente fea por los republicanos—, la “jugada maestra del presidente del gobierno del Estado puso tierra en medio. Si ya era difícil antes, el miedo a perder votos en las próximas elecciones y ser acusados de “butiflers” por parte de Junts, hacen casi imposible el pacto. ERC tiene una tendencia peligrosa a acomplejarse respecto de Junts per Catalunya y ceder a su voluntad. El gesto de Pere Aragonès, flirteando con la idea de reeditar una lista unitaria, es un claro ejemplo.
Ahora bien, estos baches se aplanarían mucho si en lugar de hacer alcalde en Collboni se apostara por una alcaldía compartida, dos años por el líder socialista y dos para Ada Colau. A ERC le resultaría mucho más sencillo “vender” a su electorado que realmente se hace una apuesta por las políticas progresistas, y podrían argumentar que gracias a su apoyo no sólo han impedido que Trias sea alcalde, sino que lo sea Collboni a tiempo completo. ¿Y porque no? Collboni ha quedado por delante por 146 votos (a falta del recuto final), un número casi insignificante. Si Colau es capaz de conseguir los apoyos de ERC y del PSC, y, en cambio, el PSC sólo es capaz de conseguir los de Colau, no parece una idea nada descabellada. La pregunta, es: ¿aceptaría Collboni?