Mientras Junts per Catalunya facilitaba la entrada en la las instituciones de la extrema derecha en Catalunya y ERC ponía una alfombra roja en Trias en Barcelona, Barcelona en Comú lo hacía saltar todo por los aires treinta minutos antes de que se iniciara el Pleno que debía hacer a Trias alcalde de la capital catalana: los comunes daban un giro de 180 grados y anunciaban que darían sus votos a Jaume Collboni.

La tensión era absoluta en Sant Jaume y los teléfonos echaban humo, especialmente en la sede de Génova del Partido Popular en Madrid. Daniel Sirera había flirteado previamente con la idea de dar sus votos a Collboni para evitar una alcaldía independentista, pero lo había hecho después de que los comunes anunciaran que no participarían de ningún acuerdo a tres bandas que implicarà al PP. Aunque las caras largas de la cúpula de Junts per Catalunya y la vieja de guardia de CiU hacían presagiar que la sorpresa se acabaría materializando, la expectación se mantuvo hasta la hora del recuento. El eterno candidato socialista lo había conseguido, y Daniel Sirera sacaba pecho en su discurso: “he sido fiel a mi palabra, no he hecho alcalde a un separatista y he conseguido que los comunes no formen parte del equipo municipal de Barcelona”.

Las caras largas de los líderes de Junts y ERC durante la sesión. Foto: Pol Rius

 

 

Así que Jaume Collboni será el próximo alcalde de Barcelona y liderará el Ayuntamiento más débil de la historia de Barcelona. Nunca un ejecutivo había contado con sólo 10 de los 41 concejales y concejalas posibles Collboni. La ya ex-alcaldesa de Barcelona afirmaba durante su intervención, entre silbidos de la audiencia, que “no hemos participado de ningún pacto con ninguna formación política” y que si Collboni lo interpretaba como un regalo, debería quedarle claro que, en todo caso, éste se trata de un “regalo envenenado”. “No teníamos certezas de lo que pasaría hoy, iremos directamente a la oposición” —decía Colau en una afirmación que hay que poner en vereda. El futuro es incierto, la política da muchas vueltas, y los comunes tienen la mano rota al cambiar de opinión en el último momento.

Un día fatídico para Junts por Catalunya y por Xavier Trias, pero aún más para ERC y Ernest Maragall, que había accedido a pactar con Trias — dejándose parte de su credibilidad como político de izquierdas— para acceder al poder ejecutivo de la ciudad. Su carrera política, como la de Trias, muy probablemente se acabe hoy. Y lo hacía lanzando un augurio: “decisiones como la tomada hoy alejan a la ciudadanía de la política”. En el turno de un notablemente afligido Xavier Trias, el exalcalde empezaba si intervención aludiendo a la clara estupefacción en la que se hallaba: “debo hacer un discurso muy distinto del que tenía preparado. Iba a hacer un discurso de alcalde, per no soy el alcalde”. Efectivamente. Trias marcha habiendo acariciado la alcaldía después de haber ganado las elecciones.

Se abre un nuevo período en Barcelona, pero hoy no iba todo de Barcelona. Por la mañana, en Ripoll, Junts per Catalunya facilitaba por primera vez en la historia el acceso a las instituciones a la extrema derecha “catalana”. Silvia Orriols, fundadora del partido xenófobo y ultranacionalista catalán Aliança per Catalunya, gobernará este municipio que ha puesto a Catalunya en el mapa. Los cordones sanitarios funcionan, a condición de que no se escriban en catalán.

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