No soy filóloga, ni experta en lengua, sólo me gustan mucho las lenguas, me sirven para pensar, recordar, hablar, comunicarme, aprender, escribir y leer… Cuando empecé a ver tantos desdoblamientos, que entorpecían la expresión, que me recordaban los cuentos de Jannes Finn, no lo entendía, no estaba de acuerdo.
Mucha gente lo utilizaba, y lo utiliza, incluso en esferas como universidades, administraciones, escuelas… Los escritores catalanes, al menos los que yo leo, no lo hacen. En mi caso, cuando tenía que publicar algo, siempre remarcaba que no me desdoblaran niños y niñas, padres y madres… Que el genérico hacía referencia a todo el colectivo. Para mí es evidente que niños se refiere a menores de ambos sexos.
Sé que hay una lucha feminista detrás. Sé que ha habido en nuestra lengua, y en otras, cambios, modificaciones, correcciones y recomendaciones para que ningún colectivo se pueda sentir despreciado. Pero ahora no es lo mismo, no es dejar de decir una expresión o cambiar un adjetivo que puede ser ofensivo, sino que considero que se está exagerando. Se está complicando la expresión a niveles a veces grotescos.
Por suerte, soy curiosa y siempre me ha gustado mucho leer, y cogí el libro de Carme Junyent Som dones, som lingüistes i diem prou. Creo que todo el mundo debería leerlo. Todo el mundo que, sin pensarlo demasiado, por imitación, desdobla; todo aquel que, pensándolo mucho, se atreve a poner nuevas normas lingüísticas en su ámbito de trabajo; todo aquel que quiere saber más; todo aquel que no está de acuerdo y/o le obligan a hacerlo.
Cuando lo leí, me di cuenta de que esta vez no era yo sola la que estaba en contra, sino que un grupo de mujeres lingüistas opinaba lo mismo, y lo razonaba y explicaba claramente, desde el conocimiento. Tal y como se dice en la recopilación de artículos, utilizar el masculino genérico no tiene nada que ver con ser feminista, con el patriarcado ni con el poder de los hombres. En catalán, el género no marcado es el masculino.
La lengua está viva, y quizás evolucionará y surgirán nuevas formas de decir, palabras nuevas… ¿Qué pasará, por ejemplo, con la gente que no se considera binaria? El lenguaje debe servirnos sobre todo para entendernos, y debe buscar la economía de las palabras. Frases como: «Queridos padres y madres de los niños y niñas del aula de los pingüinos y las pingüinas, le invitamos a la reunión que tendrá lugar… Le rogamos que venga sin los hermanos/hermanas pequeños/pequeñas… Por favor, confirme a las/los maestros su asistencia…» no lo favorece.
Es evidente que la discriminación hacia las mujeres existe como algo social y cultural, no lingüístico. Existiría a pesar de que habláramos de otra manera. No es suficiente hablar así para que las mujeres cobren igual que los hombres, para que se las considere igual de competentes, se las respete y valore… Tal y como apunta el libro mencionado: «El género no marcado o masculino genérico es inclusivo, un rasgo lingüístico característico de las lenguas románicas».
Escuché en las noticias la muerte de Carme Junyent. No la conocía pero sabía de su amor, gran conocimiento y defensa de nuestra lengua. Sabía que había hecho una recopilación de artículos, junto con otras mujeres y lingüistas, que a mí me había gustado y enseñado mucho. Me sentí triste.
Le agradezco de corazón sus aportaciones y su lucha por la lengua.