En el marco del primer año de la Mesa de Prevención de Riesgo Suicidio, se han presentado los datos sobre la situación del 2022, que refuerza la tendencia que ya se marcaba durante la pandemia: la salud mental de los adolescentes se encuentra en una situación precaria. Los datos apuntan a las chicas de entre 12 y 25 años como grupo más vulnerable a conductas suicidas, y las menores de dieciocho años tienen una alta prevalencia de intento y pensamiento suicida.

Si bien esta franja poblacional es la que se encuentra en un punto más sensible, las llamadas recibidas por parte del 061 vienen en gran parte por personas más mayores. Durante este año de funcionamiento del teléfono, han llegado 12000 consultas con riesgo suicida y se han atendido más de 11000 personas: de estas, la mayoría (casi 5000), pertenecen a la franja de edad entre 41 y 65 años. La intervención médica directa a través de ambulancia y/o traslado a urgencias no se ha activado en la mayoría de los casos, ahora bien, en un 7% de las llamadas se ha detectado riesgo inminente de suicidio y un 17% un riesgo elevado. Haciendo retrospectiva de la última década, el 2014 se registraron 465 conductas suicidas según el Código Riesgo Suicidio, cifras que distan mucho de las 7500 del año 2022. La incidencia en la problemática y los esfuerzos al dejar atrás el tabú son también elementos que incentivan el crecimiento de las tasas.

Comparando en el mismo periodo del año anterior, en la primera mitad del año 2022 han bajado casi un 3% los intentos de suicidio. En contraposición, han aumentado un 9,7% de los pensamientos. Ahora bien, el consejero de Sanidad, Manel Balcells, hace una lectura positiva de este dato: “la ideación es el paso previo para el intento, por lo tanto, detectarlo nos ayuda a actuar precozmente”, explica.

El papel de los testimonios

En la publicación de los datos, presentadas por Diego Palao, coordinador del Plan de prevención del suicidio de Cataluña (PLAPRESC) 2021-2025 y presidente de la Comisión de Seguimiento de este plan, y Nuria Casalé, jefe del 061 Salut Respon, se ha añadido la intervención de Cecilia Borràs, presidenta de Después del Suicidio – Asociación de Supervivientes. “Las asociaciones hemos aportado el testigo personal ante las cifras frías, hemos hablado de quienes son los que sufren esta tragedia”, pronuncia Borràs, que destaca la necesidad de tener presentes las entidades de supervivientes en la hora de diseñar políticas públicas de prevención.

El consejero Balcells reafirma este papel y esta alianza, explicando que “es imprescindible contar con los testimonios” y que ahora que se dispone de “cifras más reales”, es primordial poner en el centro esta problemática, puesto que “hacer política es priorizar, y ahora hay que priorizar la prevención del suicidio”. En esta línea, para la presidenta de Después del Suicidio – Asociación de Supervivientes, hay que continuar hablando, y apunta al aumento de las tasas de ideación como síntoma de esta tarea.

“El 45% de los supervivientes se han sentido acompañados, pero todavía han sentido un tabú alrededor de su luto. El 30% no se ha sentido acompañados socialmente debido al peso del estigma”, avanza Borràs sobre datos que se harán públicas en un informe de la entidad.

Líneas concretas de actuación

Balcells anuncia que las siguientes acciones irán en la línea de centrarse de manera directa y adaptada a contextos donde se presentan riesgos más altos de ideación suicida, como pueden ser “universidades, escuelas o prisiones”. Además, explicita que hay que abordar siempre desde el estadio más precoz posible, como por ejemplo, intervenir en salud mental para mejorar las cifras de prevalencia de trastornos emocionales que podrían ser un paso previo a la ideación.

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