Barcelona es la cuarta ciudad más segura de Europa y la undécima de todo el mundo, según un estudio del semanario británico The Economist. El resultado del estudio contrasta con la percepción de los barceloneses que sitúan la inseguridad como el problema más grave de la ciudad para el 24,8% de los encuestados en el último Barómetro municipal de 2022. La percepción se debe a que “en Barcelona no hay hechos graves pero sí muchos hurtos a causa del turismo y una criminalización de la pobreza”, según Amadeu Recasens, doctor en derecho, criminólogo, ex director de la Escuela de Policía y ex comisionado de Seguridad del Ayuntamiento de Barcelona.
La capital catalana lideró la reducción de la criminalidad el pasado año, concretamente un 18% respecto al 2019. Los hurtos cayeron en un 30% y un 70% los delitos contra la integridad física, según datos del Ministerio del Interior. Pero los datos no coinciden con las críticas de inseguridad que el nuevo alcalde Jaume Collboni quiere borrar. “Se han hecho medidas importantes, como son el aumento de la plantilla de la Guardia Urbana con mil miembros” decía para sacar pecho al candidato del PSC y actual alcalde en plena campaña como receta a la inseguridad. Recasens, sin embargo, afirma que “más policía no es la solución, es dar a la gente lo que te pide y no siempre funciona” y añade que “es necesario corresponsabilizar a la ciudadanía, hacer políticas públicas; transversalizarlo con otros departamentos para ir hacia una seguridad integral”.
La seguridad ya era un área controlada por el PSC en el último gobierno de coalición presidido por Ada Colau. Con Albert Batlle de nuevo a la cabeza se quiere establecer mano dura con un aumento de la presencia de la policía en la vía pública y mejorar la coordinación entre cuerpos policiales y también entre municipios del Área Metropolitana de Barcelona (AMB). Para ello, existe un nuevo Centro de Coordinación Operativa de Emergencias, un equipamiento que “moderniza la estructura de seguridad y atención a las emergencias con una dimensión metropolitana”, según el Gobierno municipal. Collboni es consciente de la importancia de la actuación de la Guardia Urbana y el difícil equilibrio entre dar garantías de seguridad y una imagen amable del cuerpo policial e insta a los 3.000 agentes a “estar junto a la gente” para que sepan que “nos tienen cerca para ofrecer ayuda y soluciones”. Otra de las prioridades de Collboni es el civismo y ha encargado un cambio de la Ordenanza de Convivencia por la supuesta proliferación de actitudes incívicas con una revisión de las sanciones por orinar o consumir alcohol en la vía pública. “Ordenar la ciudad también significa garantizar el civismo. La receta está clara: hacer cumplir las normas”, afirma el alcalde.
Seguridad en el AMB: de Sant Cugat a Badalona
La sensación de inseguridad en el AMB varía según la ciudad aunque en conjunto los ciudadanos puntúan la seguridad de las ciudades con un 5,89, según el último estudio sobre victimización metropolitana del Instituto de Estudios Regionales y Metropolitanos de Barcelona (IEMB). Sant Cugat es la ciudad con mayor percepción de seguridad con una puntuación de 7,24. Le siguen Sant Boi de Llobregat (6,82) y Cornellà de Llobregat (6,63). Para Recasens “es necesario que el AMB tenga políticas de seguridad generales, pero también específicas para las diferencias de cada territorio. Pero esto requiere profesionalidad y no tenemos gente que sepa hacer políticas públicas de seguridad”, afirma.
Desde el consistorio santcugatense defienden medidas que han llevado a cabo como “lectores de matrículas, cámaras a tiempo real de movilidad, la modernización de los vehículos de policía local y la digitalización de los programas coordinados con Mossos d’Esquadra”. Otras medidas son la mejora de la iluminación local y la subcomisaría del barrio de Valldoreix. En cuanto a la proporción de población que se siente insegura, el estudio del IERMB determina que en Sant Cugat es un 11,8% de los encuestados, mientras que en Cornellà es menor con un 11,4% o Sant Boi con un 8,3%. En el extremo contrario se ubica Badalona (27,9%), L’Hospitalet (21,6%), Barcelona (21,5%) y Santa Coloma de Gramenet (19,8%). “Aumentar la iluminación o mejorar la limpieza ayuda a que la ciudadanía se sienta más segura, pero son instrumentos. Ayudan pero no solucionan. Por eso son necesarias buenas políticas públicas de seguridad”, concluye el excomisionado de Seguridad del Ayuntamiento de Barcelona.