A menudo, las historias de éxito en el ámbito artístico tienen una relación directa con un detonante, un objetivo claro y la perseverancia y el trabajo duro de los participantes en el proyecto y, también, de la reinterpretación que se pueda hacer de la obra en el futuro, como es el caso que nos ocupa. Un detonante crucial fue la revista semanal infantil En Patufet (1904-1938 en su primera etapa), fundada en Barcelona por Aureli Capmany y promovida por la entidad Foment Autonomista Català, con un objetivo claro explicitado en su primer número: la voluntad de servir de herramienta de aprendizaje de la lengua catalana al facilitar que los infantes pudieran leer, ya desde temprana edad, con un contenido lúdico y entretenido, y con un soporte gráfico que lo hiciera atractivo. La elección del nombre ya era toda una declaración de intenciones: Patufet era el nombre del protagonista de un popular cuento infantil catalán.

Un año más tarde, en 1905, la cabecera fue adquirida por Josep Bagunyà, editor de la revista satírica Cu-cut! (1902-1912), que le da un nuevo impulso, con nuevos contenidos y nuevos colaboradores. Bagunyà fue quién propuso a Josep M. Folch i Torres (1880-1950) que escribiera una novela que se pudiera publicar en varias entregas, como un folleto adjunto a la revista En Patufet, una iniciativa que se enmarcaría en la colección que se extendió a lo largo de los años como Biblioteca Patufet. El resultado fue la publicación de Aventures extraordinàries d’en Massagran (1910), a partir del 7 de mayo en el número 330 y posteriores, y, poco después en el mismo año, en forma de novela íntegra, con notable éxito (de la que recomendamos la edición restaurada de 2018 de la Editorial Bambú, sello de la Editorial Casals). El encargo se realizó un año antes, en 1909, y era el de escribir una novela infantil acompañado con ilustraciones, estos tres datos son claves en el resultado final.

Si pensamos en literatura juvenil clásica de aventuras seguramente nos viene a la cabeza el escritor francés Jules Verne (1828-1905), que también publicaba sus historias por entregas, lo que condiciona el resultado, puesto que el final de cada parte debía ser lo suficientemente interesante para tener ganas de seguir leyendo la historia. Pero Verne no publicaba su obra dirigida al público juvenil, como aparece en las últimas décadas en la publicidad, sino a un público adulto; fue con el paso de los años que acabaron etiquetándolo como lectura juvenil. Aventures extraordinàries d’en Massagran fue concebido desde el primer momento para un lector infantil, al que acompañarían en su crecimiento para ofrecer también un contenido juvenil en la revista. Probablemente, esa sea una característica fundamental por la que se ha mantenido como lectura de diferentes generaciones, manteniendo la frescura y la originalidad con la que fue concebida, al centrarse en la aventura con el discurso didáctico implícito en el comportamiento de los personajes y no en explicaciones complementarias.

Que se publicara en 1910 también es importante, puesto que el contexto social e histórico influirá en el diseño de personajes, la percepción del concepto de aventura e incluso en el lenguaje utilizado. Quizás, algunas de estas decisiones nos parecerían hoy en día políticamente incorrectas, por eso hay que leer las obras contextualizándolas a la época en que fueron escritas. La fecha de publicación fue decisiva también para responder con firmeza a la denuncia que realizó Hergé (Georges Remi, 1907-1983), el autor del mítico personaje de Tintin, acusando de plagio a los autores de la adaptación en cómic de Massagran en 1981. La primera historia de Tintin se publicó en la revista Le Petit Vingtième en 1929, casi veinte años después de la publicación de la historia original de Massagran, que ya incorporaba las ilustraciones de Joan G. Junceda (1881-1948), que marcarían para siempre la imagen del personaje y de su universo particular.

A principios de la década de los ochenta, el personaje de Massagran recibe un nuevo impulso con la adaptación en formato álbum de cómic, a partir del ambicioso encargo que realiza la Editorial Casals a Ramon Folch i Camarasa (1926-2019), noveno hijo del escritor de la publicación original, con una extensa obra publicada entre novelas, teatro y traducciones, entre otras actividades. El dúo creativo fue completado con el dibujante Josep M. Madorell (1923-2004), con el que acabarían adaptando la historia original y crearían nuevas aventuras, manteniendo el estilo y la personalidad con la que fue diseñada la obra en su concepción. El resultado fueron quince cómics publicados a lo largo de más de dos décadas.

Combel Editorial, sello de la Editorial Casals, recupera en una edición restaurada en tres volúmenes Les aventures d’en Massagran (1981-2002), con guión de Ramon Folch i Camarasa y dibujos de Josep M. Madorell, basándose en la historia y personajes originales de Josep Maria Folch i Torres, ilustrado por Junceda. Los dos primeros volúmenes se publican en septiembre de 2023 y el tercero en abril de 2024, cada uno de ellos con cinco de los cómics de la colección. La publicación cuenta con un prefacio de Oriol Izquierdo, presidente del Patronat de la Fundació Folch i Torres, y un prólogo del periodista y escritor Xavier Graset.

Mientras que la novela original tuvo una adaptación teatral en 1913 (y otra, más reciente, en 2005), y una adaptación lírica en 1920, entre otras (además de diferentes traducciones), los cómics tuvieron su particular adaptación en serie de animación compuesta de 14 episodios. La producción audiovisual Les aventures d’en Massagran (1993) está disponible en la plataforma a la carta de TV3. El perfil de antihéroe y su naturalidad convirtió al protagonista en un éxito para los que tuvieron la oportunidad de descubrirlo en la pequeña pantalla.

El estilo en que fueron concebidas las aventuras de Massagran, tanto de la novela original como de su adaptación y extensión en el cómic, rezuma un humor peculiar y característico. Sorprende por los retos insólitos que debe superar, y por la forma inverosímil con la que los resuelve, con peripecias que rozan lo imposible. Nos contagia su optimismo vital, su frescura y originalidad. Pero, sobre todo, las vivencias de Massagran trasmiten unos valores implícitos que se manifiestan a través de su comportamiento, sus comentarios y sus decisiones, con un especial respeto a la amistad, la diversidad, la cultura y la naturaleza, unas cualidades de extrema modernidad actualmente. Destaca especialmente el respeto a aquello que es diferente, sean personas o costumbres, además de reivindicar las suyas propias. Probablemente, varias generaciones tenemos mucho en común con o gracias a Massagran. Y ahora, una vez más, accesible con las nuevas ediciones.

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