En el tratamiento del cáncer, la quimioterapia se utiliza para acabar con aquellas células que proliferan de forma descontrolada, que son las que dan lugar a la enfermedad: las células tumorales. Pero se ha comprobado que algunas de estas células son capaces de frenar o ralentizar su rápida proliferación, evitando así la acción del tratamiento de la quimioterapia. Es decir, el fármaco de la quimio no las destruye porque no las identifica como problemáticas, ya que su ciclo resulta lento, como si quedaran dormidas o escondidas.
Esto ya se sabía que ocurría, pero ahora un grupo de investigación del Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO) ha publicado en la revista Cell Reports la identificación de una molécula responsable de crear esta resistencia a la quimioterapia en las células tumorales de cáncer colorrectal. Es la proteína o factor DPPA3 que, de este modo, se convierte para los investigadores en un biomarcador que predice quimiorresistencia y recaída de los pacientes. También se sitúa así como potencial diana terapéutica para desactivar el estado de latencia de las células y hacerlas sensibles a la quimioterapia.
Porque en la investigación se ha visto que las células tumorales no sólo se hacen resistentes a la quimio por sí solas, sin necesidad de mutaciones genéticas, sino que son capaces, una vez terminado el tratamiento, incluso años más tarde, de recuperar la velocidad de proliferación y provocar la progresión del tumor y la recaída en la enfermedad. De hecho, en realidad, sólo habían quedado en un estado latente, y su poder ‘maléfico‘ inactivo hasta que, pasado un tiempo, aflora y actúa de nuevo. En palabras de Isabel Puig, investigadora senior del grupo que ha llevado a cabo este estudio, “sería como si las células tumorales pusieran el freno de mano y luego lo soltaran, porque la proteína desaparece y es cuando puede resurgir el cáncer , cuando se da la recaída, porque la reproducción vuelve a ser rápida y descontrolada”.
Ahora -añade Puig- “nuestra intención es seguir entendiendo por qué se deja de expresar la proteína que hace que la célula tumoral deje de reproducirse rápidamente, y cómo podríamos atacar a esta proteína de alguna manera”. Ya han visto que no es fácil desarrollar un fármaco contra ella, porque, según afirma Isabel Puig, “es una proteína que no tiene forma, tienes que buscar formas alternativas de bloquearla”. Una de las posibilidades que deberá estudiarse es cómo acabar con esta proteína antes de aplicar la quimioterapia, porque de este modo las células tumorales podrán ser identificadas como malignas, ya que nada modificará su ciclo de reproducción.
La investigación que ha hecho posible identificar la proteína que enmascara las células malignas, dejándolas en estado latente, se ha hecho en base a casos de cáncer colorrectal de pacientes del Hospital del Vall d’Hebron. Y lo ha llevado a cabo el grupo del VHIO que estudia concretamente la resistencia a los fármacos que, tal y como expresa la investigadora Isabel Puig, “es el que produce más muertes en cáncer”. El estudio es el resultado de los trabajos de tesis de las investigadoras Estefania Cuesta y Cándida Salvans en el Grupo de Células Madre y Cáncer del VHIO, y ha sido liderado por el jefe de este grupo, el Dr. Hector G. Palmer, con la participación de la investigadora sénior del mismo grupo, la Dra. Isabel Puig.
Tercer cáncer más frecuente en el mundo
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer colorrectal es el tercer tipo de cáncer más frecuente en el mundo. Representa aproximadamente el 10% de todos los casos de cáncer, y es la segunda causa de muertes relacionadas con esta enfermedad. Afecta sobre todo a las personas de mayor edad, y la mayoría de casos se dan en mayores de 50 años.
Como explica el dr. Hector G. Palmer, “la mayoría de los pacientes con cáncer colorrectal adquieren resistencia a la quimioterapia de forma relativamente rápida y acaban sufriendo recaídas”. Por ello, una de las líneas de investigación del grupo que dirige Palmer tiene como objetivo “descubrir los mecanismos que regulan la progresión de la enfermedad y la adquisición de resistencias, para intentar encontrar nuevos biomarcadores y dianas terapéuticas que eviten las recaídas”.
Sobre la investigación que ha dado con el hallazgo de la proteína que ayuda a “esconderse” de la quimio a las malas células, la Dra. Estefanía Costa, primera autora del estudio junto con Cándida Salvans, explica que en el estudio de “la sobreexpresión de DPPA3 en muestras de tumores primarios y metástasis de pacientes con cáncer colorrectal, han observado que los pacientes que tenían niveles altos de DPPA3 recaen más a menudo que los que no, por tanto, es un factor capaz de predecir la recaída, no por mutaciones genéticas sino por plasticidad celular. Además, aquellos pacientes que expresaban altos niveles de DPPA3 en el tumor primario dejaron de expresarlo en la metástasis. Esto sugiere que la DPPA3 se desactiva en algún momento durante la progresión de la enfermedad para permitir a las células metastáticas que han resistido a la quimioterapia volver a proliferar”.
La investigación de este grupo ha sido posible gracias al apoyo de la Asociación Española Contra el Cáncer, la Fundación “la Caixa”, la Fundación FERO, la Agencia Estatal de Investigación y el Instituto de Salud Carlos III, CIBERONC (Centro de Investigación Biomédica en la Red Cáncer), la Fundación Olga Torres y el Programa Horizon 2020 de la Unión Europea.