Esta semana cumpliremos un semestre de gobierno en minoría absoluta de Collboni, y lo que tenemos es una situación de inacción y parálisis insólita: ¡seis meses perdidos para Barcelona, con todo lo que nuestra ciudad necesita! Todo el mundo sabe lo que habríamos hecho los Comunes durante estos seis meses: más inversión social, ejes verdes, una óptica municipal, transporte público, calles ocupadas por vecinas, por familias y por niños y niñas jugando. Pero, después de seis meses, nadie sabe cuál es el proyecto de Collboni, cuál es el futuro que imagina para la ciudad, cuáles son las políticas que considera prioritarias. Ni una medida, ni un plan, ni una propuesta nueva en todo un semestre. Tanto es así, que todo el mundo espera que decida con quién formará gobierno para dotar de contenido a una alcaldía sin ideas propias. ¿Hasta cuándo podrá aguantar esto la ciudad?
Desgraciadamente, lo peor de esta situación de inacción no es ni de lejos la falta de ideas. Lo peor es, sin duda, la falta de interés por las vecinas y vecinos, por dar respuesta a las prioridades de la ciudadanía y para garantizar que se sigan prestando los servicios públicos con calidad. Si no, no se explica que con su inacción este gobierno condene a la ciudad a prorrogar los presupuestos y a hacer recortes por primera vez desde la etapa Trias: un 17% menos en inversiones y en gasto corriente, como ya ha admitido el mismo Collboni. Después de dos mandatos expansivos, en los que los Comunes hemos llegado a cifras de inversión municipal históricas y hemos situado a Barcelona como ciudad líder en inversión social en el Estado, Collboni será el primer alcalde en recortar los derechos y los servicios que ha ganado la ciudadanía.
Una ciudadanía que merece transparencia, y que merece que el Alcalde explique alto y claro cuáles serán los derechos que perderán las vecinas como resultado de su falta de negociación: ¿eliminará el servicio de dentista municipal o de psicólogo gratuito? ¿Reducirá las becas comedor y las plazas en las guarderías? ¿Detendrá la construcción de vivienda pública o las rehabilitaciones en el Besós? ¿Cerrará albergues y políticas para el sinhogarismo o contra las adicciones? Por el momento, ya ha hecho un primer gesto: subir las tarifas del transporte público a partir de enero. Espero que no sea el primer mes de un semestre aún más oscuro que el que ahora cerramos. Barcelona es una gran ciudad que siempre ha liderado transformaciones globales, ha ganado derechos para las vecinas y ha apostado por poner a la ciudadanía en el centro: desde Barcelona en Comú trabajaremos para que los siguientes seis meses recuperen este espíritu.