Tras cinco días de completo aislamiento, la espera ha terminado. Esta espera, tortuosa para algunos y frustrante para otros, culminó con la decisión de Pedro Sánchez de seguir al frente del Gobierno, una noticia que tanto el Gobierno como el PSOE esperaban.

Sánchez anunció su decisión a través de una declaración institucional, sin permitir preguntas ni la presencia de la prensa, siguiendo lo expresado en una carta publicada cinco días antes. En ella, expresó sus dudas sobre continuar en el cargo después de los reportajes sobre su esposa, Begoña Gómez, y las consiguientes acciones políticas y judiciales, describiendo todo como una “estrategia de acoso y derribo”.

La mañana fue intensa en La Moncloa. Sánchez se dirigió temprano a Zarzuela para comunicar su decisión al Rey. Los ministros del núcleo duro no tenían actividades previstas ese lunes, y algunos, como Félix Bolaños y María Jesús Montero, se desplazaron al complejo presidencial junto a otros miembros importantes del partido.

La posibilidad de que Sánchez considerara no continuar como presidente fue algo inesperado incluso para sus colaboradores más cercanos, dejando en shock tanto al Gobierno como al PSOE. Esta incomprensión se intensificó debido al aislamiento y el silencio de Sánchez, especialmente después de que un juez decidiera investigar a su esposa por tráfico de influencias y corrupción, lo que llevó a Sánchez a cancelar su agenda y aislarse en La Moncloa con su familia, dejando en el aire su futuro como presidente.

La decisión de Sánchez concluye un período de incertidumbre y parálisis que se extendió durante cinco días. El país entró en un estado de pausa el 24 de abril a las 19:00 cuando Sánchez, sin consultar con su equipo, publicó una carta en sus redes sociales diciendo: “Necesito detenerme y reflexionar. Debo decidir si vale la pena continuar, a pesar de la difamación en la que la derecha y la ultraderecha intentan sumergir la política. Si debo seguir liderando el Gobierno o renunciar a este alto honor”.

Durante este tiempo, Sánchez no consultó su decisión con nadie, lo que aumentó la incertidumbre y el pesimismo entre sus seguidores. Sin embargo, finalmente no fue así. Pedro Sánchez se queda: “Begoña y yo podemos con ello”.

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