‘Mala peça al teler’

En un pasaje del ‘Quadern Gris’, Josep Pla habla de unos hombres del Ampurdán que tenían “mala peça al teler” pero que, aun así, vivían felices. O lo aparentaban. La expresión tiene mala traducción porqué es muy catalana. Viene de cuando “la peça” era la unidad de producción de los tejedores que cobraban a tanto la pieza. Y dícese por extensión de situaciones muy difíciles, que no tienen arreglo. Como la que vivimos.

Me gustaría decir que no, que esto tiene arreglo. Pero no parece que quienes tienen el poder de resolver este desaguisado estén por la labor. Ni en Barcelona, ni en Madrid. Tras la reiteración de la prisión preventiva para Joaquim Forn, hoy toca hablar del Estado. Porque la justicia es Estado, ¿verdad? No es gobierno, o no debería serlo, pero es una de las tres patas del Estado. Pues esta pata va a lo suyo. Impone el imperio de la ley, como si el problema que tenemos entre manos pudiera resolverse sólo con la ley.

Siempre he sostenido que los políticos deben asumir las consecuencias de sus actos. Pero la ley no la hacen robots de la brigada Aranzadi, sino jueces y fiscales que la interpretan. Hombres y mujeres que ven indicios de rebelión donde otros juristas dudan, que determinan prisión preventiva donde otros ofrecerían libertad condicional, que deciden si lo que hace y dice Puigdemont en Bruselas determina si Joaquim Forn puede salir de la cárcel o no, a pesar de haber renunciado a su acta y acatado lo que haga falta.

Y lo cierto es que, hasta ahora, siempre ha prevalecido la interpretación más extrema de la ley. Que nadie se extrañe, si esto sigue así, que cada vez más gente pueda pensar, aquí y en Europa, que algunos políticos presos son tratados como presos políticos. Hablando de aquellos hombres del Ampurdán que parecían felices, Pla escribió que “la felicidad es un punto determinado de inconsciencia”. Viendo cómo algunos políticos parecen congratularse de esta judicialización extrema del conflicto catalán, yo diría que en Madrid también hay mucha inconsciencia. Como si no tuviéramos todos “mala peça al teler”.