El día 25 por la tarde asistí a un acto organizado desde el Parlamento Europeo para presentar un informe sobre la fiscalidad con visión de género; un informe encargado por el eurodiputado Ernest Urtasun al instituto IQ (Instituto para el estudio y la transformación de la vida cotidiana).
La razón para encargar este informe era averiguar si el sesgo de género también se produce en el ámbito fiscal. O dicho de otro modo, si las mujeres pagamos más impuestos que los hombres.
Al equipo que ha elaborado el informe, bajo la dirección de María de la Fuente, no le ha sido fácil llevar a cabo la tarea porque hay poca información sistematizada y porque carecemos de datos. Pero, en todo caso, a pesar de las dificultades, han podido extraer conclusiones muy jugosas, que se pueden resumir en una: sí, las mujeres tenemos más carga fiscal.
El informe analiza básicamente dos impuestos: el IVA y el IRPF.
En cuanto al IVA, un impuesto indirecto no progresivo y, por lo tanto, muy injusto, puesto que graba del mismo modo a las personas que ganan mucho y a las que ganan poco, el sesgo de género se observa en tres puntos concretos. El primero es que mujeres y hombres tienen niveles de renta diferente y, como ellas lo tienen más bajo, el IVA las castiga más. En segundo lugar, todos aquellos productos relacionados con la higiene femenina (tampones, compresas…) y con las tareas de la cura (pañales, tanto de criaturas como de ancianos) tienen un IVA de artículo de lujo. Así, también en este aspecto las mujeres pagamos más. Y en tercer lugar, todos aquellos productos que tienen una versión femenina y una de masculina -pensad en las colonias de mujer y las de hombre o en un patinete rosa para la niña y uno verde para el niño- tienen un precio más alto para ellas.
En cuanto al IRPF, la cosa no mejora mucho porque es un impuesto pensado para favorecer a la familia tradicional, o sea, con un hombre sustentador (que lleva el dinero a casa) y una mujer “cuidadora” (que se ocupa de la casa y la familia). Conclusión, si eres una mujer que vive en pareja y trabaja fuera de casa o una mujer que vive sola, las bonificaciones y exenciones no están pensadas para ti.
Y si, además, tenemos en cuenta que las mujeres son mayoría en los puestos de trabajo menos cualificados y más mal pagados mientras que hay una élite de hombres sobrerepresentados en los niveles de consejos de dirección de las empresas, se puede concluir que ni son ellas las beneficiadas por la ingeniería fiscal que favorece la evasión fiscal, ni tampoco naturalmente son ellas las que evaden impuestos.
Así pues, queda mucho trabajo por hacer si queremos rectificar esta situación injusta que se suma a otras muchas como la brecha salarial a favor de los hombres. Ahora bien, no podemos contar para nada con que la derecha que ahora está en el poder solucione estas discriminaciones flagrantes. Ya sabéis qué dijo Rajoy a propósito de la brecha salarial: “En eso no nos podemos meter”. Pues, si no se meten ellos, nos tendremos que meternos nosotros.


Catalunya Plural, 2024 