Groucho nunca dijo exactamente esto, pero qué más da. El caso es que la frase se hizo célebre desde que la película Los Hermanos Marx en el Oeste se estrenó en Madrid, en 1944. Fue la de Dios, porqué aquel año todo hacía pensar que el régimen tenia los días contados y el público tenía ganas de alboroto. Como todo el mundo sabe, las risas se helaron cuando Franco se bajó los pantalones ante los norteamericanos, aplastó a los guerrilleros del Valle de Aran y sobrevivió. No viene mal recordar aquellos tiempos para hablar de la pretensión de Rajoy de entremeterse en la política educativa catalana.

Como si Catalunya tuviera también los días contados, y aprovechando que el 155 pasa por Valladolid y que el Parlament está pendiente de Bruselas, el Gobierno ha amagado con fomentar que los padres escolaricen a los niños en castellano el próximo curso. Un torpedo en la línea de flotación del modelo lingüístico vigente desde hace más de tres décadas.

¿No queríais derecho a decidir? Pues dos tazas, exclaman desde el ministerio, luciendo competencias. La insinuación tiene mucho de demagogia electoral pero lo importante es hacer creer que la locomotora puede funcionar aunque se haya acabado la madera. Quememos los tablones de los vagones. ¡Es la guerra, más madera! Aunque destrocemos el convoy todo terminará bien, con los malvados en el rio y el tren a toda hostia ¿Seguro? ¿No habíamos quedado en que lo que hacía falta era recoser? Unir. Calmar las aguas ¿Se consigue esto dividiendo a los niños y las niñas por la lengua? ¿Cómo se hará? ¿Por centros o por barrios? ¿Por la procedencia? ¿Cuál es el objetivo: hacer que el castellano sea hegemónico en Tabarnia?

En el mejor de los casos es un error. En el peor, una barbaridad. Si descuajaringan la escuela catalana, como hacen los Hermanos Marx con el tren, dudo que el final sea tan feliz como en la película. Habrá fractura para siempre. Cronificada. Con dos culpables: quienes pretenden ahora cambiar un modelo que funciona, y funciona bien, y quienes han partido por la mitad la sociedad catalana haciendo verosímil semejante disparate.

[En la versión inglesa de Los hermanos Marx en el Oeste, Groucho se limita a pedir: ‘¡Madera! ¡madera!’. Pero la traducción añade lo de la guerra. Aquí, por la guerra quemamos lo que sea, incluso las naves.]

Share.

Periodista i escriptor

Leave A Reply