Estos días, Barcelona se convierte en el escaparate de las grandes marcas de la industria electrónica a través del Mobile World Congress, donde exhiben los últimos modelos de telefonía móvil. El Galaxy S9 de Samsung será premiado como “el mejor smartphone”. Se destacará su funcionalidad y diseño pero se esconderan las condiciones de trabajo abusivas y los peligros para la salud de las personas que lo fabrican en Vietnam. Un escándalo silenciado e impune.

La mitad de la producción de smartphones de Samsung proviene actualmente de Vietnam. Samsung tiene aproximadamente 100.000 personas contratadas, y un 80% son mujeres que trabajan en la cadena de montaje con la categoría profesional más baja.

Un informe reciente del Research Center for Gender, Family and Environment in Development (CGFED) y el International Pops Elimination Network (IPEN) Stories Of Women Workers In Vietnam’s Electronics Industry denuncia las condiciones de trabajo inhumanas y los graves impactos en la salud de estas trabajadoras en dos fábricas de Samsung en Vietnam.

El informe documenta que las trabajadoras sufren desmayos y mareos frecuentemente, que los abortos espontáneos son habituales entre las más jóvenes, y que muchas tienen dolores de estómago, huesos y articulaciones, les sangra la nariz y pierden visión.

Sin duda, trabajar turnos de 12 horas de día o de noche cambiantes, de pie (incluso las mujeres embarazadas) es por sí solo un riesgo para la salud. Pero los peligros en estas posiciones van muy relacionadas con las tareas que implican la utilización de tintas y productos de limpieza muy tóxicos, así como procesos con altas temperaturas, gases, o cortes con láser en los que se puede producir liberación de tóxicos.

Se calcula que se utilizan más de 1.000 productos químicos tóxicos en la industria electrónica, algunos de los cuales son muy peligrosos para la salud. Por ejemplo, el benzeno, un hidrocarburo cancerígeno con uso muy limitado en la industria europea, pero que se utiliza aún en muchos países productores de electrónica como disolvente barato.

La exposición a productos tóxicos de la industria electrónica es uno de los mayores motivos de preocupación de las organizaciones de defensa de derechos laborales, que recientemente han impulsado peticiones dirigidas a Samsung y también a Apple para que se responsabilicen de proteger a las personas trabajadoras.

No obstante, las marcas protegen el secreto comercial por encima de la salud de las trabajadoras y son reticentes incluso a hacer pública la lista exacta de productos tóxicos que se utilizan en la producción de sus teléfonos móviles y otros dispositivos. Un requisito de transparencia básico para cualquier empresa que quiera considerarse responsable.

No solo eso, la investigación independiente tampoco es bienvenida, todo lo contrario, es perseguida. Samsung comunicó a CGFED que las afirmaciones de su informe eran falsas y que estudiaría si tomar medidas legales contra ellos.

Las personas trabajadoras tampoco pueden hablar libremente sobre las condiciones de trabajo sin miedo a represalias por parte de la empresa. La política anti-sindical de Samsung que afirma que “tiene principios de gestión que no necesitan sindicatos”, hace que las trabajadoras no puedan hacer oír su voz. No es casualidad que la producción de Samsung sea importante en Vietnam, uno de los países que no ha ratificado los Convenios 87 y 98 de la OIT sobre libertad de asociación y negociación colectiva.

Representantes de las principales marcas de electrónica se reunirán en Barcelona esta semana para medirse en avances tecnológicos y venderse como las más modernas, pero tal y como destaca la campaña Samsung Exposed de la Confederación Internacional Sindical ITUC, la tecnología es moderna pero las condiciones son medievales.

Share.

Responsables de la campanya d’electrònica de SETEM Catalunya i del Mobile Social Congress

Leave A Reply