¿Cuál es la situación del alumnado sordo en Cataluña? El diagnóstico varía diametralmente según quien lo haga. Si lo hacen los representantes de los sordos oralistas (aquellos que se sirven de un implante o de un audífono para escuchar), la situación es bastante satisfactoria y la mejora en los últimos treinta años es indiscutible. Si lo hacen los que representan a los sordos bilingües o signantes (aquellos que se comunican a través de la lengua de signos, si bien en bastantes casos también usan la lengua oral), la situación es alarmante y discriminatoria.

Hace unos días, la Asociación Volem Signar i Escoltar (Queremos Signar y Escuchar) y la Asociación de Padres de Niños Sordos de Cataluña (Aspance), ambas del sector bilingüe, presentaron una reclamación ante el Departament d’Ensenyament como paso previo a la interposición de un contencioso-administrativo ante la justicia ordinaria. Acusan a la Generalitat de pasividad y de abandono, puesto que, afirman, lleva dos años ignorando los requerimientos que le han hecho llegar sobre niños que piden una escolarización en lengua de signos catalana (LSC). Estas entidades entienden la LSC como la primera lengua de los sordos, la más natural y eficiente para la comunicación, mientras que el catalán y el castellano (es decir, las orales) serían la segunda o tercera. Los oralistas no lo ven igual, para ellos su lengua materna es la lengua oral de elección.

Marian González, presidenta de Queremos Volem Signar i Escoltar, explica que “no se está dando la oportunidad a todos los niños sordos de aprender la LSC, se empuja a las familias a optar por la modalidad oral desde que el niño es pequeño”. En la etapa 0-3 la administración (es decir, los centros de estimulación precoz) no ofrece la LSC, sólo lo hace a partir de P-3, cuando se entra en el sistema escolar. Más adelante, el modelo 100% bilingüe sólo se ofrece en una escuela de primaria (Tres Pins) y un instituto (Consell de Cent) de Barcelona, y lo que hace años que estas entidades piden a la Generalitat es que cada provincia cuente como mínimo con un centro de primaria y de secundaria totalmente bilingües (es decir, oral y signos).

En el resto de Cataluña, los niños sordos bilingües disponen de intérprete en lengua de signos algunas horas, pero no durante todo el horario lectivo. Pero algunos ni esto. “Ahora mismo tenemos a una niña de P-3 de Vilassar de Dalt que está pidiendo una escolarización en lengua de signos y no se la están dando”, explica González. La consecuencia de todo, añade, es que hay niños que podrían progresar mucho más de lo que hacen si tuvieran acceso a una escolarización totalmente bilingüe.

Más recursos en la postobligatoria

Ensenyament niega que se pueda hablar de pasividad, y como muestra pone el incremento de dotación presupuestaria que se aprobó en abril del año pasado para el alumnado bilingüe en la educación postobligatoria. De 840 horas semanales en intérpretes durante el curso 2016/17 se ha pasado a 1.000 horas este curso. Estas horas van destinadas a 56 alumnos que se encuentran en esta etapa, y por lo tanto cada uno de ellos dispone de promedio de unas 3,5 horas diarias de intérprete. Esto es el que, según González, obliga a los signantes a juntarse en ciclos formativos que quizás no les motivan, puesto que de este modo consiguen sumar todas las horas con intérprete.

El departament afirma también que, de acuerdo con el que establece la Ley de Lengua de Signos Catalana, ofrece a las familias “la posibilidad de escoger libremente la escolarización en la modalidad oral o bilingüe de sus hijos”, una vez han sido debidamente informadas de ambas opciones. Esta es la parte que las entidades que han iniciado el procedimiento prejudicial niegan. Consideran que se incumple esta ley, aprobada por el Parlamento en 2010, y por eso quieren llevara el Departament a la vía del contencioso-administrativo.

Desde la derecha, Antonio Martínez (presidente de Fesoca), Marian González (Volem Signar i Escoltar) y Ricard Navarro (Aspance) el día que presentaron la reclamación a Ensenyament | Foto: Volem Signar i Escoltar

¿Oralidad voluntaria o forzada?

La modalidad oral es, de largo, la más habitual entre el alumnado sordo. De los 1.939 alumnos con discapacidad auditiva que hay en todo el sistema de enseñanza obligatoria catalán, un total de 1.761 hacen modalidad oral y sólo 178 bilingüe. Para Volem Signar i Escoltar, esto sería un reflejo de la poca información que se da a las familias y de los pocos recursos con que se dota esta modalidad, y en última instancia una muestra entre otras muchas del interés encubierto que hay de erradicar la lengua de signos catalana. Otras muestras serían que en los protocolos de sordera de los hospitales no aparece la lengua de signos ni enlaces a la Fesoca (Federación Catalana de Sordos, bilingüe), o que ya no queda ningún ciclo formativo de interpretación en lengua de signos, tan sólo un grado que imparte la UPF.

El 95% de los niños que nacen con discapacidad auditiva tienen padres oyentes, esto explica que la llegada de un hijo sordo acostumbra a coger los padres por sorpresa y sin ningún conocimiento sobre la materia. “Sabemos que hay intereses económicos alrededor de las ayudas protésicas y sabemos y podemos probar que juegan con la vulnerabilidad de las familias al conocer el diagnóstico de su hijo”, asegura Marian González.

“El alumnado sordo está llegando a hitos impensables”

La visión de los sordos oralistas difiere bastante. Raimon Jané, presidente de la Federación Acapps (Asociación Catalana de Promoción de las Personas Sordas, que engloba a las entidades oralistas), considera que para una familia que acaba de recibir la noticia sobre la discapacidad auditiva de su hijo, “el hecho de ver que la lengua oral puede ser posible es una gran satisfacción”. Este es el motivo, opina, de que la mayor parte de familias opten por la solución protésica; es decir, por el audífono o por el implante coclear. Y se trata de una opción voluntaria, subraya.

“Hace 30 años el acceso al lenguaje era muy complicado –recuerda Jané–, mientras que ahora disponemos de medios tecnológicos que hacen más fácil la lengua oral, y gracias a la inclusión, la tecnología y la excelente trabajo que han hecho los CREDA [centros de recursos educativos para discapacitados auditivos], todo este alumnado ha evolucionado con gran éxito, llegando a hitos impensables hace unos años”. Lo demuestra, dice el presidente de Acapps, el hecho de que el porcentaje de sordos que aprueban la ESO sea equivalente al de los oyentes. Y el hecho de que en estos momentos en las universidades catalanas haya un centenar de alumnos sordos.

“Los implantes cocleares son ayudas protésicas muy útiles en algunos casos, mientras que en otros no dan los resultados esperados. No son ningún milagro, los niños implantados continúan siendo niños sordos”, insiste González. “Mi hijo también utiliza ayuda protésica y habla súper bien –precisa–, pero cuando está con otros sordos necesita la lengua de signos, y en clase le va mejor”. Sin la lengua de signos pierde información, y esto es el que les estaría pasando a muchos alumnos sordos que son exclusivamente oralistas, asegura. “¿Qué mal hay en saber otra lengua?”, se pregunta.

Un niño sordo con implante coclear y escolarizado en modalidad oral haciendo deberes de la escuela | Foto: Acapps

Jané está convencido de que la modalidad oral es más inclusiva, puesto que los niños sordos pueden relacionarse con todo el mundo y gracias a que llegan a un alto nivel de competencia verbal y escrita también pueden incorporarse con mayor facilidad al mercado laboral. Con todo, asegura, para los estudiantes oralistas no es oro todo lo que reluce. “La tecnología hace que sean personas más autónomas, pero esto no quiere decir que no tengan unas necesidades de accesibilidad específicas, que no siempre se encuentran. Nosotros echamos de menos la existencia de un protocolo de accesibilidad en lengua oral en las escuelas”.

Jané pone el ejemplo de las emisoras FM, que las maestras se cuelgan del cuello cuando tienen un alumno sordo oral en el aula con objeto de hacer llegar mejor la voz al alumno. O de la subtitulación, en general bastante extendida gracias a muchos años de campañas. “A veces pedimos subtítulos para un acto académico que se sale de la rutina y nos dicen que no hay dinero, o pedimos la reposición de una emisora FM que se ha estropeado y la respuesta es que ya veremos”, comenta.

El presidente de Acapps recuerda que su entidad y él mismo apoyaron y se implicaron en la redacción de la Ley de Lengua de Signos Catalana, y considera que el colectivo de sordos signantes tiene todo el derecho a reclamar una mejor atención educativa si entiende que no es lo suficientemente adecuada, pero no esconde que a sus familias les disgustan los titulares que al reflejar estas quejas confunden la parte –que no deja de ser la minoritaria– con el todo.

Share.

Periodista i professor de secundària (anglès i història). Exdirector del Diari de l'Educació i secretari de la Fundació Periodisme Plural. Autor de 'La Catalunya més fosca' (Ed. Base)

Leave A Reply