Zeinab todavía no tiene claro qué foto llevará a clase. No sabe si la de la madre o la de la abuela. O, quizás, la de su hermana mayor. Hasta el día 8 aún tiene tiempo para pensarse qué mujer importante de su vida presentará al resto de compañeros y compañeras, en motivo del Día de las mujeres. “¡Y saldremos al patio a hacernos una foto! ¡Toda la escuela!”, explica a su madre. “¡Tenemos que llevar una camiseta lila!”, la avisa. “Le dije que aquel día no iríamos al cole porque hay huelga, ¿pero qué quieres que haga si le hace ilusión participar en lo que harán?”, explica Xantal Genovart. Es la madre de Zeinab y una de las mujeres que, este jueves, secundará la huelga feminista, convocada por CGT, CNT e IAC. UGT y CCOO han convocado paradas de dos horas por turno de trabajo.
Hace días que delegados y delegadas sindicales de la USTEC-STEs (parte de la IAC), sindicato mayoritario en el sector educativo, explican en claustros de docentes que los motivos para secundar la huelga van más allá del plano laboral. El llamamiento a participar en el paro de 24 horas ha llegado al conjunto de centros educativos del país, pero en muchos casos el profesorado todavía no tiene decidido qué papel tendrá. “Percibimos que los motivos por los que convocamos la huelga son compartidos entre el profesorado, pero no podemos prever qué seguimiento tendrá, y menos en la situación social que nos encontramos en Cataluña. Ahora bien, esto no nos tenía que impedir poner sobre la mesa las reivindicaciones y acompañar al movimiento feminista”, valora Teresa Esteve, secretaria de las mujeres de USTEC.
Empar Navarro, profesora de física y química en el Instituto Euclides de Pineda de Mar, asegura que, de motivos para hacer huelga, tiene miles. En su centro, ve que serán minoría las y los docentes que la secunden. “No hago huelga sólo por mí. La hago por todas las mujeres de mi entorno y por las que vendrán”, explica. “Somos las que dedicamos más tiempo a los cuidados, las que cargamos una mochila de miedos porque hemos sufrido acosos, en la calle y en el trabajo, somos las que, en el mundo de laboral, tenemos que demostrar más que nuestros compañeros que valemos…”, lista, y apunta hacia su sector: “La enseñanza es una profesión muy feminizada y la diferencia entre la cantidad de hombres docentes y los que ocupan cargos, es significativa, y yo soy funcionaria, no sufro desigualdad salarial, pero estoy a l lado de las mujeres más precarizadas y con más dificultades para hacer huelga”, añade.
A través de juegos de rol, vídeos o de un ejemplo cercano (“Imaginaos que hacéis una exposición y os pongo notas diferentes por el hecho de ser chicos o chicas”, les plantea, para denunciar la brecha salarial), Navarro compartirá a su alumnado porque el día 8 de marzo no dará clase. “Creo que forma parte de su aprendizaje. Si no les explicara mi posicionamiento ante la huelga, les estaría inculcando un tabú sobre lo que es un derecho. Mío y suyo. Tengo alumnos de segundo de la ESO, que todavía no pueden hacer huelga, pero los de segundo de bachillerato, sí pueden sumarse”, destaca.
En el Barrufet, la escuela de Zeinab, educar para romper los estereotipos de género y prevenir, así, las discriminaciones y violencias machistas que motivan la huelga feminista, forma parte de la práctica docente cotidiana del centro. Aun así, mientras que el equipo de monitores y monitoras, el de limpieza y la administrativa se sumarán a la huelga del 8 de marzo, el claustro ha decidido no hacerlo. “Hubo debate y mayoritariamente se vio que no la haríamos, que no quiere decir que no estemos de acuerdo con la huelga”, expone Montse Roig, directora de la escuela, situada en el barrio de Sants de Barcelona. Por la información que han intercambiado hasta el momento, ninguna escuela de la zona parará la actividad este jueves.
Al contrario, la escuela Patronato Domènech, en el barrio de Gracia de Barcelona, ya ha avisado a las familias que el día 8 la mayoría del claustro se sumará a la huelga general, por lo que la escuela, con servicios mínimos, no ofrecerá actividad ordinaria. Desde la coordinación de la huelga feminista, plantean que los hombres cubran los servicios mínimos de la jornada siempre que sea posible, para permitir a las mujeres participar en las actividades reivindicativas. Un 75% del personal docente del Departamento de Enseñanza son mujeres, indica la USTEC-STEs. Entre el profesorado de esta escuela gracienca, por ejemplo, sólo hay dos hombres.
“Es una huelga para denunciar y dar visibilidad a la discriminación y la violencia estructural contra las mujeres” y para “echar al autoritarismo y la mercantilización de nuestro estar en el mundo para volver a poner la vida en el centro”, exponen desde la Comisión de Género de la escuela Patronato Domènech, para invitar a la comunidad educativa a secundar la huelga de este jueves.
Entre vaciar las aulas o llenarlas de mujeres referentes
Desde USTEC-STEs, plantean a las escuelas que las actividades conmemorativas del Día de las mujeres se desarrollen durante la semana, mientras que el día 8, el habitual punto álgido de actividades para visibilizar las aportaciones de las mujeres a la sociedad, este año, los centros educativos se paren.
También la FAPAC, que reúne más de 2.300 asociaciones de familias de alumnado, llaman a secundar la huelga laboral, de cuidados, consumo y educativa promovida por el movimiento feminista, “para reclamar una igualdad real de oportunidades y derechos” y reivindicar “una red de educación única, pública y gratuita y con perspectiva de género”. El derecho a la educación afectivosexual, “que enseñe en la diversidad, sin miedos ni complejos, que no permita ni una sola agresión machista ni LGTBIfòbica en las aulas” es otra de las demandas que constan en el comunicado emitido por la federación.
Por otro lado, la Asociación de Maestros/as Rosa Sensat, con más de 1.100 personas asociadas, no apoya activamente la movilización del 8 de marzo. La presidenta de la entidad, Francina Martí, valora que los centros educativos no tienen un papel específico en la jornada reivindicativa promovida por el tejido feminista y que hacer huelga o no hacerla es una decisión individual de cada docente.
Si bien las expectativas de una amplia movilización entre el profesorado son escasas, la convocatoria de huelga feminista −a diferencia del año pasado, no limitada al plano simbólico, sino con cobertura legal de huelga general− ha incentivado que numerosos claustros hayan debatido, algunos por primera vez y otros con especial atención, como encarar la jornada.
A pesar de que muchos claustros no la secunden mayoritariamente, la convocatoria de huelga ha generado un espacio para la conmemoración del Día de las mujeres que, en algunos casos, no había tenido antes, y ha motivado actividades de visibilización de sus aportaciones a la sociedad.
A pesar de valorar que, en secundaria, vale la pena que el profesorado explique a los chicos y chicas qué motiva la huelga y recordarles que, a partir de tercero de ESO, pueden secundarla, Esteve enfatiza que el objetivo no se limita a llevar una jornada reivindicativa del feminismo a las aulas, sino que pasa por trabajar para conseguir educar de manera coeducativa. “Fechas como el 8-M y 25-N [Día contra las violencias machistas] son momentos clave para recordar que nos hace falta una educación para la igualdad y la no discriminación”, reivindica Esteve. Un cambio en la manera de hacer en las escuelas que no se consigue parando atención a las desigualdades de género en un par de fechas al año.
“No me sirve de nada que un día hablemos de feminismo si el resto del curso no lo traemos a la práctica, dando espacio a los cuidados, revalorando los saberes femeninos y visibilizando a las mujeres en la historia y la ciencia”, defiende Lídia Casanovas, educadora de la cooperativa Fil a l’agulla. “De puertas de entrada de la coeducación, hay muchas, y de metodologías, también, la cuestión es que trabajar por la equidad de género real no esté a merced de una profesora sensibilizada, sino que el centro se posicione y se revise para trabajarla”, señala.


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