Aunque cada año celebramos el Día Internacional de las Mujeres, este 8-M es diferente. Este año haremos tanto ruido que sacaremos de sus tumbas a esas obreras textiles, que fueron asesinadas por reclamar sus derechos. Nuestras valientes antecesoras bailarán junto a nosotras porque no podrán resistirse a los tambores ni a este olor a revolución que va más allá de los círculos feministas. Estamos frente a una acción política histórica. Ni más ni menos que un paro internacional de 24 horas, una jornada de reivindicación global en la que participaran 170 países. La que se ha liado no es pequeña.
La #huelgafeminista es un hecho y, le pese a quien le pese, nos paramos para decir ¡Basta! Que ya se nos acabó la paciencia, que aunque nos hayáis educado para esperar, no esperaremos. Si las mujeres paramos, se para el mundo. Decimos basta a las innumerables violencias cotidianas que nos van perforando si no nos acaban matando. Estamos hartas. Hartas de ver como se nos extermina, las de las mujeres a manos de hombres no son muertes aisladas, son feminicidios. Sólo en lo que llevamos de año ha habido 9 feminicidios en el Estado Español y otros asesinatos a mujeres cometidos por hombres según las cifras de feminicidio.net y 1000 mujeres en los últimos 14 años. No se puede tolerar, exigimos que el Pacto de Estado contra las Violencias de Género sea dotado de presupuesto.
La del día 8 es una vaga laboral, educativa, de cuidado de familiares y de consumo, impulsada por las bases del movimiento feminista y cuyo manifiesto manifiesto empieza así:
“¡Juntas somos más! Hoy, 8 de marzo, las mujeres de todo el mundo estamos convocadas a la huelga feminista. Cada 8 de Marzo celebramos la alianza entre mujeres para defender nuestros derechos conquistados. Nos precede una larga genealogía de mujeres activistas, sufragistas y sindicalistas”
No hay duda de que este año es el año de las mujeres. Mujeres diversas que empiezan a sentir- a veces sin poder ponerle palabras- que no es justo, que no quieren seguir así.
Han ocurrido muchas cosas históricas este año. Por ejemplo, el movimiento del #Metoo que llegó desde Estados Unidos y aquí fue un #Yotambién que se entremezcló con la rabia por el juicio de la mal llamada manada y gritamos #Noestássola y nos emocionamos profundamente. Porque pudimos sentir que la manada somos nosotras y el bello se nos erizó de sentir lo que significa sororidad. Acabaremos con la cultura de la violación. Y sí. Para mi esto es muy grande. Los valores feministas están calando en el inconsciente colectivo. La gran Virginie Despentes, escritora, activista feminista y una de las primeras en hablar sin tapujos de la violación que sufrió con 17 años comenta sobre el Metoo “las chicas jóvenes están super decididas a decir “basta”, aunque no se consideren a si mismas feministas, y esto es nuevo”
¿Sabéis que feminismo ha sido declarada como palabra del año por el diccionario estadounidense Merriam-Webste? Pues sí, parece que en 2017 las búsquedas del término se han incrementado más de un 70% respecto al ejercicio anterior.
Hemos logrado llegar a muchas mujeres y es también gracias a nuestra valentía y perseverancia en las redes sociales. Estamos ahí a pesar de las violencias que reiteradamente recibimos persiguiendo que nos vayamos. Pero no lo haremos. No nos iremos como tampoco nos iremos de las calles. Porque todos los espacios también son nuestros.
Esta vaga también pretende visibilizar el trabajo tanto productivo como reproductivo y de cuidados que recae sobre nosotras y que no se nos reconoce. Decimos basta a la desigualdad salarial- las mujeres cobramos un 30% menos que los hombres- y exigimos la corresponsabilidad en los cuidados. Y, como no, reivindicamos una educación laica y con perspectiva de género real desde los 0 años de la escuela infantil. Es el gran reto que tenemos por delante.
Según una de las impulsoras, la activista feminista y social Justa Montero, es una huelga de mujeres porque hay que demostrar los huecos que dejamos cuando paramos. ¿Y si los hombres quieren hacer algo? Pues hay muchas formas de colaborar sin convertirse en protagonistas. Hay algunas iniciativas interesantes como compartir su salario con las compañeras, autoorganizarse para hacerse cargo de ludotecas ese día, etc
Como las mujeres, lesbianas y trans somos diversas y estamos en diferentes situaciones podemos decidir como secundamos la huelga. No olvidemos que es laboral, de cuidados y de consumo y que cada una veremos si podemos parar en las tres áreas o sólo en alguna. Por ejemplo si eres cuidadora y no te va a ser posible parar puedes hacer huelga simbólica colgando un delantal en tu ventana. Y si tienes que salir con tus criaturas a manifestarte puedes llevar un cartel que diga “Servicios mínimos HuelgaFeminista8M” Parece que hay opciones para que todas, como podamos, hagamos nuestro acto de protesta.
Pero no todas las mujeres se unen a la huelga. Hay algunas que no lo hacen porque no pueden, otras porque no pueden dejar de ser aliadas del patriarcado hoy por hoy y otras porque no se sienten incluidas. Por ejemplo Afroféminas ha publicado un comunicado en el que explica sus razones y advierte de que la cobertura de los medios de comunicación incentiva un feminismo mainstream expresamente blanco. Y no son las únicas que se han sentido as, hay más colectivos de mujeres racializadas que sienten que esta no es su lucha.
Y en respuesta a algunas políticas que rehúsan unirse a la huelga, con argumentos absurdos y descafeinados, les digo que no podrán apagar la llama lila que se ha encendido. La huelga de mujeres del 8-M tiene todo el sentido pues seguimos recibiendo violencia por el simple hecho de ser un cuerpo leído como mujer. En esta huelga, aunque nos cuestionemos cosas, pongamos del revés el género y sepamos que el sexo no sólo es biológico como nos contaron, a pesar de todo esto, no podemos dejar todavía de habitar esas identidades oprimidas y reivindicarnos. No desde el esencialismo sino desde la necesidad de seguir siendo sujeto político.
Este 8 de Marzo vamos a coger aire para plantarle cara al patriarcado todos los días del año y reventar esas costuras del traje que no nos deja respirar.


Catalunya Plural, 2024 