Hoy en día, según la Encuesta de Población Activa (EPA), hay 1.572.100 profesionales trabajando en la sanidad pública y privada y el 77,69% son mujeres. Además, hay más del doble de mujeres que hombres cursando carreras universitarias vinculadas al ámbito de las Ciencias de la Salud. A pesar de ser un sector donde predominan las mujeres, la brecha salarial es profunda: ellas cobran casi 9.000 euros menos al año que ellos según un informe de UGT. Así, mientras el salario medio de las mujeres sanitarias es de 23.889,48 euros al año, el de los hombres es, de media, de 32.830,89 euros.

La brecha salarial en la Administración Pública se sitúa en un 16% pero en el caso de las trabajadoras de la sanidad este porcentaje sube hasta un 27,23%. Contando que un 14% de las trabajadoras asalariadas de todo el estado español se dedican al mundo de la sanidad, esta brecha afecta a una séptima parte del total de mujeres asalariadas.

Los datos de la EPA al cerrar el trimestre anterior mostraban que el 38,2% de las trabajadoras sanitarias en centros públicos lo hacían con contratos temporales mientras que el porcentaje de hombres con contratos temporales era de 11 puntos inferior: un 27,4%. En cuanto al paro, el 62,5% de las personas que en el último trimestre de 2017 se quedaron sin trabajo eran mujeres: 21.700 mujeres dejaron de trabajar en los últimos tres meses del año pasado, frente a los 12.800 hombres que se enfrentaron a la misma situación.

Un estudio sobre la situación laboral de los médicos en España realizado en 2017 por la Organización Médica Colegial desglosaba que los hombres ocupan mayoritariamente las especialidades mejor pagadas y con mayores complementos salariales, cómo sería el caso de la cirugía o la traumatología. El número más elevado de mujeres lo encontramos en especialidades como Atención Primaria y medicina familiar y comunitaria, una especialidad que trata mucho más los cuidados y, como dicen, no es tan lucrativa como el área sanitaria más necesitada de tecnología.

Blanca de Gispert explicaba en el artículo ¿Dónde estan las mujeres en el mundo científico sanitario? que en el mundo científico, a pesar de que dada la feminización de las profesiones relacionadas con la salud cada vez se puedan encontrar más mujeres en los órganos y entidades representativos de la profesión. también hay un techo de cristal. Sobre este techo de cristal, un informe realizado por Comisiones Obreras apuntaba que sólo el 25% de las gerencias de los hospitales públicos son mujeres: 58 de 229 centros. “Como ejemplo –decía de Gispert– de los 52 colegios de médicos provinciales existentes en el estado español, sólo 6 están presididos por mujeres” y remarcaba que “entre los decanos de las 6 principales facultades de Medicina en Catalunya no hay ni una sola mujer”. Denunciaba que esto se traslada al ámbito de la investigación y que una manera de verlo era a través de los criterios y de las demandas que se establecían en los procesos de selección.

La salud mental de las trabajadoras, en riesgo

Síntomas depresivos, ansiedad, problemas sociales e hipocondrías derivados del estrés en el trabajo: este es el cuadro clínico que presentan el 19,9% de las mujeres que trabajan en el estado. El porcentaje lo ha analizado el estudio Desigualdades en salud mental en la población trabajadora de España, basado en los datos de la Encuesta Nacional de Salud.

El informe muestra que la prevalencia de las enfermedades mentales es más alta entre las mujeres trabajadoras que entre los hombres trabajadores. La edad y las variables socioeconómicas son las causas principales en el caso de las mujeres. Un factor de riesgo es la satisfacción con el trabajo: en el caso de las mujeres que están menos satisfechas profesionalmente, la prevalencia de enfermedades mentales se dispara hasta el 34,4%; en cambio, entre las que lo están más la afectación baja hasta el 17%. Estar menos satisfechas se relaciona en la mayoría de los casos directamente con la desigualdad en el mercado laboral, la división salarial o la carencia de políticas de conciliación, lo que supone una carga mental que tiene incidencia sobre la salud.

La enfermería, uno de los colectivos sanitarios más castigados

Un estudio elaborado por el Consejo de Colegios de Enfermeras y Enfermeros de Cataluña (CCIC) y la Fundación Galatea indicaba que un 35,6% del personal de enfermería podría desarrollar trastornos depresivos, afectivos, de angustia o de ansiedad. Este porcentaje casi dobla el de otros profesionales de la salud (18-20%) y queda muy lejos de la probabilidad de desarrollar problemas de salud mental de la población general (9,7%).

El informe argumenta que este riesgo “viene determinado por múltiples factores como por ejemplo la elevada presencia de indicadores de dolor y fatiga entre el colectivo, factores asociados a trastornos de ansiedad o la carencia de horas de sueño”. En este sentido, una de cada tres enfermeras duerme menos de 6 horas, realiza largas jornadas laborales y en unos horarios poco convencionales.

Además, el COIB también opina que las enfermeras tienen que trabajar con unas elevadas cargas de trabajo y bajo precariedad laboral, que aseguran que afecta un 27% del colectivo en Catalunya. También argumentan que la tensión y frustración que causa el poco control sobre el propio trabajo, la poca participación en las decisiones comunes y el poco apoyo del equipo de trabajo y de los superiores son situaciones de riesgo.

El mismo estudio también denunciaba que el colectivo enfermero ha sufrido una “bajada de sueldos generalizada” que afecta el 83% del conjunto. Esta incidencia es mayor entre los profesionales del sector público o el concertado y que trabajan en un centro de atención primaria, un ámbito donde se ha llegado hasta pérdidas del 41,4% del sueldo.

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