Podría poner mil ejemplos sobre temas de enorme trascendencia que han quedado engullidos por el torbellino sideral que domina nuestra agenda.
Siempre los imaginé como gigantescos sumideros, tan densos que ninguna partícula material, ni siquiera la luz, era capaz de escapar a su poderosa fuerza gravitatoria. No era una imagen muy alentadora. Hasta que Stephen Hawking dijo que no son tan negros como parecen, esto es, que emiten radiación y energía, y que pueden llegar a desaparecer.
Como no soy astrofísico no entendí el porqué de su teoría, pero me tranquilizó. Nuestro universo, me dije, no va a acabar tragado por un desaguadero espacial. Lo mismo pienso del agujero negro que ha aparecido en la galaxia política catalana. Es tan poderoso que parece capaz de aspirarlo todo. Dejando reducido a polvo estelar cualquier idea, iniciativa o sueño que no desemboque en la independencia. Alimentada desde Madrid, Barcelona y Waterloo, su fuerza de atracción es pavorosa. Podría poner mil ejemplos sobre temas de enorme trascendencia que han quedado engullidos por el torbellino sideral que domina nuestra agenda. Pondré sólo uno: la ausencia de participación catalana en el futuro de la Unión Europea. Es probable que no lo sepan, pero al otro lado de los pirineos llevan meses discutiendo como debe ser la Europa del 2025.
Hace años, Catalunya era señera en este tipo de debates. ‘El nostre món és el món’, llegó a ser un lema de Pujol. A principios del 2015, la Generalitat todavía intervino en un debate sobre la política de vecindad de la UE. Ahora, Europa sólo parece interesar para ver si nos echan una mano. Mientras, en los noventa, la política mediterránea europea pasaba por Barcelona, ahora vivimos de la ilusión que la política catalana pasa por Bruselas. Gracias a Dios, a los jubilados y a las mujeres, no parece que el agujero negro de la independencia pueda con todo. Pese a la agenda obsesiva de diarios y telediarios, tertulias y programas de radio (¡y la de estas crónicas!) las calles de Barcelona se llenan cada vez más de ciudadanos portadores de reivindicaciones que no caben todas en el procés. Al contemplar estas manifestaciones me siento aliviado, como cuando descubrí, gracias a Hawking, que los agujeros negros no supondrían el fin del mundo.


Catalunya Plural, 2024 