“Hemos estado viviendo situación de racismo continuado durante 4 años. Es insostenible”. Quien habla es Nadia Ebrahim Olivella, víctima de una situación de racismo continuado. Ella ha sido una de las 485 personas atendidas por SOS Racismo del año pasado. Ebrahim, hija de una catalana y un egipcio, se casó con un senegalés y han tenido dos hijos, uno de ellos adoptado de Mali. “Somos una familia biracial, multirreligiosa y multicultural, y eso no nos ha supuesto nunca un problema para nosotros” explica Ebrahim. Sí lo ha sido por su tío y vecino, que durante cuatro años, explica Ebrahim, les ha hecho vivir “un infierno” por sus comentarios y actitudes racistas. “Nos ha escupido en la cara, nos ha quemado el jardín, le ha dicho a mi hijo que es un mono y que su madre también lo es”, relata Ebrahim, visiblemente emocionada.

Después de cuatro años de “calvario”, Ebrahim  y su familia decidieron interponer una denuncia. Cuando fue a hacer la primera declaración, la secretaria judicial le dijo a ella que “no valía la pena denunciar” porque “no iría a ninguna parte” y porque era “lo mismo insultar a un negro que a una persona gorda o una con gafas” . Por suerte, dice  Ebrahim, no le hizo caso. Después de 15 denuncias han conseguido una orden de alejamiento, aunque su tío la ha incumplido en varias ocasiones. Por ello, finalmente, han decidido cambiar de casa y de pueblo. “La justicia es lenta y eso a él lo hace más fuerte”, reconoce  Ebrahim .

Para SOS Racismo, el caso de Ebrahim y su familia ejemplifica el largo recorrido que implica la vía penal, una situación habitual entre la gente que interpone denuncias por discriminaciones por motivos raciales. “Vemos muchas situaciones de frustración e indefensión por la falta de actuación y compromiso por parte de las instituciones” denuncia Alba Cuevas , directora de SOS Racismo Catalunya. Esta entidad ha atendido a 485 personas a lo largo de 2017, 213 de las cuales eran casos nuevos, un 76% más que en 2016, cuando recibió 121. El año pasado, 122 personas decidieron no interponer denuncia, sobre todo por el miedo o la desconfianza en el sistema a la hora de afrontar al proceso de denuncia, mientras que 91  que lo hicieron.

En 2017, un 57% de las situaciones de racismo identificadas por el Servicio de Atención y Denuncia para Víctimas de Racismo (SAiD) no han sido denunciadas. Esto se debe, principalmente, al “desinterés” de la víctima “provocado por el miedo o por desconfianza en el sistema jurídico, policial y gubernamental”, explica Cuevas. “Las administraciones no desarrollan ni el marco normativo para condenar las acciones racistas ni el sistema de protección que necesitan las personas que sufren discriminaciones racistas”, afirman desde SOS Racismo.

Las agresiones y abusos por parte de cuerpos de seguridad encabeza la lista

Por quinto año consecutivo, la tipología más habitual es la de abusos y agresiones por parte de cuerpos de seguridad pública, con 26 casos (29%). Le siguen las agresiones y discriminaciones entre particulares (23%), en servicios privados (17%), discurso de odio (10%), acceso a derechos sociales (8%), discriminación laboral (8%), agresiones y abusos de seguridad privada (4%) y, finalmente, las agresiones de extrema derecha (1%).

Uno de los puntos que más preocupan a SOS Racismo son los “papeles invertidos”, cuando la víctima se convierte en acusada, y donde la entidad no ejerce de acusación sino de defensa. Esta situación se da sobre todo en los abusos y agresiones por parte de Cuerpos de Seguridad Pública y en situaciones relacionadas con la venta ambulante. “Son situaciones donde la administración no sólo no protege a las víctimas, sino que las expone”, cuestiona Cueva. “No podemos acusar a los perpetradores que vulneran los derechos de la víctima, sino que defendemos la víctima de las acusaciones de los perpetradores”.

La presentación del informe se ha hecho coincidiendo con el Día Internacional para la Erradicación de la Discriminación Racial. Este año, además, también coincide con el 25 aniversario del Servicio de Atención y Denuncia para Víctimas de Racismo (SAID) , un servicio gratuito en el que han atendido a más de 9.000 personas, como por ejemplo K.U., un joven de Bangladesh Desh al que aplicaron una detención por perfil étnico y que fue agredido por la policía. Ganó el juicio pero recibió seis años de violencia institucional.

Ante estas situaciones, desde SOS Racismo concluyen que “el racismo no se erradica porque el poder no quiere”, ya que el racismo “perpetúa un sistema de desigualdad que resulta indispensable para mantener el statu quo“.

Nadia explica “l’infern” que va viure durant 4 anys abans d’interposar les denúncies / SÒNIA CALVÓ
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