Parma es una ciudad italiana que no llega a los 200.000 habitantes en la que, a principios de los años 90, un grupo de mujeres jubiladas decidieron organizarse para poder hacer frente a las tareas que debían realizar el día a día. Desde cuidar de los niños hasta hacer los encargos, pasando por todo tipos de cuidados. Fue el Sindicato de pensionistas de esta ciudad el que convirtió estas colaboraciones en un sistema organizado en el cual se daba un valor concreto al tiempo para poder recibir y aportar a la comunidad.

Más de 25 años después, esta pequeña red de Parma se ha convertido en los Bancos del Tiempo, que llegaron a Barcelona en 1998. Hoy hay una quincena en la ciudad y en los que históricamente también han predominado siempre pensionistas, “gente mayor con tiempo libre que quería ayudar”, explica Sergi Alonso, miembro de la Asociación por el Desarrollo de los Bancos del Tiempo. Pasado un tiempo, después del estallido de la crisis, se sumaron personas de menos edad, que participaban como activistas y buscando abaratar los costes de la vida.

Pero es precisamente la presencia mayoritaria de gente adulta y de la tercera edad la que frenaba que se acercaran los jóvenes: “cuesta traerlos, porque ven que no es su ambiente y se van a otros espacios de militancia”, considera Alonso. A pesar de que hace tiempo que intentan innovar, generando más servicios tecnológicos, implementando softwares libres o creando apps, “la juventud continúa siendo la asignatura pendiente de los Bancos del Tiempo”, asegura.

Alonso afirma que “cuesta mucho ver ancianos y jóvenes en el mismo espacio de activismo”, pero el “tiempo y las ganas de ayudar, desgraciadamente, son características que pueden ser comunes en los dos segmentos”, apunta. Se refiere al alto tanto por ciento de jóvenes que se encuentran parados (en Barcelona es del 22%) y que en algunos distritos de la ciudad pueden llegar a ser un problema estructural grave (en Nou Barris, por ejemplo, el peso del paro juvenil sobre el total de la población de entre 16 y 24 años ronda el 10%).

“Una de las peores consecuencias del paro juvenil es que genera un estigma que se retroalimenta. Por eso, consideramos importantísimo incentivar y reconocer sus capacidades”, asegura Eduard Floch, responsable del proyecto Minuts.cat. Se trata de una iniciativa con un año y medio de vida que actúa a algunas poblaciones de Cataluña; también pone en valor el tiempo dedicado a la comunidad pero, a diferencia de los Bancos del Tiempo, que trabajan el intercambio de persona a persona, los ‘Minutos’ se pueden cobrar en entidades y negocios de proximidad.

Folch asegura que ya hacía tiempo que querían aterrizar en Barcelona y acaban de hacerlo con una propuesta muy concreta: apelar a la juventud de 16 a 24 años de Nou Barris que esté sin trabajo, “porque estar en el paro no quiere decir estar parado y queremos incentivarlos a apoyar a la comunidad”. Este trabajo comunitario se focalizará en tres retos diferentes que Minuts.cat ha identificado como necesarios de abordar para la transformación social: la igualdad de género, el intercambio intergeneracional y la sostenibilidad.

Feminismo, acompañamiento a los mayores y sostenibilidad: los retos de Nou Barris

Minuts.cat se encuentra en plena tarea de definición y financiación a través de una campaña de Goteo y el apoyo de Barcelona Activa, antes de ponerse definitivamente en marcha en el mes de mayo. También están cerrando acuerdos con grupos locales con los cuales los jóvenes que se interesen en participar colaborarán para abordar los proyectos que “creemos que se tienen que trabajar para mejorar el distrito y que son ideales para que los jóvenes tomen conciencia de lo que sucede en su barrio. Sabemos que no resolveremos nada, pero implicaremos a la juventud y les pondremos en contacto con entidades del entorno”, apunta Folch. Una de estas entidades es Nus Teatre, una cooperativa de acción social que abordará el reto relativo al género. Será un proyecto vinculado a las fiestas mayores y a la realización de protocolos contra la violencia machista.

“Desde el teatro social y de las oprimidas haremos un taller con los jóvenes para “ver cómo respiran el género”, comenta Andrea Calsamiglia, miembro de Nus Teatre. La idea es ver cómo de sensibles son a las desigualdades y las violencias en el ocio nocturno en un proyecto que culminará con un espectáculo de improvisaciones en las fiestas mayores en el que se trabajará a partir de experiencias del público. Todo ello es una iniciativa para “abordar las estructuras de desigualdad y generar espacios para cuestionar aquello que damos por sentado”, explica Calsamiglia, quien aplaude que los jóvenes puedan acercarse a estas entidades.

Así, ya sea vinculándose al proyecto del género, al del acompañamiento a la gente mayor -que se basa en el intercambio intergeneracional- o al de la sostenibilidad -vinculado a la nutrición y a los Huertos Urbanos- los jóvenes obtendrán créditos que podrán cambiar por actividades o servicios de empresas “que tengan vinculación con la zona y un compromiso social”, asegura Folch.

El objetivo de Minuts.cat es elaborar una app a principios de 2019 que sirva de confluencia entre todos los usuarios del servicio y, según Alonso, esta es la clave del éxito de un programa como este o los Bancos del Tiempo: “se trata de modelos de cooperación que han vivido un boom brutal y todo gracias a generar un modelo reproducible y atractivo por una comunidad que busca restablecer los lazos colectivos”.

Share.
Leave A Reply