Arcadi Oliveres recibió, el pasado 17 de abril, el premio Constructores de Paz 2017 concedido por el Instituto Catalán Internacional para la Paz. El pacifismo ha sido el hilo conductor de su trayectoria de activismo social. Un pacifismo, basado en el modelo de Lluís Maria Xirinacs y el asociacionismo cristiano, que intenta contagiar en las continuas charlas que da en escuelas, institutos, centros cívicos o aulas universitarias. En 2013 se animó a entrar en el mundo de la política, creando Procés Constituent junto con Teresa Forcades, con la voluntad de unir a los grupos de izquierda para crear una Catalunya basada en un nuevo modelo político, social y económico. Catalunya está, sin embargo, hoy en estado de shock.
¿Ve posible ahora una Catalunya que supere la crisis en que está inmersa, con dirigentes políticos y sociales en la cárcel o en el extranjero y la sociedad polarizada y dividida ante el reto independentista?
A corto plazo, no; pero a medio y largo plazo, sí, si hacemos las cosas medianamente bien. Hacer las cosas bien significa tres cosas. La primera, agrandar la base social del independentismo. Que se quiera declarar la independencia en un Parlamento porque se tiene un voto de más o de menos no es una buena decisión, no convencerá a la gente. Se podrá hacer el día que haya un 65% de la población a favor. ¿Existe o no existe este porcentaje? No lo sabemos porque nunca nos han permitido hacer la consulta. Lo que sí es cierto es que se tiene que cultivar bien y, sobre todo, en determinadas zonas, en lo que llamábamos el cinturón rojo de Barcelona, L’Hospitalet, Santa Coloma, Viladecans… Hay que tener una población mayoritariamente convencida.
La segunda cuestión, que nos remite a la primera, es que para convencer a más gente tenemos que explicar qué país queremos. Hasta ahora no se ha explicado nada. Lo único que se ha dicho es que no se quiere la Monarquía sino que se quiere una República. Se tiene que explicar si queremos ejército o no, qué tipo de banca queremos, por qué educación apostamos, qué hacer con las pensiones, como vemos la ecología, qué postura adoptamos ante la inmigración… Dependiendo de qué Catalunya independiente hagamos, con según quien en la banca, no la quiero. Y la tercera cosa que hay que corregir es que no nos hemos sabido explicar en las Españas, no hemos hecho ninguna maniobra para que sepan qué queremos. Por eso hemos tenido una respuesta tan débil de la intelectualidad española, que no ha hecho ningún acto de solidaridad. No sé si a Madrid, quizás el lugar más difícil, pero si hubiéramos ido a explicarnos a Aragón, Asturias, Andalucía, Extremadura o Galicia, habríamos tenido una respuesta mejor.
Usted viaja mucho a todas partes para dar conferencias, España incluida
Recuerdo una conferencia que hice en la Universidad de León, dos días después de una Diada del 11 de septiembre. Hablé de la crisis económica pero también me preguntaron por el tema de la independencia. Les hablé de esta Catalunya solidaria, con banca pública, con pensiones para todos, dando más de lo que lo hace ahora. Al terminar, las dos o trescientas personas que había allí se levantaron, me aplaudieron y decían que esta independencia también la querían ellos. Debemos explicarlo. Habría que nombrar una embajada de quinientas personas explicando esto por todos los rincones de España
¿Se considera independentista?
Sí, pero con las condiciones que he comentado. A veces, me he encontrado en debates con gente que me lo pone difícil. La del Círculo Catalán de Negocios, por ejemplo, que dicen que si somos independientes seremos más ricos, no nos quitarán dinero desde Madrid, los negocios nos irán bien… justo lo contrario de lo que yo quiero. Una Catalunya independiente, para mí, debe ser tanto o más solidaria que lo que pueda ser ahora, con Extremadura, Marruecos o Zimbabwe. Debe ser un país sin fronteras. Las ONGs -Médicos sin Fronteras, Arquitectos sin Fronteras, Ingenieros sin Fronteras…- no tienen. Tener fronteras es absurdo. No hay que poner ninguna en el Ebro. Por lo tanto, puertas abiertas, solidaridad… lo que vamos predicando desde hace muchos años. Con esta Catalunya independiente, sí.
Está en desacuerdo con la proclamación de la República que hizo el Parlamento
No se tenía que proclamar. Se precipitaron. Teníamos la miel en los labios pero no podía ser. Fue una deriva equivocada. Todo lo que se ha hecho desde la sentencia del Tribunal Constitucional de 2010 hasta ahora me ha parecido bien. Cada vez más gente. Se ha hecho con alegría, pacíficamente, didácticamente,… Ahora bien, los tiras y aflojas de los últimos meses han sido fatales. Lo cual, evidentemente, no justifica en absoluto ni detenciones, ni encarcelamientos, ni multas, ni nada de eso.
¿Cómo se puede romper esta dinámica?
La intervención internacional tendrá mucho que decir. Algunos pequeño toques ya les han dado a las autoridades de aquí. Supongo que esto les hará reflexionar un poco.
Cuesta creer que el proceso judicial actualmente abierto se cierre sin condenas duras
Es complicado con la interpretación que hacen de las leyes. Lo que se debería haber hecho, en mi opinión, era proclamar de nuevo presidente a Carles Puigdemont porque representa la legalidad vigente; no presentó Jordi Sánchez o Jordi Turull a la investidura. Hacer esto, sin embargo, habría llevado a que el presidente del Parlamento se arriesgase a muchos años de prisión. Ante este riesgo las reacciones son muy difíciles y aquella coherencia que reclamábamos no se da. ¿Quién carga con el muerto? No lo sé. Quizá pasado mañana tenemos que proclamar el presidente que acepte Madrid, pero antes hay que proclamar a Puigdemont. El principio se debe mantener.
Que lo diga yo es muy fácil pero quien lo haga posible se la juega mucho. He entendido pero no acabo de digerir bien las posturas estratégicas de unos que quieren internacionalizar el proyecto, otros que van a la cárcel, otros que buscan excusas… Vengo de la tradición de la no violencia, de ir con la verdad por delante; por ello que algunos dirigentes hablen de actuaciones simbólicas para que no los condenen a la cárcel me parece incoherente. Cuando Marcelino Camacho se hacía de Comisiones Obreras lo decía e iba a la cárcel. Eso sí, no tengo ninguna autoridad moral para decirlo porque a mí no me tocará ir a la cárcel… espero.
Estar sin gobierno tiene unas consecuencias negativas evidentes
El día a día es terrible. La Renta Garantizada de Ciudadanía sólo se ha dado a las personas que tenían el PIRMI y después no se han dado más. La estrategia aconseja poner un presidente que Madrid considere buen chico. Pienso que hay que hacerlo pero que quede claro que lo hacemos por ‘imperativo legal’. Y que Puigdemont sea presidente, antes, aunque sea sólo durante media hora.
A pesar de haber sido un europeísta de primera hornada, ahora ya no confía en Europa, ni para resolver el conflicto catalán ni para nada
No. Pero por el pequeño poso de europeísmo que me queda todavía tengo algo de confianza en el Consejo de Europa, el Tribunal de Estrasburgo, la Europa de los pueblos, la Europa entera, con Rusia y otros países. La Unión Europea es un desastre en todos los sentidos. Vivimos la época eufórica del ingreso de España en la Unión Europea pero cuando se hizo la Constitución europea y el euro ya me desilusioné. Cuando se redacta una Constitución europea y no lo hace ninguna comisión del Parlamento europeo sino una ‘ad hoc’ que preside Giscard d’Estaing y que no escucha al pueblo sino a los partidos mayoritarios ya me alejo. De España sólo participaron el PP y el PSOE, los poderosos.
¿Esta Europa aceptará algún día una Cataluña independiente de España?
Podría ser. De hecho, ha tenido que aceptar muchas independencias. De la de Kosovo todavía hay dudas pero las de los otros países que salieron de la antigua Yugoslavia comenzaron a caer cuando Alemania puso el acelerador. Y por razones muy diferentes, las de los países bálticos que venían de la antigua URSS. Pienso que en esto no serán difíciles de convencer. Otra cosa son los intereses estatales. Pero pienso que a Europa ahora tanto le da.
Usted considera que independencia y solidaridad son compatibles. Hay quien lo niega
Si no lo creyera no sería independentista. En primer lugar, soy pacifista. Y luego creo que independencia y solidaridad deben ser compatibles al cien por cien. Sino no tiene sentido. La aberración del independentismo es la Liga del Norte italiana, que viene a ser como la Tabarnia de la que hablan ahora. ¿Qué sentido tiene que el norte de Italia se quiera desentender del sur por razones puramente económicas. ¿Por qué no puede ser solidaria una Catalunya independiente? Lo puede ser perfectamente.
¿Cambiaría mucho la situación en Catalunya si el liderazgo del proceso no estuviera, como ha pasado hasta ahora, en manos de dirigentes primero de CDC y ahora del PDeCAT?
Hace cinco años, cuando creamos Procés Constituent ya nos definimos como independentistas. Defendíamos que el proceso independentista no debía ser algo de Convergencia o ERC sino que tenía que estar en manos de la CUP, de Iniciativa, los comunes,… de la unión de izquierdas que pedíamos. ERC es el Sí y el No. Su nombre es de izquierda pero en la práctica han convivido tantos años con Convergencia que no se ha visto su política de izquierdas. Pero no soy contrario a que vengan cuantos más compañeros mejor.

El proceso ha hecho del pacifismo un elemento básico. ¿Teme que haya incidentes violentos?
Tengo la esperanza de que no y que, siendo un poco grandilocuente, podamos ser ejemplo mundial el día de mañana. Existe el grupo de ‘En pie de paz’, que sienta las bases para mantenerse así. El pacifismo debe estar por encima de todo. Ángel Colom decía algo que me gusta mucho: “La independencia de Catalunya la quiero mucho pero no merece ni una sola gota de sangre”. Es por donde tenemos que ir.
Usted es una persona de formación y fe cristiana. ¿La fe, Dios, tiene que jugar algún papel en este proceso?
No. La independencia de Catalunya debe ser una decisión absolutamente laica. Depende de lo que digan los ciudadanos pero sus convicciones religiosas no tienen nada que ver con ella. Siempre te sientes más contento si el abad de Montserrat dice ‘Visca Catalunya Lliure’. Fui, eso sí, hace un mes a una misa a los Capuchinos de Sarrià en demanda de liberación de los presos. Decir que ser prisionero injustamente es un hecho que merece solidaridad cristiana me parece razonable. Me sentí como cincuenta años atrás cuando se hacían actos similares bajo el franquismo. También me han gustado mucho los ayunos organizados para reclamar la libertad de los presos que se han hecho en los Capuchinos, las Benetas, el monasterio de Montserrat, de los cuales, por cierto, se ha hablado poco. Pero hablamos de caridad cristiana en favor de los presos, no de dimensión política.
¿La solución de este conflicto pasa, obligatoriamente, por un referéndum?
Y tanto. Pero debe ser autorizado, sino no servirá de nada.
¿Algún gobierno español lo aceptará? Está muy claro que uno del PP o de Ciudadanos no querrá
Y el PSOE tampoco está por la labor. Están por ‘antes roja que rota’ y se acabó lo que se daba. Estos días se ha vuelto a poner sobre la mesa el tema de ETA, con su disolución y la petición de perdón por lo que hicieron. Una parte de la solución de ese conflicto vino de la mediación internacional. Y aquí hará falta esta mediación para conseguir el referéndum. Claro que hay que hacerlo. Pero en Catalunya. En toda España, ni hablar.
¿Fijaría cuotas de participación y de votos favorables para que los resultados llevaran a la independencia de Catalunya?
No soy politólogo, pero haría falta una participación de un 70% y un 65% de SÍ, en mi opinión. Pero insisto en que no soy quien para determinarlo.
La proclamación de la República se hizo porque los dirigentes del proceso dijeron que ya estaban hartos de toparse con un muro en el gobierno de Madrid. ¿Cómo explicar la gente que los ha seguido hasta aquí que ahora hay que esperar hasta que este muro caiga de aquí a saber cuántos años?
Es difícil de digerir que, cuando ya pensábamos que lo teníamos todo hecho, nos encontráramos con la respuesta que se ha dado. Se pecó de mucha ingenuidad, seguramente. No se tuvo en cuenta que Catalunya no tiene poder militar; ni ganas. Pero tampoco tiene poder judicial, mediático, financiero, diplomático,… Creíamos que yendo con la flor en la mano -yo sigo yendo- y diciendo que todos somos buenos hermanos lo conseguiríamos todo. Y hemos chocado contra un muro.
Las proclamaciones de la República del pasado 27 de octubre y del 6 de octubre de 1934 y sus consecuencias son bastante comparables
¡Por supuesto! De todos modos, las cosas tienen que cambiar algún día. No será enseguida. Es necesario que la población se entusiasme más. Ponerle ganchos para entusiasmarla. Por el contrario, los ponen en sentido contrario, cuando el Banco de Sabadell dice que se va a Alicante. La gente es bastante miedosa en temas económicos. Tenemos que explicar mejor el país que queremos.
Es evidente que todos los independentistas no quieren el mismo país. Carles Puigdemont felicitó a Israel por el setenta aniversario de su fundación y la CUP, entre otros, se lo recriminó
En esto, a veces confundo mi deseo con la realidad. Pero me doy cuenta, en los ámbitos en los que me muevo, que cuando dices que quieres una Catalunya con banca pública, sin ejército, ecológica, que potencie el mundo cooperativo, mucha gente se engancha. Vale la pena insistir en ello. Eso sí, si la independencia de Catalunya depende del apoyo de Israel no quiero ni pensarlo. ¡Más vale que sigamos con España, que ya la conocemos!
La lucha continúa
La lucha debe continuar y no tenemos derecho a perder la esperanza. ¿Qué saldrá? No lo sé. Pero tenemos que seguir luchando.


Catalunya Plural, 2024 