Formalmente la pieza es una cena para diez personas bajo la forma del ritual ancestral judío del viernes y que, en este caso, esconde un reencuentro con los recuerdos. Cada paso que se da en este heterodoxo Shabat articula el tiempo narrativo del espectáculo, se dirige a la intimidad de la memoria. A medida que la performer oficia como guía desde su propia biografía invita a los comensales a hablar también sus memorias. Todo el mundo es libre de compartir y de qué compartir, y todo el mundo es dueño de sus silencios.
Aquí el Shabat es la excusa y, podríamos decir, que más allá de esto podría ser cualquier otro ritual, como hay tantos alrededor de la mesa y la comida. Así ha sido toda la vida antes de la era de la televisión, la mesa es el lugar en el que compartir, aprender y acercarse al otro. No es una mediación, es el espacio común que hace posible encontrarse con el rostro, la presencia. El resto, las palabras, la música, los olores y sabores crean la atmósfera para la evocación.
Un espectáculo arraigado en la vivencia
Hay una importante relación entre la obra y la memoria histórica. Para el artista, este espectáculo es una continuación de su investigación personal sobre memoria misma. En su primer espectáculo unipersonal, Hija de la Dictadura argentina , contaba la historia sobre sus padres, sobre su infancia y cómo se crió siendo hija de desaparecidos y lo que esto significó darle. En la presente performance, Teste explica que la crió su abuela y que su abuela, a pesar de ser una madre de una hija desaparecida pudo criarla en el amor, llevando adelante una niña que se había quedado huérfana.
“Es una continuación natural de aquel primer espectáculo en el que hablaba de mis padres pero no hablaba de quien me había criado”, comenta la performer . Es una recuperación del pasado, de una memoria personal sobre mi abuela y el origen de nuestra familia. “Ella siempre me habló sobre el origen judío, que era importante y que yo nunca podría renegar de este aunque quisiera”. De ahí surgió el espectáculo en forma de Shabat: uno de los clásicos rituales tradicionales.
Al pensar en un ritual, le vino el Shabat. “Yo pensaba en mis orígenes, en el judaísmo, aunque en mi casa no lo celebrábamos”, apunta. “Era a través de un ritual como podía ser más fácil recuperar los recuerdos y articular el espectáculo. Surgió como un proceso natural cuando empecé a investigar sobre performances y sobre human specific performance”, una performance donde el público participa y interacciona modificando la acción.
Un formato íntimo
“Es necesario un formato íntimo” y justamente el human specific hace que haya una relación íntima entre la performer y el público. Puede ser uno a uno, uno a cuatro o, en este caso, uno a diez. “Quería que la gente pudiera participar también del ritual. Yo guío el ritual para que la gente también pueda profundizar en sus propios orígenes y en los propios rituales de la infancia. “Estos diez participantes permiten poder hacer el espectáculo manteniendo la intimidad alrededor de una mesa de celebración”.
Pero no es un público ortodoxo. En el espectáculo viene gente de todo tipo y de todos los orígenes. “Hay gente que se acerca porque es judía o tiene orígenes judíos, por otro lado están los curiosos que quieren saber sobre el Shabat y otros que no tienen ni idea de que se encontrarán. “Gracias al formato pequeño e íntimo, la gente siente que la están invitando a cenar unos amigos en su casa. “Actualmente hago el espectáculo en La Cháchara, pero podría hacerlo en mi propia casa o realizarlo, por ejemplo, en el hogar de una familia que quisiera compartir este momento de ritual y/o de memoria. Es muy flexible. “Curiosamente, y a pesar de no disponer de medios ni de recursos para la difusión, se ha generado un boca-oreja y un gran interés de gente que quiere participar de la cena.
“Para mí no hay teatro si antes no hay una búsqueda personal y de catarsis, así que se trata de trasladar esta búsqueda personal, sacarla hacia fuera, es una parte terapéutica, y es una terapia compartida”, confiesa Teste. La actriz encontró un sentido al Shabat a medida que lo iba realizando, y añade que “una de las cosas que me enseñó mi abuela era recibir a la gente, a cocinarlos y atenderlos con amor. Como a través de la comida puedes dar amor “. Seguramente una de las cosas que se está perdiendo por las nuevas formas que adopta la vida en nuestra sociedad.




Catalunya Plural, 2024 