«Hay grandes empresas que aprovechan que muchos jóvenes estudiantes quieren trabajar unas horas para tenerlos como estudiantes en prácticas a sueldos bajísimos». Esto lo afirma Albert Bargalló, secretario de Organización de Acción Joven de CCOO de Catalunya que, además, pone la cadena de tiendas de equipamiento deportivo Decathlon como ejemplo de esta política. Bargalló cree que para evitar esta explotación «habría que limitar en primer lugar el número de prácticas no laborales, por las que ni se cobra ni se cotiza».

El joven sindicalista ha hecho estas declaraciones en el marco del Día Internacional del Becario, que se celebra el 8 de mayo. Afirma que esta situación «es una de las máximas causas del paro juvenil» que Acción Joven sitúa en el 21%. Si se limita a la franja de menores de 25 años, según datos del Idescat, el desempleo sube hasta el 30,4%, ocho puntos menos que en el conjunto estatal, pero 11,5 puntos por encima de los países de la zona euro y 13,6 puntos por encima de la media de la Unión Europea. CCOO ha reeditado este año su guía  Aprendices, becarios y trabajo precario  con la que pretenden «aportar una herramienta a los jóvenes una serie de recomendaciones para moverse en este terreno.

La Universidad Abierta de Catalunya (UOC) distribuyó el año pasado unos datos según los cuales el 58% de los becarios del Estado español, no cobran nada, a partir de un informe de la Comisión Europea sobre la situación de este colectivo en la UE. En el mismo trabajo de la UOC se afirma que «en España se calcula que hay unos 70.000 becarios. Son los que reciben algún tipo de remuneración y se excluye la gran bolsa de alumnos en prácticas que no perciben ningún tipo de ayuda económica y que no cotizan en la Seguridad Social, por lo que la cifra de estudiantes que no forman parte de ningún registro es mucho más alta», según consta en un  informe  de UGT.

La confusión entre ‘becarios’ y ‘estudiantes en prácticas’

Gina Aran, profesora en la UOC los Estudios de Economía y experta en Recursos Humanos asegura que «no hay datos nuevos, pero no ha cambiado nada». En primer lugar alerta de la confusión que a menudo existe entre la figura del becario y la del estudiante en prácticas. El primero tiene una beca para realizar una tarea determinada de investigación o de estudio. El segundo es un estudiante que hace prácticas en una empresa por las que obtiene una cierta experiencia laboral. Aran explica que «el resultado de su trabajo no se puede imputar a las cuentas de resultados de la empresa porque no han de cubrir puestos de trabajo estructurales». Es cierto, admite, que «puede tener una cierta autonomía pero siempre bajo la supervisión de un tutor».

Los problemas vienen cuando se pervierte esta teoría. Aran insiste en que «la gran bolsa de fraude viene cuando las empresas ponen a trabajar estas personas en lugares estructurales». Esta es también una cuestión que se ha denunciado a menudo desde los sindicatos que han reclamado a menudo que los  falsos estudiantes en prácticas  deben disponer de un contrato laboral. Bargalló defiende que la representación legal de los trabajadores «debería poder acceder a este colectivo». Las empresas habitualmente se niegan aduciendo que como no están en plantilla, los comités de empresa no pueden intervenir. Por eso Bargalló reclama que las condiciones laborales de los estudiantes en prácticas «deberían estar presentes en la negociación colectiva».

Mirar a corto plazo

Aran cree que los empresarios pecan de mirar a corto plazo, de apostar por una política «de pagar sueldos bajos que faciliten el despido. Esta rotación tan alta de personal tiene unos costes, como también lo tiene el no saber fidelizar el talento que tienes trabajando». Esta precariedad se agrava con la utilización de estudiantes en prácticas que, además, no tienen ningún tipo de relación laboral. Por ello, Bargalló denuncia «las repercusiones a largo plazo de este abuso, porque la falta de contratación conlleva una falta de cotización que nos afecta de cara al futuro, ya que no podremos llegar a una jubilación que nos permita vivir con dignidad».

En relación a las becas, el problema viene dado por el importe, que mucha gente se queja de que son insuficientes. Aran admite que «este es un campo enorme, porque hay de todo tipo, de públicas, privadas, mejor dotadas y otros que menos», desde las que hacen unas aportaciones generosas hasta las que apenas cubren gastos de transporte.

Share.

President de l'SPC

Leave A Reply