Elsa Artadi igual no lo sabe, pero podría ser una excelente cazadora. Alcanzar el máximo de objetivos en el mínimo tiempo posible y sin desperdiciar balas. La mano derecha en Catalunya del president cesado y en el exilio, Carles Puigdemont, ha demostrado ser una persona de tiro certero: doctoró con laureles, ascendió en política en un suspiro y enterró una de sus mayores controversias, BCN World, con la misma velocidad.
Mucho se ha hablado sobre su inmaculada carrera académica (doctora en Economía por la Universidad de Harvard); sobre su meteórico progreso en la política catalana (hace solo seis años era asesora de Andreu Mas-Colell en el Govern dels millors); e incluso –en un ataque sexista recalcitrante que provocó múltiples rechazos entre la propia clase política catalana– sobre su estilo personal, paradigma del upper Diagonal (vive en Sant Gervasi, zona bien de Barcelona) de nueva generación. Y sobre todo se le cuelga la medalla de La Grossa, pero sorprendentemente casi nadie recuerda su total involucración en el proyecto de casinos BCN World, el Las Vegas catalán.
El macrocomplejo del juego de la multinacional Hard Rock, que se comprometió a inyectar 2.000 millones en el nuevo espacio dedicado al ocio y las apuestas en la Costa Dorada, quedó “congelado” el pasado noviembre. La Generalitat no adjudicó la licencia y La Caixa, propietaria de los terrenos, prorrogó hasta tres veces la opción de compra que obligaba al gobierno autonómico a pagar 110 millones de euros.
En ese momento, Elsa Artadi, que era un activo de futuro para su partido, ya había salido del proyecto y estaba a punto de asumir la campaña de Junts per Catalunya para el 21-D. Pero cuando se gestó BCN World, es decir, cuando el magnate Sheldon Adelson optó por Madrid para su proyecto de Eurovegas y la Generalitat reaccionó anunciando otro macrocomplejo de ocio al lado de Port Aventura que se llamaría BCN World, Artadi fue la comisionada oficiosa designada por Mas-Colell para hacerlo posible. Eso sucedió en septiembre de 2012, y al poco fue nombrada directora general de Tributs i Joc.
El proyecto BCN World preveía seis hoteles con 12.000 habitaciones en total, restaurantes, seis casinos, zonas de ocio y espacios para la práctica deportiva. La promotora era el grupo Veremonte, del empresario Enrique Bañuelos, y se suponía que estaría concluido en verano de 2016, si bien antes de llegar a esta fecha éste se acabaría retirando de la operación. Uno de los flecos más controvertidos fue el de la tasa de juego: del 55% se pasó al 10%, lo mismo que se le había prometido a Adelson si se quedaba. Ni por esas.
Personas cercanas a la nueva consellera de Empresa ven en ella un perfil exigente, duro en el vis a vis. Por lo que no faltarán momentos de choque con Pere Aragonés, el hombre fuerte de ERC en el ejecutivo Torra. Aragonés se encargará de Economía y Vicepresidencia. Las relaciones de Artadi con Esquerra nunca han sido fluidas: los pinchazos telefónicos al secretario de Hacienda de Junqueras, Lluís Salvadó, sacaron a la luz que los republicanos engañaban a Artadi sobre la situación de las estructuras de Estado para la independencia de Catalunya.
Artadi asume por primera vez una conselleria, un gran cargo, tras sobresalir en la coordinación Interdepartamental como controller de los chicos de Junqueras. Ahora sí que Artadi gestionará la grossa en el área de Empresa (también llevará Conocimiento y será la portavoz del Govern), donde además de intentar entenderse con Aragonés deberá devolver la confianza al mundo empresarial, que ha criticado una y otra vez la inestabilidad que supone el procés y ha protagonizado una mediática fuga de sedes de Catalunya. Será además una de las tres mujeres que formarán parte del ejecutivo, después que Quim Torra haya rebajado de nuevo el papel de estas en el Govern. De cinco con Puigdemont a solo tres con Torra.
Dure lo que dure el ejecutivo de Torra (Rajoy ya ha cuestionado la idoneidad del Govern y ha pactado con PSOE y Ciudadanos mantener el 155), Artadi podrá mostrar en Empresa su mando liberal. El mismo con el que promocionó un proyecto que quedó en el tintero, BCN World, antes que la independentista se pusiera el mono de directora de la campaña que dio a Puigdemont, de nuevo, el mando de la Generalitat.


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