Tenemos oportunidad, se acaba de presentar la compilación poética Medio siglo de poesía catalana. De Mayo del 68 al 2018, editado por Proa, en el que aparecen 231 poemas en catalán de 231 poetas. Un viaje estrictamente cronológico que se presenta como un termómetro del momento que vive esta disciplina. Y, al parecer, estamos en un momento histórico muy potente, muy chulo y muy activo. Así que aprovechamos para hablar con sus antólogos, Josep Maria Sala-Valldaura (JM) y Vicenç Altaió (V).
En esta selección manda la lengua o la geografía?
JM – Al ser una antología de poesía catalana, automáticamente la lengua forma parte del mismo título como adjetivo pero también como sustantivo. Toda lengua tiene geografía y, en este caso, hemos procurado que estuvieran muy representadas todas las zonas de habla catalana, desde el Alguer, Andorra, Valencia, Cataluña, las islas… Están lengua y geografía.
Qué a criterio de selección hay para escoger un poeta u otro, un poema u otro poema?
V – Más que una valoración, se trata de una experiencia de vida. Josep Maria y yo somos lectores de poesía desde siempre y ya en su momento habíamos hecho una antología organizada a partir del concepto de tendencia que superaba el clásico canon del gusto de oscilación darwinista. Ahora lo primero que hicimos fue leerlo todo individualmente e ir construyendo a través de la cronología, de tal manera que podemos decir que más que una antología es un libro construido a través de los poemas.
Detrás de esta construcción habría un componente ideológico?
JM – Precisamente hemos querido rehuir de la idea de canon. Por eso, la antología es al mismo tiempo un tipo de muestra, de forma que, una vez entras vas viendo toda una serie de ventanas diferentes que representan las diferentes tendencias estéticas. Hemos intentado que todo el mapa quedara muy representado, del oeste al este, del norte al sur.
Es casualidad que los 50 años que se recogen sean de un marco eminentemente político: de Mayo del 68 al Proceso Catalán de 2018?
V – El comienzo es una decisión y el final es lo más actual que está pasando. Tenemos claro que hay la conciencia de que en 68 hay un cambio muy importante con el nacimiento de la sociedad del conocimiento, puesto que el espíritu rebelde y juvenil entra en las universidades, hasta hoy, que todo el mundo ha pasado por las universidades y nos encontramos con la generación más culta de la historia de la humanidad.
De aquí la clasificación paralela en tres grandes momentos que no se corresponden con la parte historicopolítica o social…
V – El primer núcleo va de mayo del 68 hasta al año 78, las elecciones democráticas. El segundo, del 78 a comienzos del milenio, que corresponde a un periodo de normalización democrática con el pleno desarrollo de la globalización y la tecnocracia capitalista. Y, la tercera fase, en cambio, corresponde a la crisis de la globalización con la caída de las Torres Gemelas, el empobrecimiento de la oferta de trabajo en la juventud y la insurgencia. Son tres periodos muy claros: un espíritu de ruptura poética, neovanguardia y nuevas realidades; un cierto eclecticismo y narratividad; y el de los nuevos modelos literarios que hoy empezamos a definir.
Encontramos un relato paralelo, de espejo de Cataluña?
JM – La poesía no deja de ser un termómetro de las fiebres de una sociedad y, consecuentemente, todo lo que pasa en el mundo de la realidad pasa de alguna manera a traducirse al mundo del lenguaje. El buen lenguaje de la poesía se adecúa exactamente a los cambios históricos, del mismo modo que la historia también va aprendiendo de estos lenguajes: se alimentan los unos de los otros, los lenguajes estéticos alimentan la historia, la historia alimenta los lenguajes estéticos.
Que haya cantidad de poetas, de poemas garantiza la calidad del producto?
V – Lo diría a la inversa. A veces hay necesidad de rellenar el saco para entrar en la normalidad… hoy, más bien, tenemos una auténtica implosión. En estos momentos, podemos decir que hay mucha gente y además de que hay mucha calidad. Nunca como hasta ahora la poesía catalana había tenido una plenitud tan alta en número de poetas, en oscilaciones estéticas, en traducciones de dentro afuera y de fuera para adentro. Incluso el reconocimiento social de la poesía es enorme. Es muy grande la presencia que tiene en el aprecio social, sobre todo en las lecturas públicas que caracterizan las últimas generaciones.
Hay muchas diferencias con otras épocas doradas como la Renaixença?
JM – La poesía no tiene progreso pero evoluciona. No es estática –mal sería que algún poeta se quedara anclado en el s. XX–, siempre hay una evolución que se encadena con el anterior pero que la renueva y, poco a poco, va cambiando el panorama y, sobre todo, porque actualmente estamos en un paradigma estético que es diferente del de hace treinta años, por ejemplo. Todos los lenguajes actuales buscan una subjetividad, una nueva forma de representar al sujeto. En el caso de la mujer la identidad a través del cuerpo, etc., cosa que hace 30 años era impensable y que en cambio ahora se refleja en la poesía.
En qué tendencia o momento estético-poético nos encontramos?
V – Estamos en una gran balsa de tendencias eclécticas en la que cada autor es él mismo una literatura. Hacemos agrupaciones porque buscamos un sujeto colectivo, pero en realidad cada autor él solo sería una literatura. Hace un siglo con la Gran Guerra en toda Europa, la escritura y el arte tuvieron la necesidad de destripar la realidad –dadaísmo, surrealismo, etc.–, hoy día hay un gran descontento y la cultura vuelve a ir por delante de la política, a pesar de que no ocupe un espacio de prestigio y simbolización. Esta antología es auténticamente republicana en el sentido de que cada poeta tiene un poema y no hay una jerarquización: todo está integrado en una especie de vasos horizontales y comunicantes.
Se puede hablar de los poetas emergentes cuando no hay todavía distancia?
JM – Hemos optado por el riesgo. Teníamos la posibilidad de dejar la antología con poetas con una obra ya establecida o llegar hasta los poetas de veinte y pocos años. Hemos preferido esto último porque la sociedad literaria y el momento actual de la poesía evidentemente están hechos sobre todo por los poetas jóvenes, que son ahora el número mayor. Teníamos que arriesgar porque la poesía no deja de ser, cuando es buena, un riesgo. Un riesgo lingüístico y una apuesta de vida.
Hablando de modas o de justicia, las mujeres poetas en la antología…
V – No hemos elegido la cantidad para encontrar las leyes de la paridad o la cuota. Es en el resultado final cuando hemos podido comprobarlo. Cuando hicimos la primera antología había un número de poetisas que correspondían a la calidad en sí del conjunto que había y era muy pobre… Lo que a veces sucede es que se critica la representación del pasado sin tener en cuenta los condicionantes del pasado. Lo que es evidente es que a partir de Mayo del 68 se diferencia la reproducción de la sexualidad, aparece todo un universo tecnológico en el mundo doméstico y la tecnología y el cuerpo, que estaban de alguna manera secuestrados en unas funciones, quedan liberados. Entonces hay mucha más mujer que tiene la posibilidad de escribir fuera de los temas más estrictamente domésticos, por lo tanto hay una poesía de muy alta calidad.
De hecho, en el tercer bloque de la compilación, efectivamente aumenta significativamente la participación de poetisas…
JM – Que haya más mujeres implica necesariamente una ampliación de miradas, hacen que el mapa de relaciones y de reflexiones y sensaciones sea más abundante que si sólo hubiera hombres. Se trata de una aportación importante que debemos a las mujeres.


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