Las emociones que compartimos con ellas

Con ellas, las irlandesas, nos hemos emocionado. Las redes se han llenado de gritos y lágrimas, por la alegría o por otras muchas otras emociones que nos despierta. Porque nosotras lo sentimos de verdad en nuestros cuerpos y por eso entendemos profundamente la importancia de que ya no tengan que interrumpir sus embarazos de forma clandestina o – aquellas que podían permitírselo- viajar fuera del país.

La muerte de Savita, después de que se le negara la interrupción de un embarazo que acabaría causándole la muerte en 2012 por una septicemia, fue un gran detonante para sacar a todas esas irlandesas a la calle. Después de la victoria del si, su rostro pintado en el centro de Dublín se llenó de flores.

Por ella y por tantas que mueren cada día en el mundo, las mujeres nos hemos unido históricamente en la lucha por la despenalización del aborto. Para el feminismo ha sido una de las prioridades independientemente de los intereses personales pues a la calle han salido mujeres mayores, lesbianas, etc. En estas batallas se han puesto muchas energías pues es una forma perversa de control sobre los cuerpos de las mujeres y sobretodo de las mujeres pobres que no pueden pagar otras alternativas y tienen que poner en riesgo sus vidas. Porque no nos olvidemos que, en un mundo donde existen tantos países donde el aborto está despenalizado, se trata de un tema de clase. Las mujeres de clase media-alta siempre podrán abortar en condiciones higiénicas y seguras mientras las mujeres pobres tendrán que seguir arriesgando sus vidas.

¿Podemos hablar de una ola feminista imparable?

En el Estado Español llevamos mas de 30 años de lucha y resistencia y no podemos descansar pues no hace mucho aquello que se había conquistado se vio amenazado con El anteproyecto de Ley de 2012 de Protección de la Vida del Concebido y los Derechos de la Mujer Embarazada. La reacción fue aplastante y el 1 de febrero de 2014 se organizó en Madrid una masiva manifestación que se denominó El tren de la Libertad y, el entonces Ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón dimitió como Ministro tras la retirada del proyecto de Ley del Aborto.

Somos y seremos implacables como implacable ha sido el resultado del referéndum en Irlanda. El resultado ha sido contundente, 66,4% frente a 33,6%. No se si podemos hablar de una ola imparable de feminismo pero si es cierto que existe una gran fuerza incansable que resiste, no retrocede y va avanzando poco a poco pero sin parar. Con prisa pero sin pausa. 

El control a través del estigma

 El gran reto que tenemos por delante es combatir el estigma pues, en las políticas públicas y de salud y, lo tanto, en la vida de las mujeres es el elemento de control más poderoso. Éste tiene efectos disuasores y también en la significación de la experiencia de abortar que hacemos las mujeres. O cargamos con una criatura que no queríamos o con la culpa y la vergüenza.

No hace mucho conocí a una mujer en un lugar donde trabajo que estaba embarazada de seis meses. Era una mujer migrada que había vivido violencia de género por parte de su pareja y a la que se le había negado la posibilidad de abortar. Él en ese momento se aprovechó de que ella no conocía como funcionaban las cosas aquí y le fue fácil convencerla de que era algo ilegal. Ahora se encuentra llevando adelante un embarazo que no deseaba y que determinará su vida. Ese eyaculador irresponsable se permitió decidir por ella. Es el privilegio individual que sostiene el estructural. El estigma llevó a esa mujer a no consultar con nadie más. Ella no pudo evitar la culpa y la vergüenza, derivadas de la criminalización a la que ha sido sometido el aborto con mensajes como nombrar al feto “vida humana” o “bebé” o contraponer pro vida a pro muerte. Basta ya de estos mensajes moralistas y que no tienen ningún rigor científico pues tal como dice Alberto Kornblihtt: “Para la biología un embrión no es un ser humano, por lo tanto no es un crimen interrumpir un embarazo prematuramente”.

Acceso al aborto para todas

No hubiera sido fácil convencer a esta mujer de lo horriblemente ilegal que era interrumpir su embarazo si el aborto no estuviera universalmente criminalizado.

Además, si ella hubiera sabido que no era ilegal abortar en España, igualmente se hubiera encontrado con otra barrera pues en realidad ella no tiene garantizado el acceso al aborto. Gracias al gobierno del PP, que en 2012 les retiró el derecho al aborto gratuito a las mujeres en situación irregular, sus vidas vuelven a estar en peligro. Pues deben hacerlo por la vía privada o en el Servicio Público de Salud pagando por el procedimiento. Creo que no hace falta que diga que éstas son mujeres pobres.

Al feminismo le queda todavía un gran trabajo por delante pues el objetivo además de garantizar el acceso al aborto a TODAS las mujeres, es normalizarlo y seguir combatiendo el estigma, esa forma de control social tan poderosa.

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Psicòloga feminista especialitzada en violències masclistes, gènere, dol i addiccions. Des de l'àmbit de l'atenció pública i privada i la formació, treballa en la recuperació i empoderament de dones i persones LGTBI que han viscut situacions de violència masclista

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