¿Qué es una hipoteca? Y cuando se pide un crédito, ¿cuáles son los riesgos y qué significa la TAE? Son muchas las dudas que surgen cuando se deben hacer operaciones bancarias y financieras tan recurrentes en el día a día de los ciudadanos como hacer la declaración de la renta o controlar los impuestos que se pagan con cada nómina. Y la causa de estas dudas, a menudo, es una falta de formación desde la base, en las escuelas, sobre el funcionamiento de la economía. Es por ello que el Departament d’Ensenyament puso en marcha en 2013 un partenariado público-privado entre la Generalitat, el Instituto de Estudios Financieros (IEF) y BBVA, CaixaBank, Banco Sabadell, Santander y Caja de Ingenieros para hacer llegar de forma gratuita y voluntaria sesiones de educación financiera a todos los centros educativos.
Esta alianza, que responde al nombre de EFEC, da formaciones de una hora en las aulas por parte de voluntarios provenientes de los bancos y cajas, del IEF o el Colegio de Economistas, entre otros sobre “la gestión de presupuestos personales, planificación financiera, el ahorro y cómo endeudarse con cordura”. Estas formaciones, que si bien son valoradas como útiles de cara al desarrollo de los jóvenes, también hace cinco años que despiertan críticas entre varios colectivos catalanes. Así, la Plataforma por una Educación en Economía Crítica (PLEEC), formada por una cincuentena de entidades, colectivos y particulares, echa de menos “referencias a formas alternativas al capitalismo financiero hegemónico”.
Desde el Col·lectiu Ronda, una de las entidades que forma parte de la PLEEC, aseguran que si bien “la actividad bancaria es necesaria y también lo es formar a los adolescentes en el funcionamiento del sistema económico hegemónico, así mismo se debería mostrar las alternativas”. Como cooperativa de abogados, Ronda “lleva muchos casos de vulneraciones de derechos bancarios y hemos visto prácticas abusivas muy de cerca y tenemos que enseñar a los jóvenes cómo pueden protegerse de los abusos y dónde pueden encontrar alternativas a un sistema capitalista hegemónico”.
En esta línea, Josep Soler, director general del IEF, considera que “la crítica de la PLEEC sobre que no enseñamos economía alternativa no es válida. No enseñamos economía capitalista, ni economía normal ni alternativa, enseñamos lo que hay en el mundo real. Hay oficinas bancarias en cada esquina y los chicos están destinados a tener que relacionarse con ellas”. Así, Soler considera que no “no es capitalismo decir que se necesita una tarjeta de crédito o explicar cómo gestionar los gestos para no tener una crisis financiera personal”.
La información como base del empoderamiento: si no sabes no puedes elegir
Ambas vertientes, tanto desde la crítica de la PLEEC como desde el partenariado, destacan que la educación financiera tiene un componente básico de empoderamiento de los estudiantes. Así, desde el Col·lectiu Ronda aseguran que “en las sesiones del EFEC se pone mucho énfasis en los planes de pensión, los fondos de inversión y en contratar seguros con las principales entidades porque es lo que interesa a los bancos. Debería haber entidades de crédito social o cooperativas que hablaran de desahucios o cláusulas abusivas y enseñaran a los chicos que no se tienen por qué supeditarse a las ofertas de los bancos “.
Desde la otra cara de la moneda, Soler asegura que la formación que proporcionan es “sin ningún tipo de ideología y que no se da ningún nombre de ninguna entidad. Intentamos paliar la asimetría informativa: la oferta cuenta con mucha formación y muchos datos, mientras que la demanda no tiene información de lo que supone cada producto financiero y los riesgos que conlleva”. Así, desde el EIF aseguran que a las entidades bancarias “ya les va bien que la ciudadanía viva un poco en la inopia y las estamos ointentando convencer de que la información es positiva para todos: a más y mejor ahorro, tendremos sociedades más sanas y menos quiebra económica. Y esto no es una clase de economía. Ni de capitalismo. Es lo que hay”.
Pero para las entidades de la PLEEC, esta visión “refuerza un sistema hegemónico que no tiene en cuenta la banca pública, ni la moneda social u otros enfoques críticos de la economía, como la economía feminista o ecologista”. Respecto a esta réplica, Josep Soler considera que “quejarse de que no impartimos economía feminista no es una crítica objetiva. El feminismo no es una corriente económica, sino social”, apunta. Por su parte, desde Ronda consideran que “no aceptar la existencia de la economía feminista es apoyar un sistema económico machista por definición, que usa la mujer como mano de obra barata. Y no es esta la educación en igualdad que debe darse a los chicos y chicas”.
Así, mientras los centros que han participado en alguno de los más de 20.000 talleres que se han realizado desde que comenzó el programa “están satisfechos de la información dada y del tratamiento de la misma”, según Soler, desde la PLEEC piden a la dirección de las escuelas que “no dejen entrar la banca en las aulas”. Dos posiciones enfrentadas que dejan al descubierto una carencia educativa del sistema catalán: la falta de preparación y acceso a la información de los estudiantes sobre el sistema financiero que, alternativo o hegemónico, tendrá un papel capital en su día a día.


Catalunya Plural, 2024 