A la vista de las reacciones que ha suscitado la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa entre algunos independentistas catalanes, me ha venido a la cabeza esta vieja máxima. Tan vieja como el nacionalismo irlandés, puesto que la acuñó Daniel O’Connell cuando iniciaba el camino de la emancipación de sus paisanos católicos, a mediados del XIX. Traduzcamos: En las dificultades de España, están las oportunidades de Catalunya. Una frase lapidaria, tan atractiva cómo tóxica. Que conduce al cuanto peor, mejor, pero que ha sido muy eficaz durante los años de Rajoy. Un aforismo que sugiere ahora aquel otro, formulado por Manuel Vázquez Montalbán: Contra Franco vivíamos mejor. Y contra Rajoy, también.

¿Qué pasará con Sánchez? ¿Seguirá siendo cierto el adagio? ¿O viviremos peor, en el sentido que Vázquez daba a su boutade. Así las cosas, no es de extrañar que un difuso desconcierto recorra las filas del independentismo. Los hiperventilados siguen buscando material para alimentar la desconfianza, hurgando en algunas de las biografías de los nuevos ministros, pero el nuevo gobierno y su música (aún no conocemos la letra) no resiste una España retratada en Black&White. A este gobierno ya no se le podrá hacer frente sólo con tuits. Harán falta argumentos.

De entrada, no cuela calificarlo como otra manifestación del maldito régimen del 78. O cómo la foto de una dictadura carpetovetónica. O cómo el gobierno ‘de la Ñ’, para utilizar la inquietante expresión que ha hecho fortuna en algunos digitales. Me da que Quim Torra y Elsa Artadi son conscientes de ello. De lo contrario, el gobierno catalán no hubiese emitido señales de humo positivas tras constituirse, en cabalística coincidencia, con el de Sánchez. Acompañadas, ciertamente, de exigencias maximalistas, pero esto está en el guión de toda negociación.

Por esto soy algo más optimista hoy que hace unos días, y espero serlo menos que cuando Sánchez y Batet empiecen a mostrar sus cartas. ¿Por qué? Porqué su gobierno es mucho más que un gobierno del PSOE. Es una oportunidad. Para salir del hoyo en el que España había caído y para afrontar la Gran Cuestión: Catalunya. Siempre pensé que la frase de O’Donnell era intraducible al catalán. Nunca creí que las dificultades de España fueran oportunidades para Catalunya. ¡Menuda sandez! Quizás porqué nací en el exilio republicano, después de una derrota de España que también fue la de Catalunya.

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Periodista i escriptor

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