La cuarta revolución industrial supondrá un gran cambio en las competencias profesionales de los trabajadores. Esta es una de las constataciones que se desprenden del Informe sobre la Industria 4.0 en Barcelona; perspectivas y propuestas, que ha elaborado el Consejo Económico y Social de Barcelona (CESB). El trabajo –que ha costado un año de producción– ha sido elaborado a partir de lo que dicen otros estudios similares y aplicándolo a la realidad de la capital catalana.

Industria 4.0 es un concepto aparecido en la Feria Industrial de Hannovermesse, en Alemania, e implica el desarrollo tecnológico e industrial, la digitalización de los procesos y medios de producción, y la combinación de sistemas empotrados, robótica, internet, etc. La presidenta del CESB, Marina Subirats, ha destacado en la presentación del informe, que «cambiarán muchas cosas y nos tenemos que empezar a preparar; hace falta que la ciudad se vaya mentalizando sobre lo que esto supondrá».

Si partimos que la primera revolución industrial fue la del Vapor, a finales del Siglo XVIII; que la segunda fue la Eléctrica, a finales del Siglo XIX; y que la tercera fue la Electrónica, a finales de los años 60 del Siglo pasado, con esta cuarta revolución, la 4.0, «veremos que como todas, va a provocar grandes cambios políticos y sociales». Una de las consecuencias de este proceso será «que unas máquinas conectadas entre si generarán conocimiento».

Entre la desregulació laboral y la computación

La llegada de la mecanización a una gran parte de la actividad económica provocará, según el informe del CESB, «una desregulación del mercado de trabajo y un cambio en las relaciones laborales». También traerá «volatilidad geopolítica, expansión de internet y de la nube, adelantos en la computación y los Big Data, la popularización de la economía colaborativa, la flexibilidad del mercado laboral o la transición a unas economías más verdes, conscientes de las limitaciones de los recursos naturales».

El estudio reconoce que este proceso provocará un aumento del desempleo. Así, en las cinco economías más importantes de Europa –Alemania, Francia, Italia, Francia y el Reino Unido–, los efectos de la automatización de los puestos de trabajo provocarán la pérdida de  empleo «equivalente a 54 millones de trabajadores a tiempo completo con más de 1,9 billones de dólares en salarios». A escala global podría afectar el 49% de las horas de trabajo.

Para contrarrestar esta caída de la ocupación se destaca que aparecerán nuevos perfiles profesionales para gestionar toda esta automatización. Pero aun así no está claro que el balance entre las dos dinámicas sea positivo. La prueba es que el CESB plantea que «los agentes económicos y sociales tendrán que definir un nuevo modelo de relaciones laborales para que los beneficios asociados a la industria 4.0 se redistribuyan de manera equitativa y garanticen que ninguna persona quede sin una adecuada protección del derecho laboral». También apunta que «habrá que abordar la redistribución de la riqueza generada».

¿Que coticen los robots?

Una cuestión que se deriva de los cambios que se acercan es la de la jornada laboral. Sobre ella cada vez hay más expertos que plantean la necesidad de reducirla. Subirats ha afirmado que otros grandes debates que se deberá afrontar son sobre formación y sobre la gestión de la transformación «como la jubilación. Habrá que ver como se paga». Sin decirlo explícitamente en el informe, desde el CESB se están refiriendo a la Renta Garantizada Universal y a la posibilidad que las empresas coticen a la Seguridad Social por los robots que usen como sustitutos. De hecho, esta es una propuesta que ya han hecho varios expertos en todo el mundo.

Subirats ha reconocido que «hacen falta soluciones de carácter social y estamos trabajando en ellas. Se está hablando del salario mínimo garantizado y de propuestas de reparto del tiempo de trabajo». Después del verano, ha añadido la presidenta del Consejo «empezaremos a hablar. Tiene que haber un reparto de la riqueza.» Es un debate planteado a escala mundial en el que desde ámbitos diversos se asume que hay que encontrar soluciones. Hastael momento, no hay todavía ninguna fórmula definitiva.

Una dificultad añadida es trasladar las macrocifras de impacto global a una escala local. Los expertos del CESB han afirmado que la industria 4.0 afecta un 4,4% del PIB de Barcelona –un 7% en el ámbito metropolitano– pero esto «es difícil aplicarlo a un cálculo de los puestos de trabajo afectados porque no en todas las empresas esto se implementará del mismo modo».

Nuevas habilidades y competencias tecnológicas y personales

Otro dato de interés de este informe se refiere al potencial de automatización basado en tecnología ya demostrada en los Estados Unidos y dice que menos de un 5% de los trabajos serán 100% automatizados. También que el 60% de los empleos tendrán al menos un 30% de sus actividades automatizadas. El estudio incluye predicciones sobre las habilidades que será necesario desarrollar, las competencias tecnológicas, técnicas y personales que se tendrán que adquirir y las necesidades formativas que se derivarán de esta transformación.

El trabajo del CESB destaca finalmente el papel pionero de Alemania en Industria 4.0 pero que en el conjunto de la Unión Europea no hay todavía ninguna estrategia común definida. En el caso español se constata la parálisis de los últimos tiempos fruto de la situación política «y los pocos recursos que ha destinado hasta ahora a desarrollar los planes que hay diseñados». En relación a Cataluña, el Consejo asegura que Barcelona y el área metropolitana «tienen potencialidades para liderar los cambios necesarios» pero advierte que hay debilidades «que hay que corregir, como el cumplimiento de acuerdos y pactos, la consolidación de la innovación social y educativa, y la financiación y las políticas públicas industriales».

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President de l'SPC

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