Con doscientas páginas está en las librerías Nieve en los Bolsillos (Norma Editorial), el nuevo cómic de Kim (Barcelona, 1941), quien esta vez no sólo dibuja, sino que hace de guionista para relatar su experiencia como inmigrante en la Alemania de 1963. Como tantos otros, fue uno de esos españoles que vieron un futuro posible fuera de las fronteras de la dictadura, que viajó a un país que encarnaba la modernidad, el trabajo y la esperanza de una vida mejor.

Y es lo que ha hecho este dibujante de historietas, no sólo contar su historia sino convertirse en todos los personajes que conoció: el libro es memoria histórica y memoria colectiva, es toda una generación de voces, de recuerdos, en una narración coral que avanza a golpe de anécdotas de personajes próximos y creíbles.

Se conoce a Kim por su larga trayectoria en el mundillo y, por supuesto, por Martínez El Facha de El jueves, pero no ha sido hasta El arte de volar, Premio Nacional del Cómic 2010 y la exitosa El ala rota cuando se ha descubierto al gran público un narrador más ‘serio’… como si pasar de cómic a novela gráfica en realidad significase algo.

Sigue trabajando los originales como siempre lo ha hecho, lápiz y tinta china, todo manual, con un trazo suelto, libre. Ahora, Nieve en los bolsillos, es otra madurez de este artista, un libro muy bien escrito y excelentemente dibujado, que lleva tirados 4.000 ejemplares y va a por la segunda impresión en apenas dos meses.

Aquel año de viaje en tierras teutonas es un fiel reflejo de algo que ocurrió, una parte de la crónica de una España oscura. Oficialmente entre 1960 y 1970 hubo en Alemania unos 600.000 españoles y fuera de estos registros oficiales hubo muchos, bastantes más. Recuperar ese momento nuestro hace conectar con la realidad: somos, seguimos siendo, un país de emigrantes. Asimismo, conecta con la actualidad en la que las migraciones están trágicamente fotografiadas en las portadas de los medios de comunicación día sí día también.

Kim, lo que está en el libro, ¿es lo que viviste o lo que recuerdas?

No lo sé, yo tenía 19 años, o sea, que de esto hace cincuenta y pico años y fue todo un año de viaje. Lo que recuerdo es lo que explico y lo que no recuerdo pues no lo explico. Eso sí, todo lo que he podido rescatar lo he rescatado, he hecho un esfuerzo por tirar del hilo de la memoria.

Tenemos una historia plural, un mosaico de experiencias de diferentes inmigrantes…

La historia va avanzando con personajes y con sus anécdotas. Cuando comencé a realizarlo no creé un guión concreto, lo fui cosiendo poco a poco y me di cuenta de que mi historia no llenaba un libro, tenía que meter algo más. Al haber conocido en ese viaje a tanta gente me que contaba su vida, pensé en contar la vida de los tíos que habían ido a Alemania y por qué. Yo casi no hablo en el libro, digo muy pocas cosas, así que he explicado historias de la gente que me cruce. De hecho, es lo que le da gracia al libro.

Tras dibujar las novelas gráficas El arte de volar y El ala rota, en Nieve en los bolsillos te conviertes también en el guionista.

Como tengo mucho tiempo libre, pensé en enrollarme y hacer una historia yo mismo. Fue un alemán quien me dio la idea de dibujar esta historia, a mi no se me hubiera ocurrido nunca, de hecho, la tenía totalmente olvidada, ni siquiera la había contado a los amigos. Busqué los dibujos de la época, alguna cosa que tenía escrita, hablé con gente…

Viendo la sustancia con la que cargas la narración, no parece que pudiera haber sido olvidada

No tenía un buen recuerdo de esa etapa, pero siempre había estado ahí al fondo, busqué los blogs, tiré del hilo de los recuerdos. Además, para mi trabajar es terapéutico y tenia horas libres –cuando trabajo me lo paso bien y el resultado de todo esto parece que a la gente le gusta–. Curiosamente en Alemania nadie se acuerda de esto, de aquella masiva migración de españoles, y en España tampoco, más allá de la película Vente a Alemania, Pepe.

Actualmente, hay también mucha gente joven que, como tú, se ha ido a Alemania…

Sí, pero nada que ver. Yo me fui con algo así como sesenta euros en el bolsillo y colgadísimo. Ahora la gente va con una beca o con trabajo, con la carrera acabada… Se va a buscar trabajo pero el nivel es distinto, cuando fui yo en los años sesenta, la mayoría de gente eran obreros muchos de los cuales no sabían ni escribir.

En un marco más general, tenemos la crisis del Mediterráneo, la diáspora del pueblo Sirio, los Rohinyas, a Trump…

En el momento de hacer el libro, me pregunté si realmente tenía sentido explicar mi historia que no se puede comparar a toda la emigración que estamos viendo hoy día, que es mucho peor, es terrible. Evidentemente, no tiene nada que ver con todo aquello. En aquel entonces, por lo menos la gente no pasaba hambre ni había la mortandad tan salvaje de estos momentos. Además, personalmente, a mi los alemanes me trataron muy bien.

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