Jack White, Justice, David Byrne, La Pegatina, The Roots, N.E.R.D. y unos cuantos músicos y musicazos más van a entretener nuestros oídos y pies una noche urbana cualquiera de verano. Lo harán en la cita anual con el festival Cruïlla de Barcelona (12, 13 y 14 de julio), cuyo cartel de la presente edición cumple con los estándares que año a año ofrecen: calidad eficiente y de estilos cruzados en el programa, cóctel de buena escucha y de buen baile de aquí y de extramuros.
Esta muy dicho, este evento del Parc del Fòrum se ha consolidado como una modalidad de fiesta popular. Si bien el éxito hace que los precios, como es lógico, hayan subido con las ediciones, es una cita oportuna en el desierto de julio y, por sus variadas notas, resulta un lugar de cruce de gente heterodoxa con diversidad de gustos musicales o de diversos apetitos ante comidas en foodtrucks.
Se ha de remarcar la capacidad que ha tenido este festival de hacerse un sitio en el imaginario de los barceloneses ante la competencia de gigantes como el Primavera Sound o el Sònar… así como de perdurar per se. Quizá su éxito sea que los acólitos ven en este evento all’aperto un anticipo de las fiestas La Mercè, en las que se deambula sin estrés por las diferentes actividades.
El cartel de grupos musicales es lo evidente y, además, se ofrece a final de pieza. Ahora, pues, dedicarle unas líneas a un par de actividades del festival que casi son offmusic: contarán con la participación del Aquelarre de Cervera, una propuesta que el festival quiere maridar con el público para seguir celebrando el 40 aniversario de una de las manifestaciones populares más importantes de nuestro país. Fuego, ruido y algarabía ancestral.
También –con tradición de sobras a cuestas– estará la Fura dels Baus con su montaje Dreams. Este espectáculo de corte social cuenta con la participación activa de la Mesa para personas con discapacidad: “a través de una red humana, tiene como finalidad poner en escena un elemento lúdico y terapéutico gracias al trabajo en equipo entre personas con necesidades especiales y sus terapeutas, estableciendo un vínculo emocional y de proximidad”. Será interesante observar la actitud, apertura e implicación del público…
En otro orden de actividades, las artes plásticas cristalizan, por un lado en el escenario Estrella Damm, diseñado como un fondo marino por Lluís Danés y, por otro, un espacio de arte urbano abierto a la colaboración de diferentes artistas (cualquiera puede solicitar participar) para pintar a los cabezas de cartel.
En paralelo sobrevolando el core del festival: modernidad con pulseras cashless que eviten perder la calderilla, vasos biodegradables para no enturbiar el asfalto del Fòrum, post descuentos para ópera en el Liceu, la colaboración del festival White Summer con dos áreas de moda y un espacio destinado a masajes y belleza. Un festival con un poco de todo y casi nada de estrés con el que dar un buen ‘hola’ al verano de la ciudad.


Catalunya Plural, 2024 