Si “cactus” es la palabra con la que le inicia la conversación, el candidato pasa el primer filtro. Si no sigue esta instrucción, indicada de manera clara en su perfil, Nina no le dedicará ni una palabra. Es una medida que ha introducido para evitar el tiempo de escribirse con chicos que la contactan sin ni siquiera leerse las cuatro líneas con las que se presenta. Todo un esfuerzo de sintetizar que es dirigido a atraer a gente afín activa en la misma app para ligar. “Es ridículo ver a cuántos les ha sorprendido saber que me muevo por ámbitos de izquierdas y feministas, cuando es lo primero que puedes leer en mi descripción!”, comenta, con una pizca de indignación.

Después de años de relación estable, al separarse, Nina optó por explorar qué podía surgir a través de las apps de contactos, una puerta que, en la última década, han abierto más y más personas, con la motivación de establecer nuevas relaciones sexuales y sexoafectivas. “A día de hoy, todo el mundo contempla la posibilidad de contactar con otras personas a distancia mediante estas apps, que destacan, además de por el gran alcance, por el hecho de dar confianza a gente muy diferente”, asegura Ana María González Ramos, socióloga investigadora del Internet Interdisciplinary Institute (IN3) de la UOC, especializada en tecnologías y relaciones de género.

Xavi se negaba a entrar en ninguna de estas apps, pero un amigo decidió por él. Mientras se duchaba, le cogió el móvil y le descargó una de las más conocidas, Tinder. Según la empresa, más de un millón de citas en todo el mundo tienen lugar en conocerse a través de esta app. “Expectativas no tenía ninguna, pero, en tenerla en el móvil, pensé ‘a ver qué me encuentro’. Y vi que para ligoteo funcionaba “, comenta, cuatro años después. Xavi tenía un trabajo que le dejaba muy poco tiempo libre y, con los fines de semana ocupados, la app le resultó útil para quedar con algunas chicas. “Es una app que funciona, de entrada, por atracción física. Tampoco hay mucha diferencia con cuatro sonrisas en medio de una discoteca, pero existe la posibilidad de aplicar más filtro.

Se estima que una de cada cuatro parejas formadas después del 2005 se ha iniciado por un encuentro en la red, ya sea por el uso de apps de contactos o por reencuentros a través de redes sociales como Facebook, según recoge González Ramos . Tanto por la “normalización” de su uso en franjas de edad y perfiles poblacionales diversos como, sobre todo, por el hecho de facilitar el “mestizaje” – que personas de círculos sociales diferentes tengan “la oportunidad de conocerse y ver con quién tienen afinidad”-, la socióloga de la UOC considera que las apps de contactos han dado lugar a una “revolución” en las relaciones. Una revolución que, sin embargo, no ha transformado los roles de género. “Materialmente y simbólicamente, siguen pautas de dominación masculina”, advierte González Ramos.

“Es un apoyo que permite ejercer relaciones de poder patriarcales porque, sencillamente, es un espacio más de relación social; un espacio en el que las relaciones son actuadas y reproducidas “, explica Priscila Astudillo, psicóloga social especializada en género. En el caso concreto de las redes sociales, además, remarca que son un espacio de control, en el que “quedan las evidencias de relaciones que pueden generar molestia en la pareja, justificada por el mito del amor romántico, principalmente por la posesividad y la exclusividad, tanto de chicos hacia chicas como de chicas hacia chicos “, añade.

Si bien el grado de uso de las apps de contactos por parte de hombres y mujeres es similar, el comportamiento es diferente. Según Morbifriends, los hombres suelen visitar los perfiles de otros usuarios o usuarias el triple de lo que lo hacen las mujeres y se muestran un 40% más dispuestos a iniciar un primer contacto después de visitar un perfil. “Para los hombres, la acumulación de experiencias sexuales con mujeres como trofeo es clara, y esto se traduce en capital sexual para ellos, que los hace tener una posición más elevada dentro del mercado sexual. En las mujeres, en cambio, está el estigma de ser una salida para tener relaciones sexuales con varias personas. Está mal visto todavía “, destaca Nagore García, psicóloga social especializada en estudios de género.

El amor romántico: el mito, también, en virtual

Por primera vez, la Nina no busca una relación guiada por la idea de “estar juntos para siempre”. El objetivo de haberse abierto un perfil en AdoptaUnTío -la última app de contactos que ha probado-, claro: conocer gente nueva y disfrutar de experiencias “sin tener que atarse a una persona”. Sin embargo, sus expectativas no son las predominantes entre las mujeres activas en las apps para ligar.

Según datos de Meetic, ocho de cada diez mujeres de España afirman creer en “el amor verdadero” y un 70% confía en encontrarlo en aplicaciones on-line. Más de la mitad (56%) busca una relación a largo plazo. Sólo una de cada diez afirma que una relación “seria” no está en sus planes. De hecho, la presencia normalizada de las mujeres a las apps para ligar, en general, libre de sanción social por el hecho de estar allí, se explica porque la percepción predominante es que la aspiración principal de las mujeres no es conseguir encuentros sexuales , sino establecer relaciones en el plano afectivo.

“La mayoría de mujeres tienen la idea de que las apps de contactos sirven para encontrar una pareja, que los encuentros ocasionales son un primer paso para relaciones más estables. Mientras que, entre los hombres, predomina la idea de servir para tener una relación esporádica o más de contenido sexual “, observa González Ramos.

Según la experiencia de la Muñeca, a las apps de contactos es habitual convertirse en “blanco de mensajes sexuales explícitos” no acordados ni deseados. “La posición de semi-privacidad que da una pantalla de teléfono o de ordenador dispara la posibilidad de tratarnos como objetos. En la mayoría de apps, pero, ante estos comportamientos, es tan fácil cortarlo como bloquear el tío de turno y seguir con tu vida “, explica.

Ante situaciones comunes que Astudillo describe como “chico en el rol de conquistador” y “chica en el rol pasivo-abrumado”, remarca la facilidad de conseguir un “alivio”. “La arquitectura de estas herramientas permite cuestionar ciertas formas de control y usar mecanismos que permiten subvertir, en cierto modo, las relaciones: puedes manejar cosas que no puedes manejar en otras situaciones, como el bloqueo. En otras interacciones con hombres no puedes aplicarlo, sino que, para las mujeres, bloquear exige renuncias como no volver a algunos lugares “, destaca.

Más de una vez y de dos, Nina ha recibido un trato que, reconoce, podría haberla llevado a desinstalar de golpe la app. También es cierto, insiste, que ha conocido personas que considera que valen la pena. Motivo suficiente para mantenerse. “No creo que sea más oscuro el mundo de internet que el mundo real, sin embargo, escondidos tras una pantalla, nos sentimos más seguros de explorar, para lo que es bueno y para lo que es malo”, valora.

Las expertas consultadas coinciden en que las apps de contactos tienen el potencial de ser una herramienta para promover relaciones igualitarias. Un objetivo que, apuntan, no entra por ahora en su actividad, guiada, según critican, por una lógica estrictamente empresarial. “Estas herramientas pueden favorecer que las mujeres tengan un papel más o menos vinculado al modelo del amor romántico y pueden publicitar que encontrarás sexo o bien que encontrarás cuidado y relaciones igualitarias. Está en nuestra mano lanzarse unos u otros mensajes y establecer parámetros de respeto mutuo desde el principio “, reivindica González Ramos, remarcando la inexistencia de mirada feminista en ninguna de las apps de contactos.

“Hay apps en que son las mujeres las que tienen que tomar la decisión de querer conocer al hombre, cuando, tradicionalmente, han tenido un papel más pasivo. Pero esto no es más liberador. Simplemente responde a un criterio de marketing, que considera que en ese momento es más efectivo, rompedor o distintivo hacer esto “, lamenta la socióloga.

Para que la revolución de las apps de contactos sea una revolución con mirada feminista, el reto que detecta es crear herramientas “más diversas” y centradas en promover “el cuidado de unas personas a otras”: “esta es la base de la amor”.

Share.
Leave A Reply