Ahora hace un año de aquel 27 de octubre en el que miles de personas se reunían a los alrededores del Parc de la Ciutadella, observando impacientes y expectantes aquellas pantallas gigantes que, entre cortes de sonido e imagen, les debían mostrar en directo la votación en el Parlament que llevaría a Carme Forcadell, entonces presidenta del Parlament, a proclamar la independencia de Catalunya.
Desde aquel momento, en que -parecía- que culminaba todo un proceso de años, han pasado muchas cosas. La DUI fue un punto de inflexión: a raíz de ese día se convocaron elecciones y se aplicó el 155. Se encarcelaron a líderes políticos, que aún están en prisión preventiva. La política parlamentaria y el ambiente en las calles está mutando. Aunque no se pueden calcular los efectos totales de aquellos hechos, sí es un buen momento para mirar atrás y recuperar voces de personas que conocen qué pasó aquellos días históricos.
El licenciado en Derecho por la Universidad de Barcelona y doctor por la UAB, Joan Josep Queralt, tiene muy claro que durante todo este año se ha cometido una “injusticia clamorosa” con los presos políticos y con los líderes de las entidades soberanistas, Jordi Cuixart y Jordi Sánchez. La privación de la libertad, dice, no es la manera de avanzar, pero también considera que ha habido un “error de análisis” por parte del bando independentista, que ha sido decir “esto lo haremos rápido”.
“Los procesos políticos y sociales pueden durar una o dos generaciones. Lo que puede producir desencanto es creer que teníamos la independencia al alcance de la mano. Estamos más cerca ahora que antes, pero todavía nos queda un largo camino. Los que dijeron que teníamos prisa y que la independencia estaba cerca quizá deberían ver que una cosa es la persistencia y otra, la prisa. Por otra parte, hay que decir, también, que el Estado tampoco puede doblegar a los independentistas. Estamos en un empate permanente”.
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El filólogo y escritor Jordi Amat echa la mirada atrás, pero bastante más allá que sólo un año. El autor de La confabulación de los irresponsables cuestiona el imaginario colectivo establecido a raíz del fracaso de la reforma del Estatut y el devenir de la situación política actual. Sitúa a Rajoy al frente de su lista de irresponsables, “ya sea por pereza o incapacidad, ya sea por falta de audacia o incomprensión del desafío planteado”.
Otra irresponsabilidad, cree, es la de no haber calibrado bien las fuerzas que podría tener y despertar el Pocés. “Muchas veces, los políticos son cautivos del movimiento que los apoya y, aunque querrían, no pueden hacer ejercicios de rectificación, no sólo para ahorrarse tragedias personales, sino porque el autogobierno de la Generalitat está en juego. Esto no lo han calculado suficiente, lo que no legitima la actitud represora del Estado, que está tensando la ley hasta unos extremos que degradan el Estado de derecho “.
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Desde la Universidad Progresista de Catalunya (UPEC), su rector, Jordi Serrano, asegura que la solución de la situación actual catalana pasa por el republicanismo. Aunque afirma que la emancipación de Catalunya siempre ha sido “cuando ha mandado la izquierda”. Así, sobre la antigua Convergència, apunta que se volvió independentista por “oportunismo” y considera que “no se puede ser independentista y de derechas. Es un oxímoron”.
“Nunca pensé que la Constitución serviría para liquidar a la Generalitat y a la voluntad del pueblo catalán expresada en unas elecciones”. Considera que no hay nada que rompa más la convivencia de un país que que haya presos; “No hay derecho a encarcelar tu adversario político. Se mire por donde se mire “. Y cree que haber proclamado la independencia no es motivo para acusar a nadie de rebelión o sedición: “La independencia fue proclamada de manera simbólica. No bajaron la bandera española, no lo publicaron en el DOGC, no se parapetaron con Mossos d’Esquadra en el Palau de la Generalitat, … Lo habrían podido hacer “.
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El fiscal José María Mena, nacido en Burgos y militante del PSUC, fue uno de los hombres al frente de la querella contra Jordi Pujol por el caso de la Banca Catalana. Asegura que las acusaciones por rebelión y sedición no se sustentan y considera que se debe hablar de presos políticos, “llamarlos políticos presos es una humillación”. Asimismo, sobre los hechos del 27 de Octubre, cuando se hizo la DUI, considera que “el único levantamiento que se ha hecho ha sido ponerse de pie y cantar Els Segadors“.
“Los Jordis fueron los primeros que metieron en la cárcel porque lo que más miedo les dio en Madrid fueron los líderes de masas. Que hagan la lista de lo que dijeron el día 20 de Septiembre por el megáfono para ver si esto es rebelde o sedicioso. No lo era. Para este cargo se necesita un levantamiento violento y tumultuario. Pero ¿dónde está el tumulto en el Parlamento el día 27 de Octubre, cada uno sentado en su asiento? ¿Dónde está el levantamiento?”
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El exconseller Santi Vila presentó su renuncia el mismo día 27 de Octubre. A primera hora de la mañana, pocas horas antes de que se aplicara la DUI. “Las caras gráficas y desencajadas de los protagonistas de aquella jornada conmovieron a la opinión pública y dejaron claros los límites de aquel gesto”. Así recuerda Santi Vila el día en que dejó de ser consejero de la Generalitat.
Dimitió porque no quería estar allí cuando se proclamara la independencia. Así lo explica en su libro De héroes y traidores, donde también explica, en primera persona, cómo fueron aquellas jornadas en que el destino de Catalunya se decidía en un despacho donde se debatía entre la DUI y convocar elecciones. “Para saber qué pesó más en la decisión de Carles Puigdemont le deberíamos preguntar a él: lo que nos decían en privado los negociadores de Rajoy, él no lo dijo nunca en público. Había un ambiente de desconfianza justificada: ‘Estos nos van la van a jugar. Cuando hayamos acordado que convocamos las elecciones nos aplicarán igualmente el 155’, decía. No lo sabremos nunca. No tenían margen para fallar seleccionados, pero esta idea prendió mucho”.
