“Perdóname, perdóname, no lo he conseguido parar”. Estas fueron las palabras de Miquel Iceta a Carles Puigdemont la noche del 26 de octubre de 2017 en el Palau de la Generalitat, después de negociar con los mayores responsables del Gobierno español el freno de última hora del artículo 155 en Catalunya. Este es uno de los muchos entresijos, conversaciones, presiones, chantajes e incluso lágrimas que se han producido a lo largo de todo este tiempo. Especialmente el mes de octubre de 2017 pasará a la historia como el de las intrigas, muchas de ellas relatadas por uno de los testigos que más cerca ha estado y mejor conoce los detalles del ‘procés’, el periodista Oriol March.
La frase del líder del PSC expresaba la desazón que se vivió en Cataluña ese jueves, el día más impredecible desde que empezó el ‘procés’ en el 2012. Así, el libro Los entresijos del “procés” (Catarata) es una crónica desde dentro de lo acontecido en las reuniones del Estado Mayor del ‘procés’, de la salida de parte del Govern a Bruselas, de las tensiones entre los partidarios de la República. Un relato sobre las diferencias entre Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, sobre las presiones de la CUP, sobre las presiones empresariales, sobre los movimientos de Marta Pascal y altos dirigentes del PDeCAT para que el president retirase las urnas el 1 de octubre ante la contundente actuación policial. Durante el procés, no todo fue predecible, de hecho, como ilustra este fragmento del libro.
“Los recelos en el independentismo se acrecentaron en el momento en que Puigdemont departió de forma amable y visible con Mas después de la sesión parlamentaria. Sectores de ERC y de la CUP sostuvieron que el expresident estaba “frenando” la declaración de independencia y que presionaba para la convocatoria de elecciones. El ya exlíder del PDeCAT, las siglas que surgieron de la refundación de Convergència, estuvo en la Generalitat la noche anterior a los hechos, y los máximos dirigentes del partido —incluida su coordinadora general, Marta Pascal— también formaron parte de las conversaciones. Se les atribuía, con razón, la voluntad de forzar al president para que pusiera las urnas en clave autonómica, aunque lo negaban en público. Mas, Pascal y Santi Vila fueron los tres principales dirigentes de la formación nacionalista que presionó a Puigdemont para que convocara elecciones”.
Efectivamente, uno de los protagonistas destacados de esos días fue Santi Vila, autor de uno de los libros que ha caído como un jarro de agua fría entre muchos de sus excompañeros de gobierno, ahora en la cárcel o en el exilio, que interpretan el libro como una prueba de deslealtad. De héroes y traidores (Península) ofrece la visión personal y personalista que tiene Vila sobre el ‘procés’.
Para el que fuera conseller de Cultura y posteriormente de Empresa y Conocimiento de la Generalitat este libro ha sido un ejercicio “terapéutico” en el que desvela que se ofreció a Carles Puigdemont para ser su jefe de gabinete y donde reconoce lo mal que lo pasó en el pleno del 6 y el 7 de septiembre, cuando en el Parlament se aprobó la llamada ley de desconexión en la sesión más tensa de todas los que se han celebrado en la Cámara catalana. Un sentimiento que comparte también más de uno en su partido. Tal vez la explicación al malestar que ha provocado el exdirigente del PDeCAT se explica por fragmentos como este en el que da su versión de lo que sucedió en el Palau de la Generalitat cuando Puigdemont planteó convocar las elecciones.
“Lo que pasó en la reunión del Ejecutivo de aquel martes 24 de octubre y en la siguiente del miércoles 25 por la noche ha sido más o menos relatado y está en las hemerotecas. En mi opinión, quizá la diferencia más notable entre ambas reuniones fue que, así como en la primera los consellers de ERC (con la excepción de Oriol Junqueras, siempre cauto) dieron a conocer sus opiniones y sus dudas sobre si la mejor opción era la DUI o la convocatoria de elecciones, en la segunda, en cambio, estas dudas y matices desaparecieron y la voz cantante de los republicanos quedó en las manos de Marta Rovira, quien, como le afeó Robert Redford a Barbra Streisand en ‘Tal como éramos’, es también una mujer intensa, irascible y fanatizada, como se ha podido comprobar más tarde a través de sus contundentes declaraciones públicas, poco dada a las dudas y matices, y menos aún al uso de la moderación como guía”.
Otro de los libros que repasa el ‘procés’ a partir de una mirada crítica es Empantanados (Ediciones Península) de Joan Coscubiela. “¡Estoy dispuesto a partirme la cara para que ustedes voten sobre la independencia de Catalunya, pero no si pisan los derechos de los diputados!”. El 7 de septiembre de 2017 la voz de Coscubiela resonó con fuerza en el Parlament de Cataluña. Denunciaba los procedimientos empleados por las fuerzas independentistas para aprobar el marco legal del referéndum del 1-O. Diputados del PP y de Ciudadanos se levantaron para aplaudirle. Algunos de los miembros de su propio partido, Catalunya Sí Que Es Pot, en cambio, no. La intervención de Coscubiela alienta este libro, en el que el diputado reivindica el valor de dudar.
Es un intento de explicar que está pasando en Cataluña y en España. Si lo que pasa es un proceso único en Europa y en el mundo o tiene elementos comunes en otros lugares. Es también un intento de dar voz a muchas personas silenciadas, de animarlas a salir del armario y sentirse orgullosas de ser equidistantes y, sobre todo, de que se sientan representadas, menos huérfanas de la política. El subtítulo del libro, Una alternativa federal al sóviet carlista ya da pistas de que Coscubiela dedica una parte importante de las 316 páginas a denunciar la “irresponsabilidad” de los partidos independentistas. La intensa y desleal competencia entre los partidos independentistas, el enorme suflé de ilusión social generado por unas expectativas finalmente frustradas y el agotamiento de una estrategia que no valoró en su justa medida el poder del Estado han llevado a Cataluña, a juicio de Coscubiela, a una situación en lo que lo único que cabe pactar es el “desacuerdo”. Por eso dice:
“Cuando no es posible el acuerdo, gestionar el desacuerdo, comprando tiempo, puede ser una buena opción”
Ese momento de ruptura, de gran participación popular, que irónicamente llama “democracia de los soviets” es lo que, según Coscubiela, en el fondo, ni acepta ni comprende la izquierda adaptada a los sillones del parlamentarismo.
“El predominio del conflicto nacional es y puede seguir siendo un impedimento insalvable para construir una alternativa de izquierdas en Cataluña”
Del soberanismo como espejismo, situando el conflicto en términos de Catalunya contra el Estado, también habla Josep Martí Blanch, secretario de Comunicación con el gobierno de Artur Mas, en el libro Cómo ganamos el proceso y perdimos la república (ED Libros). Martí, atorga a los errores del independentismo institucional del último tramo del ‘procés’ la gran responsabilidad del callejón sin salida actual. ¿Por qué matar el ‘procés’ si aún no ha llegado la hora de hacer la República? Es una de las preguntas que se hace para describir las equivocaciones que ha cometido el independentismo. La principal, el origen, lo sitúa en la carrera fraticida entre Convergència y ERC por ver quien se convierte en el referente político de ese espacio con el que se identifican más de dos millones de catalanes.
En su caso sabe de lo que habla porque estuvo en la cocina del Govern que logró hacer realidad el 9-N. Habla del 27 de octubre como un error mayúsculo, el último eslabón de una cadena de errores que empieza en el 2015, con la negativa a leer bien el resultado de las elecciones. El libro desvela, entre otras cosas, cómo Pedro J. Ramírez propuso ayudar a Mas para conseguir el pacto fiscal a cambio de que la Generalitat se olvidase de la inmersión lingüística. O reproduce una frase del director del ABC, Bieito Rubido, que daría casi para un libro entero: “Por encima de la verdad está la unidad de España”. Pero este periodista no solo describe los errores de la mayoría de medios y partidos con sede en Madrid para entender qué estaba pasando en Catalunya. Dice el autor:
“No puede derivarse ninguna estrategia acertada de quien, a la vez que se sobrevalora a sí mismo, minusvalora su adversario”.
Tampoco faltan las críticas al unionismo españolista.
“No ha sabido entender que su estrategia de judicialización y represión no es válida cuando lo que se plantea está avalado por más de dos millones de personas pacíficas y con voluntad de persistir. Cataluña no es el País Vasco”.
Entre la oleada de libros sobre la secesión catalana sobresale El naufragio. La deconstrucccion del sueño independentista (Planeta). Una crónica periodística que se limita a narrar y a valorar fríamente los hechos y deja al lector que saque sus propias conclusiones. ¿Hacia dónde vira el rumbo de Cataluña y de dónde viene? Con esta premisa arranca esta crònica “desapasionada” de los acontecimientos que han definido la política catalana desde el 2012. Lola García, directora adjunta de La Vanguardia y autora de este libro, plantea al lector las claves necesarias para analizar el transcurso del movimiento secesionista en los últimos años.
El título hace alusión a un naufragio compartido entre los líderes soberanistas y el Gobierno de Rajoy: “El barco se hunde porque los dos le hacen demasiados agujeros. Yo sí creo que hay botes salvavidas, siempre los hay en política, pero va a ser complicado reconstruir puentes, explicar a todo el mundo en qué situación nos encontramos, cuál es la estrategia a seguir a partir de ahora, recomponer los partidos”. Lola García, aborda la evolución del proceso soberanista y asegura que el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont ya contemplaba en enero de 2017 tenerse que ir a vivir al extranjero para no someterse al Tribunal Constitucional.
La obra también aborda el papel del entonces vicepresidente del Govern, Oriol Junqueras, de quien asegura que íntimamente era partidario de convocar elecciones y evitar la declaración de independencia, pero nunca llegó a transmitirlo en público en las reuniones previas al 27-O. Artur Mas tiene un papel clave en su relato. Sugiere que aquel político moderado, centrado, es quien en realidad otorga carta de naturaleza al independentismo.
“Tres dirigentes políticos han tenido en su mano la capacidad de tomar un camino u otro en diferentes momentos de los años que van desde el 2012 al 2017, el periodo álgido del llamado “proceso soberanista” catalán. Son Artur Mas, Carles Puigdemont y Mariano Rajoy. Ha habido muchos más actores, pero ellos son los tres que pudieron marcar el rumbo. Las metáforas marineras, precisamente, son muy del agrado de Mas, que nada más llegar a su despacho del Palau de la Generalitat colgó un timón con el lema “cap fred, cor calent, puny ferm, peus a terra” (“cabeza fría, corazón caliente, puño firme, pies en el suelo”), procedente del Sebastiana, una corbeta que comandó su abuelo. La determinación de Mas de virar la nave desde ese equilibrio entre reivindicación permanente y el pacto con el Estado que fue el pujolismo hacia el independentismo unilateral es un elemento esencial en esta historia”.
Con timón o sin timón, si hay un libro que ayuda a entender cómo se ha llegado hasta aquí es el del filólogo y escritor Jordi Amat. La conjura de los irresponsables (Anagrama) señala las sucesivas minas que la política fue colocando durante años sin que nadie las desactivara. El autor de títulos como El llarg procés, cuestiona el relato establecido sobre el fracaso de la reforma del Estatut y la actual crisis política en Cataluña. Planteado en forma de panfleto, el autor, discrepa y discrepaba del proceso que llevó al 1 de octubre, y aunque siguió discrepando después, aquella mañana lluviosa acudió a votar.
Amat, subraya que unos han sido más irresponsables que otros. El presidente Rajoy, para empezar: “De los políticos es el único cuya actuación abarca al completo todo este ciclo de irresponsabilidad. Y ya sea por vagancia o incapacidad, ya sea por falta de audacia o incomprensión del desafío planteado, en lugar de dar una respuesta política dejó podrir el problema”. Pero Rajoy no es el único. También carga contra las élites —en Cataluña políticas y mediáticas por activa, las económicas por pasiva— por no haber estado a la altura y validar un relato que ha alejado a la ciudadanía de la realidad. Las primeras páginas de La conjura de los irresponsables nos muestran cuál es la tesis principal del panfleto de Amat y cómo es su estilo:
“El objetivo principal de este panfleto es repensar un tópico. De una manera acrítica se ha asumido que la sentencia del Tribunal Constitucional contra el Estatuto de Autonomía fue el punto de inflexión que hizo mutar políticamente la corriente central de la ciudadanía de Cataluña. Una mutación que ha puesto en crisis el sistema político catalán y la estabilidad institucional española. Más que una verdad, es un tópico. O es una verdad parcial y, como así lo es, hay que afirmar que es una verdad interesada. La honestidad obliga a repensarla”.
En medio del clima de alta tensión que existe entre Cataluña y el resto de España son muchos los que se preguntan: ¿el Parlament declaró la República catalana el 27-O? Esta cuestión no tiene fácil respuesta. Estos relatos ponen luz a unos acontecimientos que forman ya parte de la historia de este país y que siguen muy abiertos en nuestras propias vidas cotidianas. Todas las sociedades necesitan fabricar su propia versión de la historia. No solo esta, todas.


