Las drogas y el género fueron protagonistas en la XIV Jornada Anual de la Federación Catalana de Drogodependencias bajo el lema: Drogas y género: ¿En qué punto del camino estanos?. En ésta se presentó un instrumento para evaluar el grado de implementación de la perspectiva de género en los servicios de atención y prevención de drogas. Además de exigir la incorporación de perspectiva de género en los servicios de atención y prevención de drogas para hacer frente al androcentrismo y romper las barreras de acceso que se encuentran las mujeres con adicciones.
Los prejuicios y el estigma social que recaen sobre las mujeres consumidoras retrasa el proceso de desintoxicación. Por un lado, se las señala por ser consumidoras y tener una adicción y, además, por no cumplir el mandato de género y los roles familiares que se le presuponen. A la hora de hacer frente a esta situación el estigma les afecta en mayor medida. “Cuando tienes que afrontar esta situación los sentimientos mayoritarios son la vergüenza y la culpa” afirmaron las testigos asistentes a la jornada. Tener más responsabilidades familiares y las consecuencias legales que puede conllevar acudir a los centros, como la retirada de la custodia de los hijos, hace que las mujeres con adicción no pidan ayuda.
Es por ello que es necesaria la incorporación de la perspectiva de género en los servicios de atención a las drogodependencias. Patricia Martínez, consultora de género, considera que hay que visualizar el acceso de las mujeres a los servicios de atención y dejar de reproducir y perpetuar estereotipos de género como el de “mala madre” por el hecho de consumir.
Incorporar la perspectiva de género
Queda claro que las mujeres parten de una situación de desventaja respecto a los hombres, en la que hay unas particularidades y necesidades específicas que no se están cubriendo. Para garantizar la equidad en la atención que reciben, además de presentar el estudio, la jornada se ha centrado en las herramientas que hacen falta para incorporar la perspectiva de género en los diferentes ámbitos de actuación a la drogodependencia.
En cuanto a la prevención, Sonia Rubio, de Educación para la Acción Crítica, explicó que tanto los hombres como las mujeres tienen relaciones diferentes con las drogas y por tanto, los efectos y las consecuencias son distintas. Incorporar la perspectiva de género en la prevención es entender que los riesgos son diferentes y que deben abordarse de esta manera. Es muy importante incluirla en todas las etapas de la prevención y promover el autocuidado. En el caso de la reducción de daños también es muy importante el ámbito del cuidado. Es por ello, que el proyecto Metzineres, presentado por Aura Roig, es un programa de reducción integral de daños exclusivo para mujeres formado por tres entornos: el de cuidado, el productivo y el residencial.
Para poder incorporar la perspectiva de género en la asistencia y el tratamiento hay que hacer una mirada integral que identifique y corrija los obstáculos para acceder a los servicios. Gemma Altell, directora técnica de la fundación SURT, afirmó que para ello es necesaria una transformación profunda de los profesionales, despatologitzar la mirada y realizar psicoterapia feminista. Pero, además de una transformación profunda de los servicios, hay que crear recursos para la inserción laboral y social específicamente para mujeres una vez han superado la adicción. Paz Casillas, de la Fundación Atenea, explicó que trabajan el empoderamiento de la mujer y en la creación de redes de empresas responsables para poder conseguirlo.
¿En qué punto del camino estamos?
En la jornada se presentó la creación de un instrumento para conocer qué grado de aplicación de la perspectiva de género tienen las entidades de la Federación Catalana de Drogodependencias (FCD). El objetivo es detectar las necesidades de las entidades, los equipos de trabajo y las personas usuarias en cuanto a la perspectiva de género. A través de un análisis cuantitativo y cualitativo a 25 entidades de la FCD ha detectado que se hace un esfuerzo para incorporarla pero cuesta encontrar puntos concretos más allá de utilizar el lenguaje inclusivo y grupos diferenciados.
Si hablamos de las entidades, el estudio demuestra cómo el 70% de estas no tienen planes de igualdad y también se ve como el 70% de las entidades no dedican presupuesto a temas de género ni tienen grupos de género. Pero destaca que las entidades con puntuación más alta en la aplicación de perspectiva de género son las que están lideradas por mujeres. En cuanto a los servicios, el 70%, no tiene grupos específicos por género conducidos por profesionales con formación. Además, hay que añadir que el 78% de los profesionales creen que les falta perspectiva de género. Sin embargo, el 70% de los usuarios de programas de tratamiento consideran de alta utilidad los grupos donde se aborda la relación entre drogas y género, ya que se tratan temas más específicos.
A partir de los resultados proporcionados por el estudio, Anna Ibar, de la Sub-dirección General de Drogodependencias de la Generalitat de Catalunya, afirmó que “hay que priorizar recursos a la aplicación de la perspectiva de género con el fin de poder incluir la formación en perspectiva de género en todos los niveles, situar la usuaria en el centro y tener en cuenta sus necesidades “. Además, los resultados proporcionados plantean retos como garantizar que la mirada de género esté presente en los programas tanto de prevención como de asistencia para igualar el acceso y permanencia a los recursos y apoyar la formación facilitando herramientas e información.


