El certamen dirigido por la ecléctica Dominique Hervieu, también directora de la Maison de la Danse de Lyon, agrupa las convocatorias más populares posibles como el multitudinario desfile por el centro de la ciudad hasta las obras más exigentes e insobornables. Y la combinación funciona, a pesar de que el público y el resultado no sean el mismo. Un buen ejemplo es el de la coreógrafa Maguy Marin que en el expeditivo Ligne de crête despliega un dispositivo implacable de música repetitiva y ruidosa con los seis actores-bailarine·as como robots de una sociedad que nos dirige desde el marketing los deseos personales.

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Periodista cultural. Coordinador del web parisbcn.

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