Aquella iniciativa casi juvenil ya ha cumplido ocho años (del 8 al 10 de noviembre pasados). Fue calificada de hija del Sónar, y ha acabado superando conceptualmente al progenitor. Mientras Sónar se ve abocado a programar espectáculos de masas (Rosalía), con un fuerte impacto comercial y mediático por tal de mantener el estatus de número uno (cifras, facturación, patrocinadores), el festival que se hace en la Fabra i Coats (fábrica de creación cultural cedida por el ayuntamiento de BCN) reflexiona sobre el relato de laboratorio digital con impactos innovadores (en esta edición profundizando a nivel creativo en el 3D sound room de Intorno Labs) y guiños a la historia menos conocida, como el concierto de Tangerine Dream. Esta quizás no es la fórmula para convertirse en un festival de masas, de aquellos que los dirigentes de la cultura tienen todo el día en la boca para recordarnos el retorno millonario que genera la venta de cervezas y el turismo de festivales y así justificar las inversiones, pero ahora mismo parece que es el camino escogido por los promotores del MIRA.

Lee el artículo completo en París/BCN…

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