Se considera independentista desde siempre, pero también desde siempre ha dicho que se debe avanzar hacia la independencia sin forzar la máquina. Que la prisa no es buena consejera en este proceso. Ha dicho en más de una ocasión que está en contra de la vía unilateral. Y en esta entrevista dice que la vía catalana a la independencia no puede tener como referente a Eslovenia o ningún nuevo país surgido de la crisis de los Balcanes. Lleva 22 años como diputado en el Congreso, donde ahora es el portavoz del grupo de ocho diputados del Partido Demócrata Europeo Catalán (PDeCAT). Gracias a estos diputados, Pedro Sánchez preside el gobierno español. No todos ocho lo votaron con la convicción de que lo hizo él.
En su perfil de Twitter se lee “Creo en la capacidad de la política para hacer de Catalunya un país mejor, libre y justo”. ¿Si le digo que en Catalunya hay gobernantes que parecen creer más en la capacidad del activismo que en la política, qué me contestará?
Los gobernantes deben procurar, básicamente, gobernar y los activistas deben hacer de activistas. En cualquier sociedad democrática cada uno tiene sus papeles bien claramente asignados. Tenemos un gobierno con algunas personas con poca experiencia política y esto quizás se nota a veces pero, en cualquier caso, su obligación y principal responsabilidad no puede ser otra que gobernar Catalunya y creo que lo están procurando.

¿No le convencen los cantos de sirena de los socialistas y Podemos para que apoyen los presupuestos generales del Estado, con el argumento que aportan mucho dinero y mejoras para Catalunya?
De los presupuestos generales del Estado sólo conocemos el acuerdo entre Unidos Podemos y el Partido Socialista y los documentos que el gobierno español ha enviado a la Unión Europea pero no los presupuestos. He tenido la sensación durante muchas semanas que el gobierno del PSOE no quería de verdad aprobar los presupuestos sino evidenciar simplemente que tenía un acuerdo con Podemos que le permitía marcar unas determinadas prioridades de orden político, pensando seguramente en la próxima legislatura y que podría acusar la derecha y los independentistas de no tener suficiente responsabilidad.
No he tenido la percepción de que el gobierno español haya querido abrir un proceso de negociación y diálogo con los partidos soberanistas. Veremos si cambia de criterio en las próximas semanas porque sabe que este debate no es sólo sobre el presupuesto del año 2019 sino que debe formar parte de una discusión global sobre la cuestión política que tiene planteada Catalunya en los últimos tiempos. Sabe que podría tomar iniciativas en la dirección de buscar soluciones dialogadas con las instituciones catalanas sobre el conflicto político, circunstancia que permitiría abrir el debate y la negociación sobre los presupuestos. De momento, sin embargo, ni ha planteado el diálogo con la Generalitat en estos términos ni ha mostrado demasiado interés en negociar los presupuestos.
¿Se pueden conseguir las mejoras para los ciudadanos catalanes que se incluyen los presupuestos sin necesidad de aprobarlos, incluyéndolas en decretos-ley individuales, como se ha dicho que hacer con la subida del salario mínimo?
En el salario mínimo no hace ni falta que lo convalide el Congreso. Lo puede aprobar el Gobierno cuando lo crea oportuno. Y en relación a las medidas de orden social y económico que pueda aprobar a través de decretos-ley habrá que analizar si estas medidas corresponden a lo que entendemos nosotros que necesita el país y la sociedad. Todo lo que vaya en beneficio del progreso económico y social de Catalunya lo valoramos, de entrada, de forma positiva.
¿El grupo de diputados del PDeCAT quiere que Pedro Sánchez continúe de presidente mucho tiempo o prefiere que tenga que convocar elecciones antes?
Queremos encontrar una solución política a la cuestión catalana y para ello se necesitan dos tipos de consideraciones: un gobierno del Estado que tenga el coraje, la audiencia y la inteligencia de aceptar un diálogo a fondo y que el Congreso haya una mayoría política que vaya en la misma dirección. Votamos favorablemente a la moción de censura desde la convicción de que había que hacer fuera Rajoy y con cierto escepticismo sobre qué suponía el cambio de Pedro Sánchez. Sánchez debe demostrar todavía que sobre la cuestión de fondo tiene una propuesta política. Sabemos, hemos constatado, que el PP no la tienen. Aún estamos pendientes que nos ofrezca una respuesta. Todavía tiene tiempo.
Pedro Sánchez es presidente gracias al PDeCAT pero parece que parte de su partido no lo quería, empezando por el propio Carles Puigdemont. ¿Qué hay de cierto en esto?
Como cualquier decisión política, en cualquier organización importante, hay debate, posiciones, pero lo relevante es que la decisión se tomó de forma unánime, desde el punto de vista que había que hacer fuera Rajoy y entrar en una nueva etapa política. Por lo tanto, nuestros votos fueron determinantes en este sentido.
¿Están bien avenidos políticamente los ocho diputados de su grupo?
Lo fundamental, sabiendo que es un grupo donde puede haber maneras de pensar y hacer diferentes, es que al final las decisiones las tomamos y actuamos de manera acordada.
¿El PDeCAT debe disolverse en la Llamada Nacional para la República que promueven Carles Puigdemont, Quim Torra y Jordi Sánchez?
El Partido Demócrata representa un proyecto político que quiere enlazar con la mejor tradición de Convergencia y aspira a representar un espacio de centro amplio y progresista del país. Este espacio no sólo no se ha de disolver sino que, en los próximos tiempos, se debe relanzar. Al país le conviene un espacio político de soberanismo de centro, con vocación de progreso, europeísta, modernizadora, social, reformista. Este espacio que mejor lo representa es el Partido Demócrata.
¿Deben ir juntos con ERC en las próximas elecciones municipales y europeas?
Hay sectores muy amplios del sector soberanista de la sociedad catalana que exigen la unidad del conjunto de fuerzas políticas que defendemos el derecho a decidir y el Estado propio para Catalunya. Esta unidad se debería reflejar en las convocatorias electorales. Las europeas serían una oportunidad excelente. ERC no está por esta línea de actuación y, por tanto, el Partido Demócrata debe saber adaptarse a la circunstancia de que uno de los partidos a los que se apela a formar parte de listas unitarias no tiene ganas y ha de reforzar su propia propuesta.
Esquerra ha cambiado. En octubre de 2017 se oponía a que Carles Puigdemont convocara elecciones avanzadas y ahora, en cambio, defiende posiciones más moderadas que él. ¿Cómo lo explica?
No lo sé. Habría que preguntar a la gente de ERC. Hubiera preferido que hubiera acompañado el presidente Puigdemont en las decisiones difíciles que se debían tomar y que, en cambio, no aspirara a hacerle asumir en solitario una decisión que seguramente ERC sabía que era la que más convenía al país en aquellos momentos, que era haber ido a una convocatoria electoral después del 1 de octubre.

¿Por qué han cambiado?
No soy yo quien debe responder. Insisto en que deben ser los dirigentes de ERC los que lo expliquen. En cualquier caso, el país necesitará en los próximos tiempo que los partidos políticos tengamos más vocación de pensar en el medio y largo plazo en beneficio de nuestros objetivos nacionales que en pura táctica electoral. En octubre de 2017, ERC actuó con lógica puramente electoral. No sé si ahora actúa en sentido de país o electoral. En cualquier caso, son sus oposiciones.
¿Usted está ahora por eso que se llama ‘ensanchar la base social’?
Siempre he estado para ensanchar la base social. Siempre he creído que cualquier proceso hacia el Estado propio necesitaba de mayorías muy amplias, muy plurales, en un país que tiene una complejidad sociológica, política, electoral y demográfica muy determinada que exige que cualquier acción en términos de construcción del Estado propio lo tengan en cuenta. No todo el país es como Girona. También es L’Hospitalet, Santa Coloma o Tarragona. No puedes imaginarte el país como si vivieras sólo en Girona o Vic.
El presidente Torra pide los CDR que ‘aprieten’. El ex-presidente Artur Mas dice que no está de acuerdo. ¿Y usted?
La sociedad civil tiene la libertad para hacer lo que crea más conveniente. En una democracia, las organizaciones de la sociedad civil defienden sus intereses, se manifiestan, aprueban documentos y hacen su trabajo, y luego los gobernantes deben gobernar. No es bueno confundir el papel de la sociedad civil y lo que deben hacer los gobiernos. Los gobiernos deben garantizar el funcionamiento de los servicios públicos, la seguridad ciudadana, escuchar a la ciudadanía, que es muy plural. Son espacios claramente diferenciados.
¿Cómo ha vivido los enfrentamientos entre los Mossos y los manifestantes anti-fascistas en Girona y Terrassa?
Con preocupación. La causa de la libertad de Catalunya nunca se puede asociar a la violencia o al desorden público. En una sociedad democrática nunca debemos optar por la confrontación física con los anti-demócratas. Por suerte, lo que representa Vox en Catalunya es extremadamente minoritario. Con las actuaciones que promueven algunas organizaciones sociales y políticas se le hace la campaña a Vox.
¿Qué le parece que se levanten las barreras de las autopistas como señal de protesta?
No me parece bien. No soy partidario como ciudadano. Como diputado, tampoco. Puedo entender que haya organizaciones de la sociedad civil que lo hagan. No me parece bien.
PP y Ciudadanos piden que se vuelva a aplicar el artículo 155 de la Constitución en Catalunya. Dicen que está descontrolada.
El Partido Popular, Ciudadanos y ahora Vox sólo tienen una receta para afrontar el problema político de Catalunya: represión policial, represión judicial y liquidación del autogobierno. Es una receta que ha fracasado, que no sirve para resolver absolutamente nada y seguramente sólo la plantean porque, de manera miserable, pretenden conseguir votos en otros lugares de España agitando el fantasma del anti-catalanismo. No es nada nuevo. Ha pasado muchas veces en las últimas décadas. Hoy dificulta más aún cualquier solución política a lo que es un problema político.
¿Los Mossos hacen bien su trabajo o se les debe purgar?
Se les debe amparar y hay que respetar. Si han cometido algún tipo de error existen todo de mecanismos internos que deben permitir analizar si se han producido o no. Los Mossos representan uno de los elementos fundamentales de nuestra sociedad y de nuestras estructuras de Estado y deben contar siempre con el máximo apoyo de los responsables políticos.
Usted lleva más de veinte años en el Congreso. Conoce bien el mundo político madrileño. Se acercan los juicios a los independentistas. ¿Qué sentencias ve venir?
Prefiero no especular con las sentencias. De lo que estoy convencido es que las personas que ahora están injustamente en prisión y que serán juzgadas en las próximas semanas en ningún caso cometieron hechos que fueran susceptibles de ser considerados penalmente como delitos de rebelión y de sedición. El juicio es un despropósito que respondía en su origen no a una idea de justicia sino de venganza. Deseo que este juicio declare absueltos los acusados de los delitos de rebelión y sedición. Cualquier otro escenario el encuentro una aberración en temas estrictamente jurídicos.
Poca gente confía en que haya sentencias absolutorias
Sí, pero no podemos aceptar en términos legales que lo que pasó en Catalunya en septiembre y octubre de 2017 fuera susceptible de ser considerado delitos de rebelión o sedición. Cientos de profesores de Derecho Penal, de Filosofía del Derecho, el ex-presidente del Tribunal Constitucional y del Tribunal Supremo lo dicen. Estos tipos penales no encajan para nada con lo que sucedió.
¿Vamos a sufrir mucho estos meses?
Sí. Estamos sufriendo.
Queda la carta de los indultos
Las sentencias deberán llegar. Y, en cualquier caso, pueden ser recurridas en los tribunales europeos. La historia nos ha enseñado siempre que el que permite resolver un problema político no es encarcelar dirigentes políticos sino la negociación y el diálogo, que es lo que necesita el conflicto entre Catalunya y el Estado.
¿El principal objetivo del PDeCAT es la independencia de Catalunya?
El principal objetivo del PDeCAT es hacer de Catalunya un país mejor, más próspero, más rico, más justo, moderno. La independencia es, sencillamente, un instrumento al servicio de este objetivo. La independencia, la autonomía, el autogobierno son instrumentos al servicio de una sociedad mejor.
Usted dice que siempre ha sido independentista. ¿La mejor vía para acceder a esta independencia es la eslovena?
La mejor vía es la catalana, que es una vía pacífica, democrática, que parte de la complejidad social y demográfica del país. Es la vía en la que tenemos que persistir. De los Balcanes poco podemos aprender.
El Consell per la República que se presentó en Bruselas propone que se recojan firmas para echar a España de la Unión Europea. ¿Lo suscribe?
No conozco al detalle esta iniciativa pero insisto en que tenemos que encontrar la solución al conflicto político a través del diálogo y la negociación. Esto significa denunciar la represión y, lógicamente. La anomalía judicial que estamos viviendo, pero teniendo muy claro que hay diálogo y negociación. Esto significa mucho coraje y audacia para que este diálogo resuelva la situación.
Piden que Pedro Sánchez haga una propuesta de solución. ¿Qué tipo de propuesta puede hacer que sea suficiente para ustedes y que no pase por aceptar el derecho a la autodeterminación?
Pedro Sánchez dice algunas cosas interesantes. Dice que el problema es político, que el origen está en la sentencia del Tribunal Constitucional contra el Estatuto del año 2010, remarca la anomalía que tenemos un Estatuto vigente que no es lo que votamos los catalanes, y concluye que el problema debe resolverse votante. Estamos de acuerdo con estos planteamientos pero decimos que, además, hay un 47%, casi un 48% de los catalanes que defendemos la independencia. Tanto legítima es esta opción como la del 25% que defiende la reforma del Estatuto o la del 25% que defiende que se mantenga el statu quo ‘.
Sobre esta realidad, seamos capaces de construir una propuesta política que permita a los catalanes decidir sobre estas opciones. El marco constitucional, si se interpreta de manera abierta y progresista, permitiría una consulta de estas características. La siguiente cuestión sería qué obligaciones tendrían las partes en función de los resultados. Si la mayoría de los catalanes en un referéndum en que hubiera varias opciones optara por la independencia, ¿a qué obligaría al Estado y a qué obligaría a Catalunya?. Un primer paso sería reconocer que la solución necesita terminar pasando por algún tipo de consulta a la ciudadanía, en base a las diversas opciones que se plantean políticamente
¿Cuál sería la mejor pregunta que se debería hacer en esta consulta?
Hay muchas preguntas posibles a plantear. Lo que tenemos que ver es si las preguntas a plantear responden de verdad a las corrientes que existen en la sociedad catalana y es muy evidente que la corriente que hoy suscita más apoyo es la que está a favor de la independencia. No podemos pretender buscar una solución obviando que lo que es más poderoso es la demanda del Estado propio, de la independencia.
¿Tenemos por delante una Navidad llena de discusiones en las cenas y encuentros familiares de estos días?
En mi caso, no, porque mi familia es mayoritariamente soberanista. Por suerte, la inmensa parte de las familias de Catalunya este debate se vive con preocupación, con inquietud pero no con crispación.


